05 mayo 2021

Siempre tenemos necesidad de san José

Un renombrado cirujano danés termina su oración de la mañana con esta jaculatoria: «¡San José, ruega por nosotros!». Viendo mi mirada atónita me dice sonriendo: «Siempre tenemos necesidad de este gran taumaturgo».

Por la noche, le ruego a mi huésped que me cuente algunos hechos en los cuales san José intervino en su vida... Tras un momento de indecisión, me dice: «No me gusta hablar de hechos vividos sobre todo cuando se refiere al dominio religioso... Pero quizás le sirva para hacer saber a otros que san José ayuda siempre, si confiamos en él plenamente.

Por eso, escuche lo que he visto con mis propios ojos y lo puedo afirmar bajo juramento, como también el criminal que expía sus crímenes en prisión, arrepentido por la gracia de Dios.

Una noche de invierno, tomo el tren de Th. a V. En el compartimiento tenuemente iluminado, estoy solo con una gruesa suma de dinero destinada a la construcción de una clínica. Debí dormirme o al menos adormilarme como consecuencia del cansancio debido a mis viajes nocturnos o a operaciones urgentes. Yo no recobro la conciencia sino cuando una sombra silenciosa se lanza sobre mí y el individuo me aprieta la garganta. ¡Imposible alcanzar la alarma! ¡Imposible deshacerme de él para pedir auxilio! Es un coloso que trata de meterme una mordaza en la boca...

Pienso en san José. A mi llamada, siempre ha venido en mi ayuda. ¿Qué sucederá ahora? En ese mismo momento, un formidable puñetazo venido del exterior de la ventanilla del tren golpea a mi agresor, que me suelta. Nuestras miradas se vuelven a un mismo tiempo hacia el cristal donde aparece un rostro... ¡este rostro! (y el médico muestra la estatua de san José que se encuentra sobre su escritorio). El hombre que me aplasta bajo su rodilla, lanza un grito y desaparece. Como saliendo de un sueño, miro a mi alrededor. El departamento está vacío».

Abre el cajón de su escritorio y continúa: «Solamente esta mordaza y esta navaja se encontraban a mi lado sobre la banqueta. Yo había decidido callarme, pero he aquí que, algún tiempo más tarde, el mismo hombre por su cuenta se presenta en la prisión de reclusos para expiar sus crímenes. Lo hace como un verdadero cristiano arrepentido.

Dígame, ¿no tenemos suficientes motivos para honrar a san José, que ha intervenido en tantos casos delicados? Diga a los que están apenados que pongan su confianza en san José, quien encontrará una solución a las situaciones más desesperadas».

(del libro "Id a José" de la Abadía San José de Clairval: https://www.clairval.com/index.php/es/)