12 octubre 2019

Testimonios de familias Invencibles - Pilar y Antonio (1)

Comenzamos un recorrido por el testimonio de familias que participan en los Encuentros de Familias Invencibles en España, una realidad que comenzó hace 19 años y que va creciendo impulsada por las alas del Espíritu Santo, ayudando a sanar y restaurar los lazos familiares y personales de todos aquellos que pasan por sus Encuentros. Este año el Encuentro ha tenido lugar en Castellón, desbordándose el número de participantes: 85 familias de distintos tamaños y más de 300 participantes. Si quieres conocer un poco más la realidad de Familias Invencibles, puedes entrar en su web: Familias Invencibles.

Comenzamos estos testimonios con Pilar Araguás y Antonio Wagener que, junto con sus hijos, participaron en el primer Encuentro y después llevaron esta preciosa realidad a la zona donde viven, surgiendo así los primeros encuentros de familias por zonas geográficas de referencia. 

¿Por qué nos llamamos así y cómo nacimos?

Nos llamamos Familias Invencibles porque creemos en el poder de quien nos ha llamado a ser familias y nos sostiene, nos acompaña, nos fortalece, etc. Ese es Jesucristo. 

¿Debería ser Familias Invencibles en Cristo? Quizá. Lo acortamos por ser más fácil y provocador… y de ese modo lo explicamos y asumimos. Porque nuestro Dios es poderoso, invencible y estamos seguros de Él; nosotros no tememos a ninguna circunstancia, es Él quien vence.

Entre nosotros hay familias que han pasado, o están pasando, por momentos muy duros de enfermedad, muerte de un miembro, de infidelidad, hijos con dificultades, problemas económicos o de relación, de aburrimiento o sin sentido… pero que se han agarrado a Cristo y no se han rendido.

Vamos, familias cristianas normales que saben “de Quién se han fiado”, como dice san Pablo.

Comenzó con una convivencia de familias en Allariz (Orense) en el verano de 2001, en la que descubrimos que era posible el disfrutar todos juntos de unos días con el Señor. Nuestros hijos se integraron muy bien, rezamos juntos, jugamos, cantamos, evangelizamos, aprendimos cosas importantes para nuestra familia, nos divertimos y salimos muy reforzados en nuestra vocación. Salimos tan contentos como aquel de la parábola que se encontró un tesoro en el campo. Recibimos un toque especial del Señor para nuestra familia y una llamada a extenderlo; es el evangelio de la familia.

¿Cómo nos organizamos?

Somos una fraternidad de familias cristianas, no tenemos obligaciones ni cuotas. Redactamos unos principios por los que nos sentimos más identificados y que hemos presentado a las diócesis donde hay grupos o hemos celebrado encuentros. También en algunas diócesis que nos lo han pedido. Cuando nos conocen los obispos y los delegados de pastoral familiar nos reciben muy bien.

Organizamos y participamos en encuentros de familias en distintas zonas de España -y en Frankfurt- y nos reunimos con regularidad las familias de una misma zona (aproximadamente una vez al mes). Cada grupo tiene bastante autonomía y se organiza según su creatividad y capacidades.

Hay mucha participación y servicio por parte de las familias integrantes de cada grupo.

Los grupos son muy abiertos, se reúnen en casas, parroquias, etc. Lo que se aprende y celebra en el grupo se ha de vivir en casa. Nos ayuda mucho a vivir nuestra vocación y a no aislarnos.

En el último año nos integramos en el CHARIS España (Servicio Internacional de Renovación Carismática Católica)

“Familia, sé lo que eres”, decía San Juan Pablo II. No tenemos mayores pretensiones pastorales que vivir como verdaderas familias cristianas allí donde estemos, y con las circunstancias que vivamos. Y así se da la oportunidad de acoger y querer a familias con muchas heridas y cargas. Acogemos y tratamos de acompañarnos unas familias a otras tal y como venimos, con nuestras carencias y talentos.

Para nuestra formación utilizamos todo el Magisterio de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia que vamos conociendo, así como la Palabra de Dios.