21 abril 2021

Confianza firme en san José

Una joven llamada Filomena, de diecinueve años de edad, guardaba cama desde el 5 de septiembre. Una enfermedad nerviosa, con sus secuelas comunes, minaba sus fuerzas al punto de que todo movimiento se le hacía insoportable y el estómago no toleraba ni siquiera una cucharada de caldo. No quedaba otro recurso más que Dios, y todos los que se acercaban a la joven paciente le rogaban que tuviera piedad de tanta miseria y recompensara tanta resignación, pusiera término a su martirio y llamara a esta joven alma a las alegrías inefables del cielo.

Tal era su triste estado cuando, el 28 de febrero, Filomena recibió de una religiosa, su ex superiora, una carta en la cual ésta la comprometía a no descorazonarse y a empezar, el 10 del mes siguiente, una novena a san José, novena que debía terminar el mismo día de la fiesta del gran Patriarca. La confianza de la superiora era tan grande que la carta terminaba con estas palabras: «Tengo una esperanza tan firme, que le digo: Hasta pronto, hasta el 19, espero que después de Dios, tendré su visita, nuestra casa está bajo el patrocinio de san José». Esta confianza era compartida por la enferma, quien anunciaba con seguridad su curación para el 19.

Durante la novena, el mal no hizo más que aumentar. El 1, la joven tenía terribles dolores; pero el 18, se sintió aliviada. El 19, tuvo la felicidad de recibir la santa comunión, y algunos minutos después se levantó súbitamente y se arrodilló delante de una imagen de san José, que se encontraba a algunos pasos de distancia, sobre una mesa. La curación era tan completa como instantánea. Todos los síntomas de la enfermedad habían desaparecido, todos, sin exceptuar ninguno; y el estómago tan debilitado retuvo y digirió el alimento que le sirvieron. ¡Gracias sean dadas a san José!

(del libro "Id a José" de la Abadía San José de Clairval: https://www.clairval.com/index.php/es/)