27 octubre 2019

Testimonios de Familias Invencibles - Romy y Emilio (1)


Siguiendo nuestro recorrido por el testimonio de familias que participan en los Encuentros de Familias Invencibles en España, hoy contamos con el testimonio de Emilio y Romy. Participan desde el 2007 en estos Encuentros, y supuso un antes y un después en su vida familiar. 

ROMY: somos Emilio Pastor y Romy Jácobo. Somos de Perú, aunque nuestra vida de casados la hemos hecho aquí en España. Concretamente en Valencia. Al Señor le hemos conocido durante nuestra juventud. Sobre todo Emilio tuvo un encuentro especial. A mí en casa desde pequeña me hablaron del Señor y poco a poco fui conociéndolo hasta llegar a la adolescencia, cuando me sentí tocada por el Señor. Cuando fuimos novios teníamos muchos ideales. Hablamos con mucha confianza en cómo podría ser nuestro hogar. Y si el Señor nos había tocado, queríamos que Él estuviera en el centro. Y nos poníamos ideas como orar juntos, que nuestros hijos también oraran, tendríamos un tiempo para tal cosa y para tal otra… 

Emilio llegó primero a España. Volvió a Perú para casarnos y luego vinimos juntos. En la vida ya de casados aquí yo traída muchas ilusiones y fue algo muy especial. Tuvimos pronto a nuestros hijos: Juan Emilio, que ahora tiene 16 años, Cristina con 14 y José Miguel con 13 (que está de externo en el seminario menor). Emilio comenzó a trabajar. Yo no podía hacerlo con los tres niños y pronto nuestra vida se convirtió un poco más en rutina. 

Por el amor de los hijos, nos olvidamos un poco de nosotros: de nuestros tiempos como esposos, de un espacio para Dios… Se llenó todo de preocupación por la salud de los hijos, que estén todos bien, que no les falten las cosas… y llegábamos a la noche muy cansados. Todo ese desvivir poco a poco nos hizo caer en una rutina que nos empezó a generar asperezas en el trato del uno con el otro. Hubo muchas heridas e incluso llegamos a plantearnos la separación. Fue un momento difícil y duro.

En internet Emilio se encontró un día con la página de Familias Invencibles. Al mismo tiempo, en un grupo en que participábamos, también otras personas nos estaban hablando de unos encuentros de familias. No sabíamos que se referían a lo mismo. Al final decidimos ir con nuestros hijos y fue toda una aventura, porque en ese tiempo no teníamos coche. 

 Los tres eran pequeños: Juan Emilio casi con 4 años, Cristina con 3 y José Miguel de 1 año. Pero con ellos cogimos el autobús hasta Victoria. Fue en el verano del 2007. 

El Encuentro tuvo lugar en Nanclares de la Oca y para nosotros fue un regalo de Dios porque, en primer lugar, el Señor comenzó a sanar nuestras heridas. Es como si nos hubiera acercado, unido y construido nuevamente un lugar como debía ser realmente desde un inicio nuestra familia. Pese a que nuestros hijos eran pequeños, vimos también el cambio que tuvieron. Estaban mucho más abiertos que nosotros. Sí hablábamos con ellos sobre Dios, pero de una manera rápida. 

En el Encuentro, al ver que nos reuníamos muchas familias, que cantábamos juntos, en las Eucaristías los niños estaban también juntos, participaban tanto padres como hijos de su edad… fue un ambiente muy propicio para todos. Vimos que eso fue un sello muy especial para nuestra familia. ¡El Señor nos tocó y ya no podemos despegarnos de Él! Ese ha sido el inicio realmente del rescate de nuestra familia por parte del Señor y poco a poco ha ido haciendo su obra.


20 octubre 2019

Testimonios de familias Invencibles - Pilar y Antonio (2)

¿Qué aporta Familias Invencibles a la Iglesia? 

La respuesta que el Señor está ofreciendo al mundo y a la Iglesia por medio nuestro es profética. La mera presencia de una familia cristiana es “una luz en la oscuridad” de nuestro mundo. Es alegría, esperanza y muchas cosas más. Y lo sabemos y procuramos contagiarlo a las familias que se incorporan a Familias Invencibles.

Cuando comenzamos en 2001 en la Iglesia había pocos ámbitos a los que acudir la familia al completo, excepto la eucaristía dominical, peregrinaciones o actividades caritativas. No es sencillo organizar encuentros en los que los padres e hijos puedan participar juntos.

Y seguimos fieles a esa llamada. Nuestros encuentros son muy alegres.

Actualmente ya existen más iniciativas parecidas en la Iglesia, gracias a Dios. Es el Espíritu Santo que no para de actuar.

¿Asiste toda la familia?

Sí, y especialmente en los encuentros hay muchos adolescentes y jóvenes. También abuelos. Ya están asistiendo familias de los hijos que asistieron a los primeros encuentros.

Los adolescentes mayores y jóvenes asisten o no según sus muchos compromisos. Pero todos reconocen que Familias Invencibles les ha servido mucho en sus vidas.

¿Cómo se sigue trabajando después de asistir a los encuentros?

En los encuentros hay sanación y experiencia de Dios. Transforma vidas. Eso repercute irremediablemente en nuestro día a día. Pretendemos vivir de lo aprendido y agarrados a la Cruz de Cristo. 
Insistimos mucho en ser constantes en la oración familiar y/o conyugal, en la eucaristía dominical juntos y en construir familia. 
  
El lema del último encuentro lo dice todo: “Hoy quiero hospedarme en tu casa” (Lc 19, 1-7), nos dice Jesús. Sí, sí, quiere estar en nuestra casa.


12 octubre 2019

Testimonios de familias Invencibles - Pilar y Antonio (1)

Comenzamos un recorrido por el testimonio de familias que participan en los Encuentros de Familias Invencibles en España, una realidad que comenzó hace 19 años y que va creciendo impulsada por las alas del Espíritu Santo, ayudando a sanar y restaurar los lazos familiares y personales de todos aquellos que pasan por sus Encuentros. Este año el Encuentro ha tenido lugar en Castellón, desbordándose el número de participantes: 85 familias de distintos tamaños y más de 300 participantes. Si quieres conocer un poco más la realidad de Familias Invencibles, puedes entrar en su web: Familias Invencibles.

Comenzamos estos testimonios con Pilar Araguás y Antonio Wagener que, junto con sus hijos, participaron en el primer Encuentro y después llevaron esta preciosa realidad a la zona donde viven, surgiendo así los primeros encuentros de familias por zonas geográficas de referencia. 

¿Por qué nos llamamos así y cómo nacimos?

Nos llamamos Familias Invencibles porque creemos en el poder de quien nos ha llamado a ser familias y nos sostiene, nos acompaña, nos fortalece, etc. Ese es Jesucristo. 

¿Debería ser Familias Invencibles en Cristo? Quizá. Lo acortamos por ser más fácil y provocador… y de ese modo lo explicamos y asumimos. Porque nuestro Dios es poderoso, invencible y estamos seguros de Él; nosotros no tememos a ninguna circunstancia, es Él quien vence.

Entre nosotros hay familias que han pasado, o están pasando, por momentos muy duros de enfermedad, muerte de un miembro, de infidelidad, hijos con dificultades, problemas económicos o de relación, de aburrimiento o sin sentido… pero que se han agarrado a Cristo y no se han rendido.

Vamos, familias cristianas normales que saben “de Quién se han fiado”, como dice san Pablo.

Comenzó con una convivencia de familias en Allariz (Orense) en el verano de 2001, en la que descubrimos que era posible el disfrutar todos juntos de unos días con el Señor. Nuestros hijos se integraron muy bien, rezamos juntos, jugamos, cantamos, evangelizamos, aprendimos cosas importantes para nuestra familia, nos divertimos y salimos muy reforzados en nuestra vocación. Salimos tan contentos como aquel de la parábola que se encontró un tesoro en el campo. Recibimos un toque especial del Señor para nuestra familia y una llamada a extenderlo; es el evangelio de la familia.

¿Cómo nos organizamos?

Somos una fraternidad de familias cristianas, no tenemos obligaciones ni cuotas. Redactamos unos principios por los que nos sentimos más identificados y que hemos presentado a las diócesis donde hay grupos o hemos celebrado encuentros. También en algunas diócesis que nos lo han pedido. Cuando nos conocen los obispos y los delegados de pastoral familiar nos reciben muy bien.

Organizamos y participamos en encuentros de familias en distintas zonas de España -y en Frankfurt- y nos reunimos con regularidad las familias de una misma zona (aproximadamente una vez al mes). Cada grupo tiene bastante autonomía y se organiza según su creatividad y capacidades.

Hay mucha participación y servicio por parte de las familias integrantes de cada grupo.

Los grupos son muy abiertos, se reúnen en casas, parroquias, etc. Lo que se aprende y celebra en el grupo se ha de vivir en casa. Nos ayuda mucho a vivir nuestra vocación y a no aislarnos.

En el último año nos integramos en el CHARIS España (Servicio Internacional de Renovación Carismática Católica)

“Familia, sé lo que eres”, decía San Juan Pablo II. No tenemos mayores pretensiones pastorales que vivir como verdaderas familias cristianas allí donde estemos, y con las circunstancias que vivamos. Y así se da la oportunidad de acoger y querer a familias con muchas heridas y cargas. Acogemos y tratamos de acompañarnos unas familias a otras tal y como venimos, con nuestras carencias y talentos.

Para nuestra formación utilizamos todo el Magisterio de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia que vamos conociendo, así como la Palabra de Dios.