24 diciembre 2018

Invitación de Adviento - 4ª semana

Ya estoy en la entrada del portal.

Por un momento me pregunto cuál es mi lugar en el portal. Empiezo a analizarme y a analizar las circunstancias que me rodean. Viendo cómo está mi corazón y mi vida, me considero poco más que el hedor que a veces se siente, proveniente de los animales.

Si me miro bien, no encuentro en mí ninguna dignidad para penetrar más allá de donde me encuentro.

Pero escucho una voz en lo profundo de mi corazón. Una voz que me habla de Amor y Misericordia, que me ama en lo profundo de lo que soy, y tal y como soy y estoy. Y que me invita a entrar más allá, a ir más allá de mis límites y mis pobrezas...

Ha llegado el momento de dejar de hacer preguntas. Ha llegado el momento de dejar de analizar y comparar. 

Ha llegado el momendo de hacer silencio. De postrar mi corazón ante este Dios que encuentro, Amante silencioso, envuelto en pañales y recostado en un pesebre. 

Sí, ha llegado el momendo de adorar, de amar, de estar. Que la música y el canto que brotan de mi corazón sean sólo para Él.

Sí, es el momento de estar sencillamente en intimidad con Él, dejándome amar por este Dios que me ama tanto que se ha hecho Niño por mí.

Y entro... Y me dejo agarrar por el Emmanuel, Dios con nosotros. En el silencio de su Amor, no hace falta hablar. Sé que Él nunca me soltará. Y yo no me quiero soltar..

"Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su Misericordia" (Salmo 118, 1)

Canción: Silencio de Amor
Autor: Kiki Troia
https://youtu.be/BUH7pfnGfIQ



17 diciembre 2018

Invitación de Adviento - 3ª semana

Voy camino de Belén. Atrás he dejado el mundo limitado que conozco y me abro, con incertidumbre pero con una enorme expectación, a lo que está por delante.

Sigo escuchando coros de ángeles que cantan la Gloria de Dios. Pero más fuerte aún es el latido de mi corazón. El mensaje decía que encontraría un niño. Un niño... Envuelto en pañales y recostado en un pesebre (cfr. Lucas 2, 12)

¿El Salvador del mundo, Dios con nosotros... en un pesebre? Este Dios que creí conocer se me revela de un modo totalmente distinto, completamente inesperado. Voy andando deprisa y pensando que, tal vez, es el momento de dejar caer en este camino que recorro esos viejos esquemas que llevo conmigo demasiado tiempo.

¿Y si me dejo sorprender? ¿Y si me dejo alcanzar por la novedad de este Dios-Amor que viene a mí y se me quiere revelar de un modo nuevo, que me quiere llevar a una vida nueva?

Ya estoy muy cerca de la ciudad. No sé muy bien cómo, pero mis compañeros y yo sabemos a dónde debemos dirigirnos. Alguien, en lo profundo de nuestro corazón, nos va guiando con una certeza sin igual.

Nos vamos acercando al lugar. Y hay gente. En medio de la oscuridad, con una ligera claridad al fondo, se ven sombras variadas de personas. Y también de algunos animales. Me adentro entre ellas. Y miro sus rostros. No sé por qué, pero estoy seguro de que mi rostro refleja lo que veo en los suyos. No son desconocidos, somos una familia. Les siento hermanos míos, hijos de un mismo Padre... y hermanos... Hermanos... ¿en quién? De nuevo esta certeza en el interior de algo que aún desconozco.

Y de mi corazón brota una canción de amor. Dejo que fluya, porque es una oración que sale de lo profundo de mis entrañas...


Canción: Darme
Autor: Pablo Martínez (interpretada con Maru Galassi)



11 diciembre 2018

Invitación de Adviento - 2ª semana

Ya estamos en la segunda semana de Adviento. En la primera semana escuchamos en nuestro corazón la invitación para acercarnos al portal. Hoy os invito a sentiros como uno de esos pastores que cuidaban los rebaños en las afueras de las ciudades. 


Me encuentro a la intemperie. Pasando la noche junto con el rebaño. Estoy en las periferias, allí donde sólo están los que son como yo. Tengo un trabajo que pocos quieren, porque implica ser y sentirme excluido de la sociedad al no poder seguir los cultos religiosos en la sinagoga. Al no poder cumplir todas las indicaciones para lo que algunos consideran una "vida digna". A los ojos de muchos he sido rebajado, menospreciado, excluido de sus corazones.

La noche es fría. Me cubro con la manta, intentando tapar todos los huecos que pueda haber para que no entre el relente de la noche. Miro a lo alto y veo un cielo limpio y lleno de estrellas. Tal vez pienso en mi familia, que está lejos, física o emocionalmente. O en mis amigos, los que están y los que estuvieron. O en aquellas situaciones que he vivido y que se me han escapado entre las manos. Algunas me sacarán una sonrisa, otras me harán sentirme triste.

Aunque tengo algunos compañeros, en el fondo me siento solo. En las periferias de Belén. Es una soledad que ya he experimentado no puede llenar ninguna compañía. Es un hambre profunda de algo más.

Sé que, aunque a veces crea estar solo y desamparado, nunca estoy solo. El Padre está conmigo (cfr. Juan 16, 32). Me entere o no me entere, Él está. Sólo tengo que cerrar por un instante los ojos y sentir su abrazo de Amor y Misericordia. Y lo hago en esta noche. Quiero dejarme abrazar por Aquel que llena con su Presencia la inmensidad de este Cielo lleno de estrellas. Necesito dejarme abrazar por Él en lo más profundo.

Y algo ocurre. Una dulce melodía que me habla de una gran alegría. Una gran alegría para mí, para mis compañeros, para todo el pueblo.

Con asombro y cierto temor abro los ojos y me encuentro con un ser celestial, de esos de los que alguna vez he oído hablar en la sinagoga. Tan radiante, tan lleno de belleza. Pero no, no es el ángel, es la Gloria del Señor que me envuelve con su luz y su belleza. Y siento a mi Dios más cerca aún, un Dios que me invita a dar un paso más. Un paso en fe: "No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre" (Lucas 2, 10-12)

Un niño... ¡un niño! ¡El Salvador, Cristo el Señor se ha hecho niño y viene a mi encuentro! Y soy un invitado especial, que recibe el anuncio allí donde me encuentro, tal y como me encuentro. En mi pobreza, en mis periferias, en mi sentirme totalmente indigno por algo tan grande...

Y ahora, ¿qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer...? Sólo encuentro una respuesta: dejar que este gozo me invada, que esta gran alegría me levante de esta postración en la que estoy y me lleve con prisa, ¡a toda prisa!, a encontrarme con ese niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. No puedo hacer otra cosa...

Y corro, corro, mientras sigo escuchado cantar cantos celestiales que me hablan de la Gloria de Dios. Pero eso ya no me atemoriza, incluso ya no me importa igual, pues me he sentido abrazado en lo más profundo de mis entrañas por este Dios que me ama con locura y que me invita a algo más. Que me invita a ir más allá...


Canción: Donde quiera que te encuentres
Autora: Ester Hernández




03 diciembre 2018

Invitación de Adviento - 1ª semana

Y de repente... estamos en diciembre y hemos comenzado el Adviento. No me he dado ni cuenta de cómo hemos llegado ya a esta fecha, la vida vuela... Y, sin querer, al principio me vino el pensamiento: "un año más, ¿lo aprovecharé esta vez?". Pero no es "un año más". Es "el" año, "el" Adviento. Un Adviento muy especial, porque Cristo quiere cambiar nuestro corazón. El tuyo y el mío.

Y viene acompañado por una invitación también muy especial. ¿A qué? A acudir al portal de Belén, con ese corazón cambiado. Porque necesitamos encontrar nuestro lugar en medio de la historia de la Salvación de Dios que se hace Hombre y es reclinado en un humilde pesebre. Soy parte también de esta historia de Amor de Dios con la humanidad. ¿Qué estoy dispuesto a ofrecer a Dios en este Adviento? ¿Tal vez mi corazón, para que lata el suyo en medio de los hombres?

Hay muchas llamadas, muchos medios por los cuales Él nos invita a Belén.

¿Por quién o a través de qué soy llamado e invitado a ir a Belén? Por la estrella de oriente, por los ángeles, por los oráculos y profecías, por los pastores, por San José... 

¿Cuál es mi lugar en el portal? Un simple espectador, un invitado especial, alguien que invita a otros... soy un pastor, una oveja, las pajas que acogen a Jesús, la Virgen que le observa asombrada guardando todo en el silencio de su corazón...

Dios me invita a descubrir su llamada. A dejarme sorprender este año de un modo especial y a encontrar mi lugar en el portal. Y ante esta propuesta suya de abrirle el corazón para que lo transforme, sólo cabe una respuesta: "fiat". "Hágase".

Es esta una palabra muy especial. Se ha pronunciado cuatro veces a lo largo de la historia de la humanidad. Cuatro "fiat" con unas consecuencias impresionantes:

1. El fiat de Dios Padre, por medio del cual surgió todo lo creado. También lo pronunció sobre mi vida y vine a este mundo. No soy fruto del azar ni estoy lanzado al vacío del espacio: soy querido, soy anhelado, soy llamado a la vida por el "hágase" de Dios.

2. El fiat de la Virgen María en el hogar de Nazaret al ángel Gabriel, que llevó sus palabras en respuesta a la invitación amorosa de Dios. Y la consecuencia fue la Encarnación, el Hijo de Dios hecho Hombre en medio de nosotros por nuestra Salvación.

3. El fiat del Hijo de Dios, en Getsemaní, al comienzo de su Pasión. Un "hágase" que desencadenó la Redención de toda la humanidad. Y la tuya y la mía.

4. Y el 4º fiat... el que el Señor espera en mi vida. Para renovar todo mi existir, para cambiar mi corazón. Y con unas consecuencias también impresionantes, pues por medio de mi "hágase" Dios se sigue haciendo presente en medio del mundo. Y sin mí, sin mi , ya no es lo mismo.

Dios me invita a dejarme hacer estas cuatro semanas para acudir al portal con un corazón nuevo. Y sé, en lo profundo, que me lo juego todo. Aunque aún no sepa qué viene después, aunque puede que no entienda nada, aunque aún no sepa cuál es mi lugar en el portal, ¿le diré, por fin, fiat?


¿Le dirás fiat?

Canción: Así sea
Autor: Pablo Martínez
https://youtu.be/-fQ2ehwPb0g



26 noviembre 2018

Fin de año... ¿año nuevo?

Toda esta semana está envuelta en la celebración tan hermosa de Cristo Rey y en la perspectiva del cercano comienzo del Adviento.

Con el Adviento comienza el nuevo año litúrgico. Realmente la celebración del 31 de diciembre es algo "civil": cambiamos de número en el calendario. El "fin de año" verdadero de los cristianos es ahora. Y si el 31 es muy común hacer propósitos para el nuevo año, ¿por qué no hacerlos ahora y con mayor motivo?

Yo este año quiero centrarme en algo que he venido observando tiempo atrás. Personalmente me gusta el mundo de las nuevas tecnologías. Es cierto que veo (y a veces sufro) sus riesgos, sus deficiencias para una comunicación profunda y veraz, o su mala utilización. Pero creo que ha abierto a la humanidad a una riqueza en la comunicación globalizada que antes no teníamos. Y, bien usadas, eso es positivo.

Pero cada vez más echo de menos algo: la educación en las redes. Lo normal es que, cuando nos encontramos con alguien en persona o la llamamos por teléfono, lo primero que hagamos es saludar a esa persona. Incluso, de forma afectiva preguntar qué tal le va. Aunque sea algo tan sencillo como eso, nos humaniza y acerca al otro. 

Al principio, cuando comenzó todo el tema de la comunicación automática gracias a internet (desde el Messenger de Hotmail al actual Whatsapp o el resto de redes sociales) esto seguía siendo así. Pero he observado que cada vez es menos frecuente. Directamente escribimos un mensaje, entrando en la vida de la otra persona de sopetón, sin delicadeza y sin "pedir permiso" con un simple saludo cordial. Tengo que reconocer que me molesta mucho cuando esto ocurre, conmigo o con otras personas. Si estamos en medio de un intercambio por algún motivo concreto, en cierto modo lo entiendo, pues es continuar el hilo de una conversación. Pero me ha pasado mucho que alguien me escribe un mensaje después de un tiempo sin contacto (aunque sean días) sólo con una frase pidiendo algo, sin un saludo y un por favor delante, y un gracias después. En mi época se enseñaba que tratar a alguien de este modo es hacerlo sin respeto, sin valorarla con delicadeza y dándole órdenes.

Esto es lo que nos vende también la sociedad de hoy. No nos dejemos vencer. Como cristianos, dejemos que Cristo también reine en estos pequeños detalles. Hagamos sentir al otro con la dignidad que tiene como hijo de Dios. No le tratemos como cualquier "cosa" inmediata y a nuestro alcance.

Fijémonos en lo que nos dice el mismo Jesucristo en el Evangelio, sólo algunos ejemplos: "Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa" (Lucas 10, 5); "Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros" (Juan 20, 19b); "Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo" (Juan 20, 21). Jesús nos lo repite porque en esto también somos enviados.

O el ejemplo en la vida de la Virgen María: "...en cuanto Isabel oyó el saludo de María" (Lucas 1, 41)

Y San Pablo también nos habla de ello, entre otros en: "Saludaos unos a otros con el beso santo" (Romanos 16, 16); "Y sed también agradecidos" (Colosenses 3, 15)

Demos la vida también en estos pequeños detalles. ¿De qué sirve hacer grandes sacrificios si no nos cuidamos en lo pequeño? 

"Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva" (2 Corintios 5, 17)


Canción: Todo lo haces nuevo
Autores: Athenas y Tobías Buteler



19 noviembre 2018

Sanados y felices

"Moisés hizo partir del mar Rojo a Israel, que se dirigió hacia el desierto de Sur. Caminaron tres días por el desierto sin encontrar agua. Llegaron a Mará, pero no pudieron beber el agua de Mará, porque era amarga. Por eso se llamó aquel lugar Mará, El pueblo murmuró contra Moisés, diciendo: `¿Qué vamos a beber?´. Moisés clamó al Señor y el Señor le mostró un madero. Él lo echó al agua y el agua se volvió dulce" (Éxodo 15, 22-25)

Hay veces que pasamos etapas de desierto en nuestra vida. Incluso en la historia de la humanidad. Muchos dicen que ahora es una de esas épocas. Podemos leer sobre el tema en muchos sitios, por todas partes nos hablan de ello, así que no me voy a quedar ni a profundizar ahí.

Voy a profundizar en nuestro Señor, que es el único importante, el único que permanece vivamos lo que vivamos.

En el texto del libro del Éxodo que encabeza esta entrada, podemos descubrir muchas cosas hermosas. El pueblo de Israel, con Moisés a la cabeza, caminaba por el desierto sin encontrar agua. El agua, fuente de nuestra vida, sin la cual no podemos sobrevivir.

Y al final encontraron agua, en Mará, pero el agua era amarga. La palabra mará significa "amarga". Cuántas veces intentamos calmar nuestra sed bebiendo en "aguas" amargas, que no nos sacian o que llenan de podredumbre nuestras vidas. Y nos llevan a la amargura, a la murmuración, contra Dios, contra todo lo que nos rodea, incluso contra nosotros mismos. En nuestra época hay muchas de estas "aguas", pero tampoco me voy a quedar ahí.

Me quedo con lo que viene después en la Palabra de Dios: "Moisés clamó al Señor y el Señor le mostró un madero. Él lo echó al agua y el agua se volvió dulce". El madero... el madero salvó al pueblo. El madero, echado en medio de las aguas amargas, las volvió dulces. ¿A qué nos recuerda este madero? Sí... al madero donde fue clavado Aquel que es la salvación del mundo. Al madero de la Cruz donde todas nuestras amarguras, sufrimientos, muertes encontraron respuesta. El madero que hoy, abrazado (abrazados a Aquel que en él cuelga), convierte en dulzura todas nuestras podredumbres, todas nuestras tristezas, todas nuestras amarguras... y a cambio nos llena de la dulzura de la esperanza, de la paz, de la vida, que es vida eterna.

"Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?" (Mateo 16, 24-26)

De qué nos servirá, tú que me lees... ¿de qué nos servirá? ¿De qué te servirá?

Y ahora a lo mejor te preguntas cómo es aquello de "perder" la vida por el Señor. La Palabra de Dios nos sigue dando la respuesta: "Si escuchas (es decir, tú y yo) atentamente la voz de Yahvé, tu Dios, y haces lo recto a sus ojos, y obedeces sus mandatos y guardas todos sus preceptos (...); porque yo soy Yahvé, el que te SANA" (Éxodo 15, 26)

Fíjate en los verbos, nos dan la clave:

- ESCUCHA atentamente.
- HAZ lo recto.
- OBEDECE sus mandatos.
- GUARDA todos sus preceptos.

El Señor no para de repetirnos siempre las mismas cosas: "Ahora Israel (es decir, de nuevo tú y yo), ¿qué te pide el Señor, tu Dios, sino que temas (este temer no es "miedo", es amar tan profundamente al Señor que no deseas desagradarle ni ofenderle) al Señor, tu Dios, siguiendo todos sus caminos, y que le ames y que sirvas al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, observando los preceptos del Señor y los mandatos que yo te mando hoy, para que seas FELIZ?" (Deuteronomio 10, 12-13)

¿Y cuál es la conclusión de ambos textos? Que Dios es el que te SANA y el que te hace FELIZ.

¿Queda algo más por decir...? Sí, lo que Él nos tenga que decir. Vayamos a sus pies a escuchar...

Canción: Una luz
Autor: Jonatan Narváez
Intérprete: Verónica Sanfilippo
https://youtu.be/RUz_f4LS-ew



13 noviembre 2018

Dos corazones en el Corazón de Cristo (7ª y última parte)

Reencuentro en Paray-le-Monial

Expulsado de Inglaterra, y después de pasar por distintos lugares, el padre Claudio llega a Paray de paso camino a Lyon. En el convento, el padre habló largo y tendido con Margarita María... y se reprodujeron las consabidas murmuraciones. Pasó diez días, donde notó una extraordinaria mejoría.

El 11 de marzo de 1679 llegó a Lyon y esta mejoría duró poco. "Nunca me he sentido peor desde mi vuelta de Inglaterra", escribe. Pero eso no le va a impedir realizar durante dos años un apostolado intenso sobre todo con la dirección espiritual. Recomienda a todo el mundo la devoción al Corazón de Jesús. El día de Pascua de 1681 tiene una nueva hemotisis.

Pensando que el clima de Paray puede ser favorable para su salud allí le envían. Al principio hubo una ligera mejoría, que aprovechó para visitar a la hermana Margarita María. Ella le anima, le comunica lo que el Señor le revela:

"Hace un mes -escribe Claudio por estas fechas- fui a ver a la persona de la que le hablé; me dijo que nuestro Señor le había dicho que si yo estuviera en buena salud le glorificaría con mi actividad, pero que estando yo enfermo Él se glorifica en mí".

La mejoría fue efímera. Está realmente mal. Buscando una nueva solución, se decidió enviarle a Vienne, a casa de su hermano. Nadie lo sabía, menos Margarita María, que le escribe en un pedacito de papel: "Él me ha dicho que quiere el sacrificio de su vida en este lugar". Se lo muestra al superior y se piensa en demorar la salida. Pero el padre Claudio, fiel a su principio de que es mejor obedecer a una orden formal del superior que a una revelación del Señor, decide que hay que partir. Pero, justo la víspera del día fijado, una fiebre violenta le postra en cama y no se le puede trasladar. Durante más de una semana la fiebre le devora. Llegó así hasta el Domingo 15 de febrero, cuando una nueva hemorragia acabó con su vida.

El padre Claudio La Colombière murió a los 41 años sin haber podido hacer gran cosa para dar a conocer al Corazón de Jesús. Pero, providencialmente, es después de su muerte cuando va a poder cumplir su misión. Sus superiores recogieron sus papeles y un editor los publicó. Esas notas íntimas, no destinadas al público, tuvieron mucho más éxito que sus sermones también publicados por esas fechas. Y contribuyeron a dar a conocer la gran revelación del Corazón de Jesús, de la que habla en su retiro de Londres.

El libro llegó también al monasterio de la Visitación. La superiora pensó que ese libro del antiguo confesor de la comunidad podía ser una excelente lectura para el comedor. Pero no lo había leído previamente. La hermana Margarita María era entonces maestra de novicias. Nos lo cuenta una de sus novicias de entonces:

"Un día que se leía el `Retiro espiritual´del padre La Colombière, en el que se habla de las cosas que le habían sido predichas por un alma santa, de lo que le iba a suceder en Inglaterra y de todo lo referente a la devoción al Sagrado Corazón, noté que la hermana bajaba los ojos y que se sentía como anonadada...".

Le faltó tiempo a la buena novicia, al acabar la comida, para interpelar a su maestra: "¡Vaya, hermana! ¡Lo que hoy he tenido que oír! El padre La Colombière no la podía haber señalado más claro".

Durante los ochos años que le sobrevivió, Margarita María vivió muy unida al hermano que el Señor le había dado. Tenía un retrato suyo, un grabado sobre pergamino. En el reverso, escritas de su propia mano, estas palabras:

"Con permiso de la santa obediencia, conservo esta imagen del bienaventurado padre La Colombière, mi buen protector, que me asistirá, si así lo quiere, con su santa y poderosa intercesión ante el Sagrado y adorable Corazón de Jesucristo.
Oh bienaventurado padre Claudio, os tomo como mi intercesor ante el Sagrado Corazón de Jesucristo. Obtenedme de su bondad la Gracia de nunca resistir a los designios que tenga sobre mi alma y que me haga imitadora perfecta de las virtudes de su divino Corazón. Mi buen protector, espero esa ayuda caritativa de vuestras santas intercesiones, y que me asistiréis, no solo en esta vida mortal, sino sobre todo a la hora de mi muerte, contra los ataques de los demonios. Obtenedme, gran santo, os lo conjuro, morir de la muerte mística, para que así la muerte natural venga más pronto. Amén. Bendito sea Dios".

Como puede verse, Margarita ya había canonizado en su corazón a su amigo y hermano. Además, le dijo a la superiora: "Querida madre, no necesita que recemos por él; puede interceder a Dios por nosotros pues está bien situado en el cielo por la bondad y misericordia del Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo. Tan solo, para satisfacer por alguna negligencia en el ejercicio del divino amor, su alma ha quedado privada de ver a Dios desde la salida de su cuerpo hasta el momento de ser depositado en la sepultura".

El 21 de junio de 1689 fue un día de gozo para la hermana Margarita María: por primera vez, la comunidad celebró la fiesta del Sagrado Corazón. Catorce años antes, en esa misma fecha, Claudio y Margarita María se habían consagrado al Corazón de Cristo. En 1688 se había hecho en el convento una capillita en honor del Corazón de Jesús. Ya podía irse tranquila: lo que había sembrado por orden del mismo Cristo estaba germinando por doquier.

El 17 de octubre de 1690, después de una breve enfermedad, a los 44 años, Margarita María pasó a gozar del amor del Corazón de su amado Jesús y de la compañía eterna del "fiel servidor y amigo perfecto".

Margarita María se adelantó a su amigo. Fue beatificada en 1864 y Benedicto XV la declaró santa el 13 de mayo de 1920. Claudio fue beatificado por Pío XI en 1929 y el papa Juan Pablo II lo declaró santo el 13 de mayo de 1992. Su fiesta se celebra el 15 de febrero y el de Margarita el 16 de octubre.


Hasta aquí nuestra maravillosa historia. Espero que os haya llevado a amar más al Corazón de Jesús y a sus santos instrumentos Margarita María y Claudio.

Mira a este Corazón, ¡míralo! ¡Y ámalo! Él te ama con locura... no sabe hacer otra cosa...

Canción: Mira este Corazón
Autor: Jésed
https://youtu.be/CbiRGF7aGys

Canción: Yo confío en ti
Autor: Jésed
https://youtu.be/ZK-9Ue4rzD0

Tumba de Santa Margarita en el convento de la Visitación de Paray-le-Monial

Tumba de San Claudio en la iglesia de su mismo nombre en Paray-le-Monial

10 noviembre 2018

Dos corazones en el Corazón de Cristo (6ª parte)

"La bondad del Señor será su ayuda..."

A partir de aquel 21 de junio de 1675, Margarita María se siente por fin comprendida. Puede hablar claramente con alguien de las Gracias extraordinarias que está recibiendo. Claudio, por su parte, no se extraña de nada: "Me dijo que en todo ello solo tenía motivos para ser humilde y admirar las grandes misericordias de Dios para conmigo". Muchas de las religiosas de la comunidad siguen murmurando; nada saben de las grandes revelaciones que recibe su hermana. La superiora está al tanto de todo pero, para probarla, la trata duro. Y así pasa un año...

A fines de agosto de 1676, el padre Claudio recibe una carta inesperada de su superior: se le manda a Londres. Es una gran sorpresa para él. Y para la hermana Margarita María un golpe muy duro. Así lo cuenta ella:

"El Señor lo retiró de esta ciudad para emplearlo en la conversión de los infieles. Recibí este golpe con entera sumisión a la voluntad de Dios. En el poco tiempo que había estado aquí ¡me había sido tan útil!".

El Señor le hace un cariñoso reproche: "¿Qué? ¿Es que no te basto yo que soy tu principio y tu fin?".

No es nada fácil la misión que se le encomienda al padre en la Inglaterra separada de Roma por el cisma de Enrique VIII. Oficialmente es el predicador del palacio (el hermano del rey, Jaime, duque de York, era católico y heredero del trono al no tener aquel sucesor), pero deberá ayudar con la máxima discreción a los católicos ocultos, e incluso a los anglicanos que quieren volver a la fe católica. Va a pasar dos años muy duros. Para colmo, el frío y la niebla no favorecen su salud delicada. En febrero de 1678 se manifiesta la tuberculosis y en agosto sufre una hemotisis. Por esas mismas fechas los enemigos del duque de York inventan "un complot papista tramado por los jesuitas". Es la persecución abierta: varios jesuitas ingleses son ahorcados. El 24 de noviembre, en medio de la noche, el padre Claudio es detenido, encarcelado y el 1 de diciembre condenado a la deportación (por ser extranjero no se atreven a más). El 30 de diciembre, con la salud más minada que nunca por la estancia en una cárcel húmeda y malsana, sale de Londres rumbo a Francia. 

Aunque parezca increíble, estos dos años de Londres son decisivos para el cumplimiento de la misión encomendada por Jesús a sus dos amigos. Ni ellos mismos se dan cuenta de ello. Antes de su partida, Margarita María le había hecho llegar un mensaje de parte del Señor:

"1.- El talento del padre es llevar las almas a Dios: he aquí por qué los demonios harán toda clase de esfuerzos contra él; incluso personas consagradas le causarán tristeza y no aprobarán lo que dirá en los sermones que les dirija. Pero la bondad de Dios será su ayuda en estas cruces, pero solo en la medida en que confíe en Él.
2.- Debe tener una bondad compasiva para con los pecadores y no emplear la fuerza más que cuando Dios se lo dé a entender.
3.- Procure con mucho cuidado nunca sacar el bien de su fuente. Esta palabra es corta, pero contiene muchas cosas que Dios le dará a entender según la aplicación que haga".

Estas últimas palabras las comprenderá de repente durante el retiro de enero de 1677 y las aplica a la práctica y al espíritu de la pobreza. En respuesta a este misterioso mensaje él da a Margarita estos sencillos consejos:

"Debe usted acordarse de que Dios le pide todo y nada. Le pide todo porque quiere reinar sobre usted y en usted como sobre un bien que es absolutamente suyo; de modo que pueda disponer de todo; que nada se le resista, que todo se le pliegue, que en todo obedezca a la menor señal de su voluntad. Y no pide de usted nada porque Él quiere hacerlo todo en usted, sin que tenga que meterse en nada, contentándose de ser el sujeto en quien Él obra, para que así toda la Gloria sea de Él, que solo Él sea conocido, alabado y eternamente amado".

Los dos -Margarita y Claudio- viven profundamente unidos en el Señor. Margarita sigue y vive los trabajos apostólicos de su amigo. El Señor mismo le informa. Así lo afirma la superiora: "Nuestro Señor hizo ver a la hermana los sufrimientos y las cruces que el padre sufría en el país al que los superiores le habían enviado. Vino a decírmelo y me entregó una nota para hacérsela llegar. Contiene dos cosas muy consoladoras que Jesucristo le había dictado".

Algo va cambiando en su relación. Es ahora ella quien lleva la iniciativa. Ya no hay director y dirigida. Él se siente muy poca cosa ante esa alma privilegiada que Dios ha puesto en su camino. Escribe así en sus apuntes del retiro de Londres:

"Quisiera tanto, si fuera posible, no resistir a la voluntad de Dios. Siento un gran deseo de seguir todas sus inspiraciones, sobre todo desde que una persona muy familiarizada con Dios me dijo que nuestro Señor le había dado a entender que yo le estaba resistiendo en algo que yo no hacía por temor de parecer imprudente".

Aunque no la nombre directamente, Margarita María está presente en este retiro: "Me he dado cuenta de que Dios quiere que le sirva procurando el cumplimiento de sus deseos en lo referente a la devoción que ha sugerido a una persona con la que se comunica con mucha confianza, y para la cual ha querido servirse de mi debilidad".

"Dios, pues, habiéndose comunicado con esa persona, que podemos creer es según su Corazón, por las grandes gracias que le ha concedido, me lo explicó a mí y le obligué a poner por escrito todo lo que me había dicho, y que yo quiero reproducir en el diario de mis ejercicios porque Dios quiere servirse de mis débiles fuerzas para poner en ejecución este designio". Y a continuación copia íntegro el texto de Margarita María.

A través de los mensajes que ella le envía y de las cartas de la superiora, Claudio desde Londres sigue con gozo la vida de esa hermana que el Señor le ha dado.


Canción: Te entrego todo
Autor: Kiki Troia
https://youtu.be/TEWPc9DDDZA

Detalle de la estatua de S. Claudio de La Colombière a la entrada
de la iglesia con su nombre en Paray-le-Monial


08 noviembre 2018

La dracma perdida en la casa

Hoy la Iglesia nos propone como lectura para la Misa el Evangelio recogido en Lucas 15, 1-10, dentro de las llamadas "parábolas de la Misericordia".

Es muy habitual que en este día nos lleguen textos, meditaciones, homilías que nos hablan de la importancia de salir en busca del pecador que, como oveja o dracma perdida, necesita ser encontrado para volver al seno del Corazón de Dios. 

Pero la Palabra de Dios es viva y eficaz (cfr. Hebreos 4, 12) y siempre nos interpela. 

"O ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra?" (Lucas 15, 8)

En el caso de la parábola de la oveja, el pastor SALE en su busca. Se ha ido lejos y, dejando las 99, va a su encuentro. Se suele interpretar que se va lejos de la Iglesia y que hay que encontrarla para que vuelva a ella, donde podrá tener ese encuentro profundo con Dios que le cambiará la vida.

En el caso de la dracma, la perdida está DENTRO de la casa. No se ha ido lejos, está dentro. Pero está perdida. 

Está a oscuras y por eso necesita que otros enciendan una lámpara para iluminarla. 

Está en medio de suciedad (y hay de tantos tipos...) y necesita ser limpiada.

Está en la casa, pero perdida y herida, y necesita ser buscada con cuidado.

Ha perdido la esperanza en su soledad y necesita la perseverancia de otros hasta ser encontrada.

Se sabe dracma, es decir, de poco valor. Puede que lo sepa por sí misma o puede que muchos se hayan encargado de hacerla sentir así reforzando la mirada sobre su pobreza. Y eso es un peso para ella. A lo ojos de Jesucristo es muy valiosa... pero a lo mejor ni siquiera es capaz de reconocerlo. 

Como la oveja, tal vez ni siquiera sabe que está perdida... o a lo mejor sí lo sabe pero no tiene fuerzas o no reconoce (y hay tantos motivos...) el camino por el que ya transitó.

¿Estaremos tan ocupados cuidando a las otras 99 ovejas o yendo a por la oveja perdida que descuidaremos a esta pequeña dracma que también está perdida?


Canción: Alejarte de Él
Autora: Matina
https://youtu.be/x0EgoVHRIS8




06 noviembre 2018

Dos corazones en el Corazón de Cristo (5ª parte)

Margarita María

Margarita María tiene 6 años menos que Claudio. Es la número cuatro de seis hijos: los tres primeros varones, las tres últimas mujeres. Pero pronto queda como hija única la morir sus dos hermanas pequeñas.

Un día, celebrando misa, se le ocurrió decir después de la elevación: "¡Oh Dios mío! Os consagro mi pureza y hago voto de castidad perpetua". Cuando dice esto, no tiene más de seis o siete años. Ella misma en la autobiografía que le mandó escribir Claudio, lo comenta así:

"Yo no comprendía lo que había hecho, ni siquiera sabía lo que significaba la palabra voto, ni tampoco lo que significaba castidad".

En realidad solo comprende lo esencial: que quiere ser toda de Dios. Años más tarde el Señor se lo explicará:

"Te he escogido por esposa mía y nos hemos prometido fidelidad cuando me hiciste el voto de castidad. Era yo mismo quien te empujaba a hacerlo antes de que el mundo pudiera tener parte alguna en tu corazón; pues yo lo quería todo puro, y sin mancha de afectos terrenos, y para que se conservara así quité toda malicia a tu voluntad para que no pudiera corromperlo. Y luego te confié a los cuidados de mi santa Madre, para que te modelara según mis designios".

Tiene ocho años cuando muere su padre. A partir de entonces su vida -y la de su madre- se convierte en un suplicio. Va a llevar una vida de cenicienta. La casa queda invadida por sus parientes, todos campesinos analfabetos, duros y hasta groseros, que le niegan hasta lo más necesario. Ni siquiera la dejan ir a la iglesia. Pero sus grandes amigos son los pobres:

"Me dio el Señor un amor tan tierno a los pobres que me hubiera gustado tratar solo con ellos; y suscitaba en mí una compasión tan tierna de su miseria que, si de mí hubiera dependido, me hubiera quedado sin nada por ellos. Cuando tenía algún dinero se lo daba a los niños pobres para que vinieran conmigo a aprender el catecismo y a rezar".

En estas condiciones, Margarita María enfermó gravemente. Angustiada, su madre la consagra a María y se cura. Poco después es su madre quien cae gravemente enferma y le toca a ella cuidarla, pues nadie la ayuda y todo en la casa está cerrado a llave. No tiene más remedio que pedir limosna. 

A los 18 años quieren casarla. Su madre le suplica que lo haga: le parece una manera de salir de la miseria. Es bonita y alegre, y puede ser un buen partido. Después de dos años de lucha está a punto de ceder. El que no cede es el Señor:

"Debes saber que si me haces este desprecio te abandonaré para siempre; pero si me eres fiel, no te dejaré jamás, y saldrás victoriosa de todos tus enemigos. Excuso tu ignorancia porque todavía no me conoces; pero si eres fiel y me sigues, te enseñaré a conocerme y me manifestaré a ti".

No cede y le dice a todo el mundo que quiere ser religiosa. Se sale por fin con la suya y la dejan entrar en el monasterio de la Visitación de Paray-le-Monial. Una voz interior le había dicho: "Es aquí donde te quiero". El 20 de junio de 1671 llamaba a la puerta del claustro. Paradójicamente le costó mucho dar este paso tan deseado: "Confieso que en el momento de entrar -era un sábado- me asaltaron todas las penas del mundo, tan violentamente que me parecía que mi espíritu iba a separarse de mi cuerpo" (Autobiografía, 35). Pero pronto el gozo volvió a habitarla.

Canción: De qué me vale
Autor: P. Edward Gilbert
https://youtu.be/guvcXbkKpUE


Coro del convento de la Visitación de Paray-le-Monial 
donde el Sagrado Corazón se apareció a Santa Margarita

04 noviembre 2018

Dos corazones en el Corazón de Cristo (4ª parte)

Claudio

¿Quiénes son estos dos jóvenes religiosos que el 21 de junio de 1675 se sienten tan profundamente unidos en el Señor para un encargo que les desborda? Hace apenas cuatro meses que se han visto por primera vez y ya les da la impresión de conocerse desde siempre. Dios parece haberles preparado para este encuentro, para esta misión de dar a conocer al mundo el Amor misericordioso del Corazón de Jesús. A primera vista nada parece hacerles aptos para dar a conocer y propagar esta devoción que, poco después de su muerte, se extenderá triunfalmente por toda la Iglesia.

Claudio se había hecho jesuita con 17 años apenas cumplidos. Le costó decidirse a seguir el llamamiento de Dios: "Cuando me hice religioso tenía una horrible aversión por la vida a la que me había comprometido", confesará más tarde. Era el tercero de una familia de siete hijos, dos de los cuales murieron de niños; tres hermanos se hicieron sacerdotes, la hermana se hizo religiosa y solo uno se casó. Al terminar sus estudios en el colegio, en 1658 ingresó en el noviciado de Aviñón. Allí pasará dos años, de silencio, de estudio religioso, de meditación, de interiorización de la espiritualidad ignaciana. Hace sus primeros votos y se queda otros seis años en Aviñón. Estudia y al mismo tiempo da clase a los pequeños del colegio jesuita de la ciudad. A finales de 1666 se le envía a París para prepararse al sacerdocio. Sintió dejar la ciudad donde había hecho tantos amigos: "Usted se queda en Aviñón -escribía a otro religioso- le tendría envidia por muchos motivos, si no fuera porque estoy seguro de que Dios me quiere aquí en París".

El 6 de abril de 1669 es ordenado sacerdote: tiene 28 años. En 1670 volvió a Lyon a ser profesor de retórica. Empieza a destacar como excelente predicador. Hace su tercera probación en 1674. Se conservan las abundantes notas de los Ejercicios de mes que hace entonces para prepararse a sus votos solemnes. Claudio tiene un temperamento sensible y afectuoso, muy inclinado a la amistad. Piensa que debe purificar esa tendencia de su corazón. Leídos hoy, esos apuntes nos parecen excesivamente exigentes. Están en consonancia con la espiritualidad grave, seria y hasta austera del siglo XVII, influenciada por el Jansenismo. De estos apuntes destacamos estos párrafos sobre la amistad:

"Me siento inclinado a imitar esta sencillez de Dios... en mis afectos, no amando más que a Dios solo, no recibiendo en mí más que ese solo amor".

De pronto una queja brota de lo más profundo de su alma:

"Pero mis amigos me aman, yo los amo; se ve y lo siento. ¡Dios mío, único bueno y único amable! Habrá que sacrificarlos puesto que me queréis todo para vos: lo haré, sí, este sacrificio que me costará mucho más que el primero que hice al dejar padre y madre... 
Pero sed su amigo, Jesús, único y verdadero amigo. Sedlo también mío, ya que me ordenáis serlo vuestro".

También de estos años es la admirable oración al verdadero amigo que se encuentra en unos apuntes suyos sobre "San Juan, el amigo de Jesucristo" (copiada cambiando el "tú", es decir tuteando, en lugar del "Vos" de la época):

"Jesús, Tú eres el único y verdadero amigo.
Participas en todos mi males, cargas con ellos y sabes el secreto de transformármelos en bienes. Me escuchas con bondad cuando te cuento mis aflicciones y nunca dejas de mitigarlas.
Te encuentro siempre y en todas partes; nunca te alejas; y si tengo que cambiar de casa, allí donde yo voy allí estás Tú.
Nunca te hartas de escucharme; nunca te cansas de hacerme el bien. Si te amo, estoy seguro de ser amado por ti.
De poco te sirven mis bienes, pero nunca te empobreces al comunicarme los tuyos.
Por miserable que yo sea, nunca otro más noble, ni más inteligente, ni siquiera más santo me quitará tu amistad; y la muerte, que me separará de todos mis demás amigos, me reunirá contigo.
Todas las miserias de la edad y de la fortuna nunca te alejarán de mí; al contrario, nunca gozaré con más plenitud de ti, nunca te tendré más cercano que cuando todas las cosas se pongan en mi contra.
Aguantas todos mis defectos con una paciencia admirable. Ni siquiera mis infidelidades y mis ingratitudes te hieren hasta el punto de no estar siempre dispuesto a volver, si yo así lo quiero".

Quien es capaz de expresar estos sentimientos no puede menos de ser "fiel servidor y amigo perfecto". Y esta purificación del corazón le prepara, no solo a la amistad con Dios, sino también a las numerosas amistades de las personas a las que va a acompañar espiritualmente. Está preparado para ser el "hermano" de Margarita María, según la expresión del mismo Jesús.


Canción: Purifícame
Autor: Kiki Troia
https://youtu.be/hArLbkOs2RY


Retrato de San Claudio La Colombière

02 noviembre 2018

Dos corazones en el Corazón de Cristo (3ª parte)

"Como hermano y hermana..."

El padre Claudio volvió al convento para las confesiones en los días de témporas de Cuaresma, que ese año caían los días 6, 8 y 9 de marzo.

Van pasando una tras otra las religiosas. Margarita María no se da a conocer ni le dice nada de especial. Pero, "sin que nunca nos hubiéramos visto y hablado, me retuvo mucho tiempo, y me hablaba como si hubiera comprendido lo que pasaba en mí. Pero no quise decirle nada por esa vez; y como vio que quería retirarme por miedo a molestar a la comunidad, me dijo que, si yo quería, él vendría otra vez a hablar conmigo. Pero mi natural tímido, que temía todas esas comunicaciones, hizo que le respondiera que, no perteneciéndome, haría todo lo que la obediencia me mandara. Me retiré después de haber estado con él alrededor de hora y media". (Autobiografía, 80)

El padre Claudio volvió. A pesar de que Margarita María comprende que es voluntad de Dios que ella se lo cuente todo, siente una enorme repugnancia a abrirle del todo su corazón. Se lo dijo con toda sencillez. Su respuesta, medio divertida, la puso inmediatamente en confianza: "Me respondió que estaba encantado de darme una ocasión de ofrecer un sacrificio a Dios. Entonces, tal como me fue brotando, le abrí mi corazón y le descubrí hasta el fondo de mi alma". Roto el hielo, el padre lo recibe todo con sencillez; la escucha, le hace hablar, le pregunta. Le dice que puede estar tranquila, que lo que está viviendo viene de Dios; y no del demonio como algunos le habían insinuado.

Durante los meses siguientes, Claudio queda asociado a la maravillosa aventura de Margarita María. Un día, ella le transmite un mensaje de parte del Señor:

"Dile de mi parte que haga todo lo posible para establecer esta devoción (al Sagrado Corazón) y de dar este gusto a mi Divino Corazón; que no se desanime ante las dificultades que pueda encontrar, que no le van a faltar. Pero que sepa que es todopoderoso quien desconfía del todo de sí mismo para confiar del todo en mí".

Efectivamente, los disgustos no faltan. Las frecuentes entrevistas del Padre con su dirigida no pasan desapercibidas. Muchas religiosas, prevenidas contra Margarita María, murmuran contra las -según ellas- excesivas atenciones que el nuevo confesor le presta. Dice ella misma: "El padre tuvo que sufrir mucho por culpa mía, pues se decía que le quería engañar como lo había hecho con los demás". Otras decían que el padre era tan visionario como ella y "que era una chiquillada entretenerse tanto tiempo con una persona de tan poca cabeza". Imperturbable, Claudio La Colombière la escucha, le hace poner sus cosas por escrito a pesar de la repugnancia que ella siente en hacerlo. Discierne, reza... y aprueba y anima. El mismo Señor se encarga de tranquilizar a sus dos amigos:

"Una vez que vino a decir la santa misa a nuestra iglesia, nuestro Señor le concedió grandes Gracias, y a mí también. En efecto, cuando me acercaba para recibirle en la comunión, me mostró su Sagrado Corazón como un horno ardiente, y otros dos corazones que iban a unirse y a abismarse en el, diciéndome: `Así es como mi puro Amor une estos tres corazones para siempre´. Y después me dio a entender que esta unión era totalmente para Gloria de su Sagrado Corazón, del que quería que yo le descubriese los tesoros, para que él los diese a conocer y publicara su importancia y utilidad; y que para ello quería que fuéramos como hermano y hermana, compartiendo por igual los bienes espirituales. Y como yo le hiciera notar mi pobreza, y la desigualdad que existía entre un hombre de tan gran virtud y mérito, y una pobre débil pecadora como yo, me dijo: `Las riquezas infinitas de mi Corazón suplirán y lo igualarán todo. Díselo todo sin temor´. Así lo hice en la siguiente entrevista".


Un encargo difícil

La revelación al mundo entero del Amor misericordioso del Corazón de Cristo va a hacerse a través de la íntima amistad de Margarita María y Claudio en Él, en Cristo Jesús. Con qué alegría debió de acoger el padre Claudio lo que su amiga le comunicaba de parte del Señor. Ella lo recuerda:

"¡Con cuanta humildad y agradecimiento recibió esto y otras cosas que le dije de parte de mi soberano Dueño! Su actitud me emocionó tanto que me hizo más bien que todos los sermones que hubiera podido oír".

El 16 de junio de ese mismo año 1675 - Domingo dentro de la octava del Corpus Chirsti - estando Margarita María en adoración ante el Santísimo, el Señor le muestra su divino Corazón y le dice:

"He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres, que nada ha dejado de hacer, hasta agotarse y consumirse, para demostrarles su amor; y en pago no recibo de la mayor parte de ellos más que ingratitud, por sus irreverencias y sacrilegios, por la frialdad y el desprecio que tienen para conmigo en este Sacramento de Amor. Pero lo que más me duele es que son algunos corazones que me están consagrados los que se portan así. 
Por eso te pido que el primer viernes después de la octava del Santísimo Sacramento sea dedicado a una fiesta especial para honrar mi Corazón, comulgando ese día, pidiendo perdón para reparar las indignidades que ha recibido en el tiempo en que ha sido expuesto en los altares. Te prometo también que mi Corazón se dilatará para derramar con abundancia los influjos de su divino Amor sobre los que le rindan estos honores y los que procuren que se los rindan".

Otra vez Margarita María responde al Señor que no sabe cómo va a poder hacer eso, y Él le indica que para algo está allí el padre La Colombière. Este, prudente como siempre, se lo hace poner por escrito. Como la fecha indicada por el Señor está cercana, deciden ser ellos los primeros en poner en práctica lo que ha pedido. El 21 de junio, viernes después de la octava del Corpus, cada uno por su parte se consagra al Corazón de Jesús. ¿Dónde tuvo lugar esta doble consagración? ¿En la capilla del convento de la Visitación, en la del colegio de los jesuitas, durante la misa, en una visita al Santísimo? ¿Margarita María detrás de la reja y el padre Claudio en el presbiterio? No lo sabemos. Lo importante es que se hizo. Los dos amigos, unidos en Cristo y por Cristo, acababan de celebrar la primera fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

[Nota: debajo os dejo el calendario de la visita de las reliquias de Santa Margarita a España.]

Canción: Tuyo
Intérpretes: Vuelta en U
https://youtu.be/nwyumJwwQgM


Reja del coro del convento de la Visitación de Paray-le-Monial donde el Sagrado Corazón se apareció a Santa Margarita. Al fondo, el presbiterio donde San Claudio celebraba la Eucaristía.

Calendario de la visita de las reliquias de Santa Margarita María en España.

30 octubre 2018

Dos corazones en el Corazón de Cristo (2ª parte)

"Me descubrió las maravillas de su Amor..."

Cuando San Claudio y la hermana Margarita María se encuentran por primera vez, ella es una hermana joven. Tiene 28 años y hace apenas cuatro que ha ingresado en el convento. Dos años antes, el 6 de noviembre de 1672, ha hecho sus votos. Está viviendo una aventura espiritual maravillosa pero desconcertante. Al decir maravillosa hay que entender también dura, porque es bien sabido que el Señor a sus mejores amigos los asocia a su cruz. Además, el Señor le está pidiendo una misión especial.

El 27 de diciembre de 1673, fiesta de San Juan Evangelista, Margarita estaba en adoración ante el Santísimo Sacramento. De pronto se sintió "totalmente investida" de esa divina presencia. Así lo cuenta ella en la autobiografía que la obligaron a escribir hacia el fin de su vida. Jesús le invitó a descansar su cabeza sobre su pecho como lo había hecho San Juan en la Última Cena.

"...Y allí me descubrió las maravillas de su Amor y los secretos inefables de su Sagrado Corazón: ´Mi divino Corazón está tan apasionado por los hombres, y en ti en particular, que no pudiendo reprimir en sí mismo las llamas de su ardiente caridad, necesita derramarlas por medio tuyo´".

El Señor le pide que le entregue su corazón y entonces...

"Lo puso en el suyo adorable, en el que me lo mostró como un pequeño átomo que se consumía en ese horno encendido" (Autobiografía, 54)

El Señor le pide que comulgue cuantas veces se lo permitan y sobre todo los primeros viernes de cada mes. Le habla familiarmente, le da encargos que le cuesta cumplir. Le dice:

"Busco para mi Corazón una víctima que quiera sacrificarse como hostia de inmolación para el cumplimiento de mis designios".

Ella acepta, pero tiene miedo de singularizarse y de vivir en la ilusión. Por eso le dice al Señor: "Señor, bien sabéis que no me pertenezco y que no haré más que lo que la superiora me ordene". Y recibe esta luminosa respuesta:

"Quiero que hagas solo lo que tus superiores te digan. Más aún, que no hagas nada de lo que yo te ordene sin su consentimiento, pues amo la obediencia, y sin ella es imposible complacerme". (Autobiografía, 47)

Pero ella lo pasaba mal, tanto más que se daba cuenta de que muchas hermanas se sentían molestias por sus "rarezas".

"Te he escogido..."

"El Señor me hizo ver que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y de sacarlos del camino de la perdición por el que Satanás arrastra a tantos, le había llevado a manifestar su Corazón: `He aquí por qué te he escogido y te he colmado de favores cuidando de ti desde la cuna. Me he hecho tu maestro y tu director para prepararte a cumplir este gran proyecto y para confiarte este gran tesoro que te descubro´".

Pero sor Margarita no acaba de comprender cómo ella, pobre religiosa de clausura, joven y sin ningún talento especial, podrá llevar a cabo una misión tan importante. Por eso se resiste:

"-Pero, mi Señor, ¿a quién os dirigís? A una débil criatura y pobre pecadora, que con su indignidad sería capaz de impedir el cumplimiento de vuestro proyecto... ¡Hay tantas otras almas generosas!...
-Ah, qué pobre inocente eres, ¿no sabes que me sirvo de las personas más débiles para confundir a los fuertes? ¿Y que habitualmente es en los pequeños y pobres de espíritu en quienes hago brillar mi poder con más fuerza para que no se atribuyan nada a sí mismos?
-Dadme pues -le dije-, el medio de realizar lo que me mandáis".

Fue entonces cuando "me prometió que me enviaría su fiel servidor y amigo perfecto, y que me enseñaría a conocerlo y abandonarme a él sin resistencia".

Por fin ahí estaba "el fiel servidor y amigo perfecto" que el Señor le había prometido. Sin que se cruzara entre ellos la más mínima palabra se habían reconocido mutuamente.

[Nota: debajo os dejo el calendario de la visita de las reliquias de Santa Margarita a España.]

Canción: Aquí estoy
Autor: Ezel Féliz
Intérprete: Celinés y D´fe
https://youtu.be/HdRTjfF6Jq0


Capilla del convento de la Visitación de Paray-le-Monial (Francia)

Calendario de la visita de las reliquias de Santa Margarita María en España

28 octubre 2018

Dos corazones en el Corazón de Cristo (1ª parte)

Con motivo del Centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón (que celebraremos del 2 de diciembre de 2018 al 24 de noviembre de 2019), las reliquias de Santa Margarita María de Alacoque están visitando nuestro país desde el pasado 20 de octubre.

Este Centenario está siendo preparado con especial cariño por la Diócesis de Getafe (Madrid), sede del monumento al Corazón de Jesús donde se realizó esta consagración el 30 de mayo de 1919. Podéis seguir estos preparativos, encontrar materiales, conferencias, etc. en la página web: https://corazondecristo.org/

En las próximas entradas del blog voy a compartiros algunos retazos del libro "Amigos en el Señor" de José María Salaverri (Editorial Encuentro), donde se habla (entre otros) de dos corazones unidos por el Corazón de Cristo: Santa Margarita María y San Claudio de la Colombière. Es un libro que a mí me ha ayudado mucho y me ha apasionado aún más por la vida de los santos, libro que os recomiendo vivamente. Y creo que conocer un poco más a estos dos amigos en el Señor nos ayudará a amar aún más a este Dios nuestro que se nos muestra con toda su ternura y Misericordia a través de su Costado abierto de par en par por nosotros.

Y para aquellos que me leéis allende nuestras fronteras... quién sabe si estas líneas os apasionarán tanto por la vida de estos santos y por el Señor, que os lancéis a propagar la devoción al Corazón de Jesús en vuestros lugares e, incluso, a promover también la consagración de vuestros países a "este Corazón que tanto ha amado a los hombres"... (cfr. aparición a Santa Margarita en la octava del Corpus de 1675)

Comenzamos...

"Ese es el que yo te envío..."

Paray-le-Monial, 15 de febrero de 1675. En el convento de la Visitación de esta pequeña ciudad francesa, un jesuita joven y recién llegado está dando una charla a las religiosas de la comunidad. Claudio La Colombière tiene 34 años recién cumplidos, y el 2 de febrero - precisamente el día de su cumpleaños - acaba de hacer en Lyon su profesión solemne. Lo han enviado como superior de la pequeña comunidad de cinco jesuitas de ese pueblo casi desconocido.

A su llegada se había presentado a la Madre Marie-Françoise de Saumaise, superiora de la comunidad de las Salesas. Venía a saludar y ponerse a su disposición, ya que le habían nombrado confesor de la comunidad. Por eso está ahí ese 15 de febrero. Las religiosas lo escuchan con atención y curiosidad - "¿cómo será este nuevo padre?" -, pero muy pronto se sienten atraídas por su palabra serena, sus ideas claras, sus ejemplos vivos y oportunos. Entre las cincuenta monjas que lo escuchan hay una que parece beber sus palabras. Ha oído en lo más íntimo de su corazón una voz que le dice: "Ese es el que yo te envío". Por su parte, el padre Claudio, mientras habla delante de la reja, ha localizado espontáneamente entre su numeroso auditorio una hermana que sigue con particular atención sus palabras.

A la salida, cuando la Madre de Saumaise viene a darle las gracias, le pregunta: -"¿Quién es esa religiosa tan joven y tan modesta que estaba en tal sitio?". -"Es la hermana Margarita María de Alacoque". -"Pues sepa, Madre, que es un alma escogida". Y se marchó.

Tal fue el primer encuentro, misterioso encuentro, de la hermana Margarita María Alacoque y del padre Claudio la Colombière.

[Nota: abajo os dejo el calendario de la visita de las reliquias de Santa Margarita a España.]

Canción: Eres mi Dios
Autora: Paulina Rojas
Intérpretes: Paulina Rojas y Kiki Troia
https://youtu.be/30BWPjKqJsk


Convento de la Visitación en Paray-le-Monial (Francia)


Calendario de la visita de las reliquias de Santa Margarita María en España

22 octubre 2018

Rezar el rosario...rezado

Hola a todos, queridos lectores del blog. Comenzamos este nuevo curso como lo acabamos, de la mano de la Virgen María.

Como sabéis, el Papa nos ha invitado a rezar en este mes de octubre, mes del rosario, de forma especial todos los días esta preciosa y letánica oración mariana, incluyendo dos oraciones para la protección de la Iglesia en estos convulsos tiempos (podéis ver esta invitación aquí: Comunicado 29.09.2018)

El rosario es una oración querida por María, así lo ha dicho Ella en distintas apariciones aprobadas. Y si a la Madre le gusta... ¿cómo no complacer su deseo? Además, bien sabemos que cuando María nos pide algo es realmente lo mejor para nosotros. Como el "haced lo que Él os diga" (Juan 2,5): ¿acaso hay algo mejor que cumplir la voluntad de Dios, cuyo objeto es nuestra santificación y felicidad?

Pero tengo que reconocer que muchas veces me da pena el modo en el que lo rezamos. Cuántas veces olvidamos que nos estamos dirigiendo a una persona VIVA, que nos ama, que nos cuida, que ejerce su maternidad divina formando en nosotros a Jesucristo:

"San Agustín llama a María molde viviente de Dios. Y, en efecto, lo es. Quiero decir que sólo en Ella se formó Dios como hombre perfecto, sin faltarle rasgo alguno de la divinidad, y que sólo en Ella se transforma el hombre perfectamente en Dios por la gracia de Jesucristo, en cuanto lo permite la naturaleza humana. (...)
María es el molde maravilloso de Dios, hecho por el Espíritu Santo para formar a la perfección a un HombreDios por la encarnación y para hacer al hombre partícipe de la naturaleza divina, mediante la gracia. María es el molde en el cual no falta ni un solo rasgo de la divinidad. Quien se arroje en él y se deje moldear, recibirá todos los rasgos de Jesucristo, verdadero Dios." 

La primera que entona el mea culpa soy yo: cuántas veces, al rezarlo, me despisto. Pierdo la atención en otras tontunas y se me pasa el misterio sin realmente haberlo meditado.

Pero algo que realmente me duele, y que he sentido que a la Madre también le duele en distintas ocasiones, es cuando lo rezamos tan rápido que nos comemos unos a otros en las frases. ¿Por qué tenemos prisa? ¿Por qué nos olvidamos que estamos rezando, hablando con María, y que Ella nos está escuchando y nos responde derramando abundantes Gracias en nuestra vida? O a veces ocurre lo contrario: lo rezamos tan, tan lento, que tampoco es real el diálogo con la Madre. 

Unámonos a María en esta oración. Recemos con el corazón esta oración. Meditemos en profundidad, de su mano, los misterios de la vida de Jesús. Dejémonos conducir por Ella como le condujo a Él, bien agarrados de su mano. Entreguemos a la Madre toda nuestra vida, todo lo que llevamos en el corazón y en la mente, todas nuestras certezas y dudas, todas nuestras inseguridades y gozos, todo nuestro pecado y nuestros anhelos de santidad... Y entreguemos también la vida de nuestra Iglesia con el Papa Francisco al frente. Ella, a cambio, en el molde de su seno, por medio del Espíritu Santo, formará en nosotros a otro Cristo. 


Canción: Hazme como Tú
Intérprete: Lucy Hilario




22 julio 2018

Pequeñas ideas para la oración (6ª y última parte)

Y María dijo al ángel: "Hágase en mí según tu palabra". Y el ángel se fue (cfr. Lucas 1, 38)

Se fue, porque no había nada más que decir. Se fue porque ahora era el turno del Espíritu Santo y el mensajero había terminado su misión. Se fue porque pocas cosas complacen tanto a Dios como un alma que SE ABANDONA TOTALMENTE A SU VOLUNTAD.

Para esto hemos nacido. Para esto estamos en este mundo. No hay gloria más grande para nuestra vida que ser totalmente de Dios y cumplir siempre y en todo su voluntad, como María.

María, la humilde sierva. María, la humilde esclava. María, la discípula predilecta. María, la más dichosa porque su corazón es limpio. María, la Madre y Maestra que nos enseña a cumplir siempre y en todo la voluntad de Dios para llegar algún día a compartir la dicha eterna a su lado (cfr. Mateo 7, 21). María, la que nos enseña a ser madre, padre, hermana, hermano de Cristo (cfr. Mateo 12, 50)

María te dice: ora, querido hijo. Ama, querida hija. Pon tus ojos en mi Hijo y no apartes jamás tu mirada de Él. Déjate hacer por Él, déjate amar por Él. Déjate perdonar y restaurar por su Misericordia. Déjate llevar de su mano a esa vida nueva por la que todo tu ser anhela y suspira.

Y después María... calla... María, Madre del silencio orante, que nos enseña a hacer silencio y descansar en el Corazón Amante de su Hijo, abandonándonos totalmente a su amorosa y santa voluntad. Nos ha enseñado cómo Ella amó hasta el fin y se entregó hasta el fin a Dios.

Es tiempo de caminar. Ella te ha puesto en el camino recto. Ahora... camina.


Canción: Hasta la locura
Autor: Pablo Martínez
https://youtu.be/8Tm744_jKZw




14 julio 2018

Pequeñas ideas para la oración (5ª parte)

Hoy la Virgen María nos invita a HACER ORACIÓN CON LA PALABRA DE DIOS.

Cada día la Iglesia, como Madre sabia, nos ofrece una lectura continuada de la Escritura, a través de la primera lectura, el salmo y el Evangelio. Y los Domingos, además, contamos con una segunda lectura.

Podemos orar con estos textos que a diario nos ofrece la Iglesia. Y también podemos, sencillamente, coger los distintos libros de la Biblia y orar con ellos.

Es precioso adentrarse en las historias de nuestros hermanos mayores en la fe (cfr. Juan Pablo II, visita a la sinagoga de Roma del 13/04/1986) recogidos en lo que conocemos como Antiguo Testamento o en las peripecias de los primeros cristianos (el libro de los Hechos, las Cartas...) en el Nuevo.

Y cómo no, sumergirnos en la plenitud de la Revelación del mismo Dios hecho Hombre y la vida que nos regala, su misma Vida, en el Evangelio.

La Biblia es la historia de amor entre Dios y los seres humanos (cfr. Benedicto XVI, Deus caritas est, 9 y 17), en la que podemos reconocer el paso de Dios por nuestra propia historia. "Nosotros no buscamos a tientas ni necesitamos esperar que Dios nos dirija la palabra, porque realmente Dios ha hablado, ya no es el gran desconocido sino que se ha mostrado. Acojamos el sublime tesoro de la Palabra revelada" (Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 175)

Y como dice San Jerónimo, experto en las Escrituras, patrono de las ciencias bíblicas y doctor de la Iglesia, "si, como dice el apóstol Pablo, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios, y el que no conoce las Escrituras no conoce el poder de Dios ni su sabiduría, de ahí se sigue que ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo" (comentario de San Jerónimo sobre el libro del profeta Isaías, 1.2)

Tengamos sed de conocer más y más a Cristo. ¿Acaso el Amado no anhela ser conocido plenamente por el amante y el amante conocer plenamente a su Amado?


Canción: Vívela
Autor: Martín Valverde
https://youtu.be/joAtmWZRUNI



09 julio 2018

Pequeñas ideas para la oración (4ª parte)

Hemos recorrido un precioso camino junto con María para aprender de su mano cómo estar con Jesús. Nos ha enseñado a sonreírle y contemplar cómo nos sonríe. A mirarle y dejarnos atrapar por su mirada. Le hemos dicho que le queremos y hemos procurado consolar su Corazón por todos aquellos que no le consuelan ni le aman...

Hoy la Madre, nuestra Maestra, nos enseña un pasito más, el pasito de la gratuidad: PON TODO TU CORAZÓN Y TODO TU AFECTO EN DIOS, y conviértelo en una humilde ALABANZA extasiada ante su Belleza, su Bondad, su Verdad.

La alabanza brota de un corazón enamorado y fascinado ante lo que Dios es en sí mismo.

De la mano de María, aprendemos a alabar a Dios por ser Dios: te alabo, Señor, por estos instantes de oración en los que siento mi alma descansar en tu Amor y en tu fidelidad. Te alabo y te doy gracias, Señor, porque me regalas descansar en el saber que todo está en tus manos santas, amorosas, sabias y poderosas. Que todos nosotros y todo lo que ocurre está marcado con el precioso sello de tu Providencia. Sólo así descansa mi alma. Sólo así descansa mi mente. Sólo así descansa mi corazón.

Te alabo y te bendigo, Señor, porque hasta esto es obra tuya. Míos son los agobios, el mirarme al ombligo, el pensar sólo en mí misma, los rencores, los juicios... los y los y los... Pero tú no me retiras tu favor ni desmientes tu fidelidad.

Porque Tú eres Santo... Tú eres Bueno... Tú eres Glorioso... Tú eres Hermoso... Tú eres Bondad... Tú eres Sabiduría.. Tú eres Providencia... Tú eres Simpatía... Tú eres Ternura... Tú eres Dulzura... Tú eres Consuelo... Tú eres Esperanza...

Al final es eso, sólo eso: Tú.

Tú eres...y eso BASTA...


Canción: Santo
Autor: Athenas Vénica
https://youtu.be/gkQH4XhaD0o