24 febrero 2021

La Trinidad en la tierra

Hoy vamos a hablar de “La Trinidad en la tierra” de la mano de San Leonardo de Puerto Mauricio:

«No está en el poder de una lengua mortal expresar el sumo honor al cual fue elevado nuestro Santo, recibiendo por esposa a Aquella que apareció en el mundo como aurora naciente, y que, creciendo siempre de virtud en virtud, se hizo una rica dote que entregó a San José su esposo... La augusta Virgen no quiso otras condiciones en el contrato matrimonial sino que su esposo fuera en todo y para todo semejante a Ella, y en la pureza de costumbres y por la pureza del alma. Y si el contrato pasó en cierto modo por las manos del mismo Espíritu Santo, ¿quién podría creer que la Santísima Virgen no haya sido escuchada y que San José no haya sido enriquecido con dones, cualidades y virtudes semejantes en todo a las de María? “Dios, dice San Bernardino de Siena, no pudo unir al alma de una Virgen tan grande más que una operación y una virtud muy semejantes a ella”.

La más bella prerrogativa de José, como Esposo de María, es que, por esa razón, es considerado y honrado como jefe de esta Santa Familia, que un autor no temió en llamar trinidad terrestre. “Yo querría, os diré con el piadoso Gerson, ser lo suficientemente elocuente como para describiros aquí esta admirable trinidad de Jesús, José y María…”

¡Jesús, María, José! Eran tres, y sin embargo parece que no eran más que uno: uno en una unidad tan maravillosa, unidad que de tres no hacía sino uno, y que sin embargo, permanecían tres...

¡Honrad pues con frecuencia a esta trinidad que fue visible para nosotros sobre la tierra: ¡Jesús, José, María! Grabad en vuestro corazón, en letras de oro, esos tres nombres celestiales, pronunciadlos a menudo, escribidlos en todos lados: ¡Jesús, José, María!...

¡Repetid muchas veces al día esos nombres sagrados y que estén también en vuestros labios en el último suspiro!».

(del libro "Id a José" de la Abadía San José de Clairval: https://www.clairval.com/index.php/es/)