03 noviembre 2021

La bondad de san José

Por doquier el querido san José manifiesta su bondad.

Una pequeña árabe que había perdido a sus padres, había crecido como una hierba silvestre, sin encontrar afecto alguno. Las personas que la habían recogido la hacían trabajar sin darle mucho alimento. Era golpeada constantemente, por lo que se ponía más insoportable. Varias veces se había escapado, pero la habían atrapado. Llegó un día en que, no aguantando más, decidió arrojarse a un pozo en pleno campo.

Tiró sus sandalias al agua, para no dejar rastros. En el momento en que iba a tirarse, oyó unos pasos detrás de ella. Se dio la vuelta y vio a un hombre que le dijo: "¡Aun con todo, eso jamás!". Le devolvió sus sandalias y le dijo: "Ve, yo te ayudaré ", luego desapareció. La niña partió a la aventura. Cerca de una ciudad, fue acogida por un grupo de jóvenes que trabajaban en un campo. Le dieron de comer porque estaba hambrienta.

Al visitar su casa, la pequeña se detuvo emocionada delante de una estatua diciendo: "Es el Señor que me dijo: "¡Ve, yo te ayudaré!". Era una estatua de san José, y la casa era la del Buen Pastor. La niña quiso conocer quién era ese señor que ella había visto y que volvía a encontrar en ese momento. Después de san José, y con él, descubrió a la Santísima Virgen María, y luego a Jesucristo y a la Iglesia.

Al Bautismo le siguió la vocación religiosa y la toma de hábito con el nombre de hermana Magdalena de san José. Fue a reunirse con su Protector después de muchos años de vida feliz en la verdadera fe.

(del libro "Id a José" de la Abadía San José de Clairval: https://www.clairval.com/index.php/es/)