08 diciembre 2021

Oraciones a san José (2)

Oración a San José, Patrono de la Iglesia Universal (León XIII - 1885)

¡Oh bienaventurado José! a quien Dios eligió para cumplir la misión de padre con respecto a Jesús, Dios os hizo esposo castísimo de María siempre virgen y jefe de la Sagrada familia en la tierra, el Vicario de Cristo os eligió como Patrono y Abogado de la Iglesia Universal fundada por el mismo Cristo Nuestro Señor; con la mayor confianza, imploro vuestro auxilio poderosísimo en favor de esta misma Iglesia que lucha en la tierra.

Proteged, os suplico, con solicitud particular y amor verdaderamente paternal y ardiente, al Romano Pontífice, a todos los obispos y sacerdotes unidos a la Santa Sede de Pedro. Sed el defensor de todos los que sufren para salvar las almas en medio de las angustias y adversidades de esta vida. Haced que todos los pueblos se sometan espontáneamente a la Iglesia, que es el medio absolutamente necesario para conseguir la salvación.

Tened también la amabilidad de aceptar y recibir, queridísimo San José, la entrega de mi ser que yo os hago plena y totalmente. Me consagro a vos, a fin de que queráis ser siempre para mí un padre, un protector y un guía, en el camino de la salvación. Obtenedme una gran pureza de corazón, un amor ardiente a la vida interior. Haced también que yo siga vuestros ejemplos y dirija todas mis acciones a la mayor gloria de Dios uniéndolas a los afectos del Divino Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de la Virgen Madre. Finalmente, rogad por mí, a fin de que pueda participar de la paz y del gozo que vos tuvisteis muriendo tan santamente. Amén.

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Oración de la mañana a San José

Glorioso san José, todopoderoso cerca de los Corazones de Jesús y María, concedednos vuestra protección al comenzar este día, a fin de que, cuando venga la noche, dirijamos con un corazón puro nuestras acciones de gracias a la Divina Majestad. Recordad que fuisteis en la tierra el jefe de la Sagrada Familia, alcanzad el pan para los que tienen hambre, un techo para los que carecen de él, la paz y la prosperidad para los que os invocan. Acordaos también de que sois el Patrono de la Iglesia Católica. Que, por vuestra intercesión de nuestro Papa, nuestros cardenales, nuestros obispos, que todos aquellos que sirven a la causa de Pedro, se beneficien con las gracias que necesitan en el cumplimiento de su misión.

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Para obtener una vida santa y una buena muerte (San Pío X -1906)

¡Oh, José! Padre virginal de Jesús, purísimo esposo de la Virgen María, rogad cada día por nosotros a Jesús, el Hijo de Dios, a fin de que, provistos con la armas de su gracia, y luchando como se debe en la vida, seamos coronados por Él en la muerte.

¡Jesús, María y José, os doy el corazón y el alma mía! ¡Jesús, María y José, asistidme en mi última agonía! ¡Jesús, María y José, con vos descanse en paz el alma mía!

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Para pedir la gracia de una buena muerte

San José, padre nutricio de Nuestro Señor Jesucristo, padre tan rico en gracias, esposo de la bienaventurada Virgen María, toda vuestra vida fue santa y justa, por eso ningún temor podía turbar, en el momento de la muerte, vuestro deseo del cielo. San José, especial patrono de los moribundos, os encomendamos nuestra última hora aquí abajo. Cuando nuestra alma tenga que abandonar este mundo, implorad para nosotros, en unión con María, vuestra santa Esposa y nuestra Madre, la gracia de vuestro Hijo divino a fin de que, provistos de una fe firme, una esperanza inconmovible y una caridad ardiente, podamos vencer las tentaciones del enemigo maligno y entregar nuestra alma en la paz más dulce, en las manos del Padre, después de haber recibido dignamente a Jesús en la Santísima Eucaristía. Amén.

(del libro "Id a José" de la Abadía San José de Clairval: https://www.clairval.com/index.php/es/)


 

01 diciembre 2021

Oraciones a san José (1)

Oración de san Francisco de Sales

Glorioso san José, esposo de María, otorgadnos vuestra protección paternal; os lo suplicamos por el Sagrado Corazón de Jesucristo. Vos, cuyo poder infinito abarca todas nuestras necesidades y puede hacernos posibles las cosas más imposibles, abrid vuestros ojos de Padre a las necesidades de vuestros hijos. En los trastornos y las penas que nos agobian, recurrimos a vos con confianza; dignaos tomar bajo vuestra caritativa protección este asunto importante y difícil, causa de nuestras inquietudes. Haced que su resolución feliz redunde en gloria de Dios y en el bien de sus amantes siervos. Amén.

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Oración de San Pío X a san José, modelo de los obreros

Glorioso san José, modelo de todos los que se consagran al trabajo, otorgadme la gracia de trabajar con espíritu de penitencia por la expiación de mis numerosos pecados; de trabajar en conciencia, anteponiendo el culto del deber a mis inclinaciones; de trabajar con reconocimiento y con alegría, considerando como un honor poder emplear y desarrollar mediante el trabajo los dones recibidos de Dios; de trabajar con orden, paz, moderación y paciencia, sin retroceder jamás ante el agotamiento y las dificultades; de trabajar sobre todo con pureza de intenciones y con desapego de mí mismo, teniendo siempre presente la muerte y que tendré que dar cuenta del tiempo perdido, de los talentos inutilizados, del bien omitido y de las vanas complacencias en el éxito, tan funestas para la obra de Dios. ¡Todo sea por Jesús, todo por María, todo por imitaros, patriarca José! Este será mi lema en la vida y en la muerte. Amén.

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Oración a san José (sobre todo, para el mes del Rosario)

A ti, recurrimos en nuestras tribulaciones, ¡oh bienaventurado san José! Y después de implorar el socorro de tu Santísima Esposa, pedimos también confiadamente tu patrocinio. Por el afecto que te unió con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y por el amor paternal con que trataste al Niño Jesús, te suplicamos que nos auxilies para llegar a la posesión de la herencia que Jesucristo nos conquistó con su sangre, nos asistas con tu poder y nos socorras en nuestras necesidades. Protege, ¡oh prudentísimo guardián de la Sagrada Familia! a la estirpe elegida de Jesucristo. Presérvanos ¡oh padre amantísimo! de toda mancha de pecado y corrupción; asístenos desde lo alto del cielo ¡oh poderosísimo libertador nuestro! en nuestro combate contra el poder de las tinieblas; y, así como libraste en otro tiempo al Niño Jesús del peligro de la muerte, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad. Concédenos tu perpetua protección, a fin de que, animados por tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar la eterna felicidad en el cielo. Amén.

(del libro "Id a José" de la Abadía San José de Clairval: https://www.clairval.com/index.php/es/)


 

27 noviembre 2021

Una pequeña cruz de metal sobre una cruz de madera

La verdad es que impresiona rezar ante la cruz profanada de Irak que estos días tenemos el regalo de venerar en nuestra parroquia. La hemos acogido con inmenso aprecio, llegada de la mano de nuestros jóvenes que a su vez la recibieron de nuestro obispo D. Ginés en la pasada OCEO (Oración con el Obispo) del viernes 12 de noviembre en la Catedral de Getafe.

Vista desde fuera no es más que una pequeña cruz de metal sobre una cruz de madera. Aparentemente es eso. Pero es mucho más: es el símbolo más hermoso que hay en el mundo del Amor más grande que jamás habrá, el de nuestro Dios entregándose en la cruz por nosotros. Y es una reliquia que está indisolublemente asociada a nuestros hermanos cristianos que, allende nuestras fronteras, llegan a dar incluso la vida por manifestar su fe en Aquel que murió en esa cruz por ellos y que ahora está vivo. Como me comentaba una hermana de la parroquia: "Si esa cruz hablara... cuánto sufrimiento de nuestros hermanos ha visto...". Y cuántos frutos de fidelidad...

Contemplar esta pequeña cruz, con esa apariencia de sencillez y pobreza, me lleva a pensar sobre nosotros, los cristianos. Realmente somos así de pobres, como ella. Somo portadores de un Tesoro en vasijas de barro. Desde fuera no siempre es fácil ver la grandeza de la VIDA que nos habita, la mayor parte de las veces porque parece que nos empeñamos en ocultarla con nuestras miserias. Somos así de pobres.

Pero lo cierto es que también somos portadores de Cristo. Y cuando somos capaces de mirar más allá de esa "primera capa" de barro vemos a todo un Dios manifestado su obra. Con delicadeza, con ternura, sin forzar nuestro ritmo.

Cuando somos capaces, por su Misericordia, de mirar más allá de la pobreza de la cruz, vemos el Rostro de Cristo Vivo. Y qué Rostro más bello...


24 noviembre 2021

Beato Hermano Andrés, del Oratorio San José de Montreal

Homilía de Juan Pablo II, con ocasión de la beatificación del Hermano Andrés, el 23 de mayo de 1982 (AAS, 74, P. 825)

Veneramos en el beato Hermano Andrés Bessette a un hombre de oración y a un amigo de los pobres, pero de un estilo, a decir verdad, sorprendente.

La obra de toda su vida, su larga vida de noventa y un años, es la de un servidor pobre y humilde: Pauper, ser vus et humilis, como se escribió sobre su tumba. Trabajador manual hasta los veinticinco años, en la granja, en el taller, en la fábrica, entra luego en los Hermanos de la Santa Cruz que le confían, durante casi cuarenta años, el cargo de portero en su colegio de Montreal, y finalmente, durante casi otros treinta años, permanece como custodio del Oratorio san José en las proximidades del colegio...

¿De dónde le viene entonces su prestigio inaudito, su renombre ante millones de personas? Diariamente una multitud de enfermos, afligidos, pobres de toda clase, discapacitados o heridos por la vida, encontraban en él, en el locutorio del colegio, en el Oratorio, acogida, escucha, consuelo y fe en Dios, confianza en la intercesión de san José, en suma, el camino de la oración y de los sacramentos y con ello la esperanza y a menudo el alivio manifiesto del cuerpo y del alma. De igual modo ¿los pobres de hoy no tendrían necesidad de un amor semejante, de una esperanza igual y de una similar educación en la oración? Pero ¿qué es lo que le capacitaba para esto al Hermano Andrés?

Dios se complació en dotar de un atractivo y un poder maravillosos a este hombre sencillo, que, en sí mismo, había conocido la miseria de ser huérfano entre doce hermanos y hermanas, se había quedado sin dinero, sin instrucción, con una salud precaria, en una palabra, des provisto de todo, menos de una gran confianza en Dios. No es sorprendente que se haya sentido muy próximo a la vida de san José, el trabajador pobre y desterrado, tan familiar del Salvador, que Canadá y especialmente la Congregación de la Santa Cruz siempre han honrado mucho. El Hermano Andrés debió soportar la incomprensión y la burla a causa del éxito de su apostolado. Pero él se mantenía sencillo y jovial. Acudiendo a san José y delante del Santísimo Sacramento, él mismo practicaba, durante largos ratos y con fervor, en nombre de los enfermos, la oración que les enseñaba. ¿Su confianza en la virtud de la oración no es una de las enseñanzas más preciosas para los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, tentados de resolver sus problemas sin Dios?

(del libro "Id a José" de la Abadía San José de Clairval: https://www.clairval.com/index.php/es/)


17 noviembre 2021

¡Gracias, san José!

MARÍA REPETTO (beatificada por el Papa Juan Pablo II en 1998) había nacido el 5 de enero de 1807 en Voltaggio, al norte de Génova. A los veintidós años, entre en el convento de las Hijas de Nuestra Señora del Refugie en Bisagno. Siendo de salud precaria, la emplean en la costura, luego pasa a la enfermería y finalmente a la portería.

Como portera, manifiesta su gran devoción a san José; a los visitantes, les aconseja acudir al Esposo de María. Si alguien viene al locutorio a pedirle consejo y ayuda, ella pide al visitante que espere un instante, luego va a rezar delante de la estatua de san José en el corredor inmediato. Después de un momento, regresa y da la respuesta esperada.

En otra ocasión, una esposa pide a la Hermana oraciones por su marido condenado a la ceguera. La religiosa le aconseja rezar a san José, luego va a su habitación y coloca mirando a la pared el cuadro del santo Patriarca a la par que le dice : «Probad un poco, vos también, lo que es estar a oscuras».

Al día siguiente, la mujer vuelve y anuncia que su marido recobró la vista. Enseguida, la Hermana María corre a su habitación a dar la vuelta al cuadro y dice: «¿Os habéis dado cuenta de lo que es permanecer en la oscuridad?». Luego, con sencillez, añade: «i Gracias, San José!».

(del libro "Id a José" de la Abadía San José de Clairval: https://www.clairval.com/index.php/es/)


10 noviembre 2021

Gracias sean dadas a san José

Gracias a la amabilidad de los bienhechores que prestan sus camiones por turno, las Hermanitas de los Pobres de la casa de Amiens (Francia) hacen colectas abundantes en el campo. Un miércoles, día dedicado a san José, previenen a la Superiora que su gira será más larga y probablemente no volverán antes de las seis de la tarde. He aquí que al mediodía están de vuelta. Desde la segunda granja el camión se ha llenado: hay que descargar rápido y volver a salir sin tardanza hacia otras granjas donde los están esperando.

«Está bien – dice el chófer – pero mi patrón no contaba con dos viajes de ida y vuelta y no cargué el combustible necesario.

– No se preocupe, responde la Hermanita, voy a buscar un bidón, mida por favor para ver cuánto necesita.»

El chófer introduce la varilla en el tanque y se queda estupefacto: está lleno como al partir, a pesar de los km ya recorridos. Este prodigio lo emocionó hasta tal punto que rechazó cargar el bidón de gasóleo que le proponían llevar por precaución. Efectivamente, el contenido del tanque aseguró sin inconveniente alguno el segundo trayecto. ¡Gracias sean dadas a san José!

(del libro "Id a José" de la Abadía San José de Clairval: https://www.clairval.com/index.php/es/)


 

03 noviembre 2021

La bondad de san José

Por doquier el querido san José manifiesta su bondad.

Una pequeña árabe que había perdido a sus padres, había crecido como una hierba silvestre, sin encontrar afecto alguno. Las personas que la habían recogido la hacían trabajar sin darle mucho alimento. Era golpeada constantemente, por lo que se ponía más insoportable. Varias veces se había escapado, pero la habían atrapado. Llegó un día en que, no aguantando más, decidió arrojarse a un pozo en pleno campo.

Tiró sus sandalias al agua, para no dejar rastros. En el momento en que iba a tirarse, oyó unos pasos detrás de ella. Se dio la vuelta y vio a un hombre que le dijo: "¡Aun con todo, eso jamás!". Le devolvió sus sandalias y le dijo: "Ve, yo te ayudaré ", luego desapareció. La niña partió a la aventura. Cerca de una ciudad, fue acogida por un grupo de jóvenes que trabajaban en un campo. Le dieron de comer porque estaba hambrienta.

Al visitar su casa, la pequeña se detuvo emocionada delante de una estatua diciendo: "Es el Señor que me dijo: "¡Ve, yo te ayudaré!". Era una estatua de san José, y la casa era la del Buen Pastor. La niña quiso conocer quién era ese señor que ella había visto y que volvía a encontrar en ese momento. Después de san José, y con él, descubrió a la Santísima Virgen María, y luego a Jesucristo y a la Iglesia.

Al Bautismo le siguió la vocación religiosa y la toma de hábito con el nombre de hermana Magdalena de san José. Fue a reunirse con su Protector después de muchos años de vida feliz en la verdadera fe.

(del libro "Id a José" de la Abadía San José de Clairval: https://www.clairval.com/index.php/es/)