07 agosto 2022

Y Él esperando dentro...

Esta mañana he ido a misa en mi pueblo. Me encontraba sola, rezando, esperando que llegara el sacerdote.

En mi pueblo normalmente no se tocan las campanas hasta que él llega y la gente no viene a la iglesia hasta que las tocan. El pueblo es pequeño, en 2 minutos a lo sumo llegas al templo desde la parte más lejana; así que, mientras el sacerdote se reviste, se van sentando en los bancos, mientras aprovechan para saludarse y contarse las últimas novedades.

Antes de entrar a la iglesia, el anciano del pueblo encargado de la llave me había dicho que algunas personas le habían comentado que querían ir a misa pero que cambiarla a las 13h en agosto era muy tarde, y que también faltarían algunas mujeres (como su esposa) porque había que preparar la comida a esas horas...

Mientras rezaba sola, en la oscuridad, escuché a personas fuera (la puerta estaba abierta) que se encontraban, saludaban, comentaban, reían... Reconocí algunas voces, de unos primos lejanos que son Testigos de Jehová. Evidentemente, ellos no iban a entrar a misa...

En diálogo con el Señor sobre todas estas personas que no vendrían, me han resonado con fuerza estas palabras del p. Leocadio...

Si estas almas supieran que dentro les esperaba el Pan de Vida Eterna...