Comenzamos un recorrido por el testimonio de familias que participan en
los Encuentros de Familias Invencibles en España, una realidad que comenzó hace
19 años y que va creciendo impulsada por las alas del Espíritu Santo, ayudando
a sanar y restaurar los lazos familiares y personales de todos aquellos que
pasan por sus Encuentros. Este año el Encuentro ha tenido lugar en Castellón, desbordándose
el número de participantes: 85 familias de distintos tamaños y más de 300
participantes. Si quieres conocer un poco más la realidad de Familias
Invencibles, puedes entrar en su web: Familias Invencibles.
Comenzamos estos testimonios con Pilar Araguás y Antonio Wagener que,
junto con sus hijos, participaron en el primer Encuentro y después llevaron
esta preciosa realidad a la zona donde viven, surgiendo así los primeros
encuentros de familias por zonas geográficas de referencia.
Nos llamamos Familias Invencibles
porque creemos en el poder de quien nos ha llamado a ser familias y nos
sostiene, nos acompaña, nos fortalece, etc. Ese es Jesucristo.
¿Debería ser Familias Invencibles
en Cristo? Quizá. Lo acortamos por ser más fácil y provocador… y de ese modo lo
explicamos y asumimos. Porque nuestro Dios es poderoso, invencible y estamos
seguros de Él; nosotros no tememos a ninguna circunstancia, es Él quien vence.
Entre nosotros hay familias que
han pasado, o están pasando, por momentos muy duros de enfermedad, muerte de un
miembro, de infidelidad, hijos con dificultades, problemas económicos o de
relación, de aburrimiento o sin sentido… pero que se han agarrado a Cristo y no
se han rendido.
Vamos, familias cristianas
normales que saben “de Quién se han
fiado”, como dice san Pablo.
Comenzó con una convivencia de
familias en Allariz (Orense) en el verano de 2001, en la que descubrimos que
era posible el disfrutar todos juntos de unos días con el Señor. Nuestros hijos
se integraron muy bien, rezamos juntos, jugamos, cantamos, evangelizamos,
aprendimos cosas importantes para nuestra familia, nos divertimos y salimos muy
reforzados en nuestra vocación. Salimos tan contentos como aquel de la parábola
que se encontró un tesoro en el campo. Recibimos un toque especial del Señor
para nuestra familia y una llamada a extenderlo; es el evangelio de la familia.
¿Cómo nos organizamos?
Somos una fraternidad de familias
cristianas, no tenemos obligaciones ni cuotas. Redactamos unos principios por
los que nos sentimos más identificados y que hemos presentado a las diócesis
donde hay grupos o hemos celebrado encuentros. También en algunas diócesis que
nos lo han pedido. Cuando nos conocen los obispos y los delegados de pastoral
familiar nos reciben muy bien.
Organizamos y participamos en
encuentros de familias en distintas zonas de España -y en Frankfurt- y nos
reunimos con regularidad las familias de una misma zona (aproximadamente una
vez al mes). Cada grupo tiene bastante autonomía y se organiza según su
creatividad y capacidades.
Hay mucha participación y
servicio por parte de las familias integrantes de cada grupo.
Los grupos son muy abiertos, se
reúnen en casas, parroquias, etc. Lo que se aprende y celebra en el grupo se ha
de vivir en casa. Nos ayuda mucho a vivir nuestra vocación y a no aislarnos.
En el último año nos integramos
en el CHARIS España (Servicio Internacional de Renovación Carismática Católica)
“Familia, sé lo que eres”, decía San Juan Pablo II. No tenemos
mayores pretensiones pastorales que vivir como verdaderas familias cristianas
allí donde estemos, y con las circunstancias que vivamos. Y así se da la
oportunidad de acoger y querer a familias con muchas heridas y cargas. Acogemos
y tratamos de acompañarnos unas familias a otras tal y como venimos, con
nuestras carencias y talentos.
Para nuestra formación utilizamos
todo el Magisterio de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia que vamos
conociendo, así como la Palabra de Dios.