20 enero 2021

San José y el deseo de agradar a Nuestra Señora

Hoy seguimos de la mano de san Claudio de la Colombiere:

«No sabemos casi nada de la vida de san José. Incluso un antiguo autor ha observado que, entre las tres o cuatro acciones suyas que trae el Evangelio, no se encuentra ni una sola de sus palabras. Quizás la atención de los evangelistas, totalmente ocupada o más aún apremiada por las maravillas que tenían que decir del Salvador del mundo, no pudo extenderse al resto: quizás el Espíritu Santo ha querido que ese silencio nos trazara de alguna manera los principales rasgos del carácter de san José, su humildad, su amor por la soledad y por la vida escondida. Sea como sea, este suave esbozo nos dice poco en comparación con los que nos hubiera mostrado el detalle de la vida de este gran santo: ¡cuántos ejemplos conmovedores perdidos para siempre, cuántas excelentes máximas sepultadas en un eterno olvido

Pero, aunque tengan motivo para lamentar esta pérdida sobre todo los que están comprometidos en el matrimonio, me parece que no es más que por su propio interés por lo que deben lamentarla, y no por interés de san José. Incluso si los Libros Santos no dijeran de él más que esta sola palabra, virum Mariae, fue el esposo de María, nos hubieran dicho lo suficiente para darnos la idea más favorable de su santidad, suficiente como para ejercitar la elocuencia de los oradores cristianos.

Para mí, lejos de lamentarme hoy de la esterilidad de mi tema, confieso que esas dos únicas palabras me parece que encierran un significado tan amplio, que me encuentro abrumado por el número y por la excelencia de las cosas que ellas significan. Si yo pudiera presentar ante vuestros ojos toda la amplitud de ese significado, no dudo que haría el elogio más completo de este esposo incomparable, pero en la certeza de no poder satisfaceros más que imperfectamente, ¿qué otra cosa debo hacer sino dirigirma a la Santísima Virgen?

Aunque no hubiera razón de publicar las alabanzas de san José, debería hacerse por el único deseo de agradar a María. No se puede dudar que ella participa mucho en los honores que se tributan a este santo y que ella misma siente que redundan en su beneficio. Además de que ella lo reconozca por su verdadero esposo, y que como tal siempre tuvo para con él todos los sentimientos que debe conservar una mujer virtuosa hacia aquel a quien el Señor la ha unido tan estrechamente, ¡qué reconocimiento debió inspirarle la manera como este santo esposo ejerció su autoridad, el respeto que tuvo por su pureza virginal! Este reconocimiento fue igual al amor que ella tenía por esta virtud y, en consecuencia, nada puede ser más vivo que su celo por la gloria de san José» (San Claudio de la Colombiere)

(del libro "Id a José" de la Abadía San José de Clairval: https://www.clairval.com/index.php/es/)

Acudamos a María para que ella nos haga conocer un poquito más del corazón de su santo esposo.