14 mayo 2018

Elena Guerra y el Espíritu Santo (3º parte)

De este periodo de correspondencia de cartas con Elena Guerra, León XIII destina a la Iglesia 3 documentos sobre ese asunto relacionado al culto al Espíritu Santo: 1º El Rescripto “Provida Matris Charitate” del 5 de mayo de 1895, donde invitaba a los fieles a invocar al Espíritu Santo, recomendando hacer una novena en ocasión de Pentecostés; 2º La primera encíclica sobre el Espíritu Santo, “Divinum illud munus” del 9 de mayo de 1897, de la cual hablaremos más adelante con más detalles; 3º La Carta a los Obispos, “Ad fovendum in cristiano populo”, en que refuerza las recomendaciones anteriores.

Por su parte, Elena prosigue trabajando intensamente por la difusión de la devoción al Espíritu Santo. Escribe diversos libros sobre el asunto, y envía al Papa León XIII una Novena de Pentecostés de su autoría, titulada “El Nuevo Cenáculo”. Tanto hizo por la devoción al Espíritu Santo que, una vez atacada por una enfermedad mortal, dejó brotar del corazón hacia sus labios esta apasionada y significativa oración: “Señor, te ofrezco mi vida y mi muerte por el triunfo del Espíritu Santo”.

El 18 de octubre de 1897 fue recibida por el Papa en una audiencia especial, recibiendo de él un gran estímulo para continuar en su apostolado por causa del Espíritu Santo. En esa ocasión, también la autorizó a dar a las religiosas de su Congregación el nombre de Oblatas del Espíritu Santo, identificándolas así, de modo más adecuado, al carisma que le es propio en la Iglesia. 

El 20 de junio de 1903 fallece el Papa León XIII. Después de algunos años, grandes sufrimientos se presentan en la vida de la madre fundadora Elena Guerra. Como tantas otras figuras de la historia de la espiritualidad cristiana, Elena también necesitó tomar con coraje su cruz y emprender el camino del calvario. Fue depuesta de su autoridad por vulgar conspiración de algunas personas soberbias, pero sobre todo ingratas. Por imposición de la autoridad eclesial local, tuvo que renunciar públicamente al cargo de Superiora de la Congregación. Vivió los últimos 7 años de su vida en un verdadero desierto, aislada de las actividades y de la compañía de sus hijas. 

Después de su muerte, se reveló la tremenda injusticia cometida contra la superiora y fueron presentadas diversas reparaciones. El Cardenal Lorenzelli, al final de los trabajos y de la tempestad, exclamó: “Encontramos oro donde creíamos que había basura, y basura donde creíamos que había oro…”.

Elena Guerra falleció en Lucca el 11 de abril de 1914 (11 años más tarde del mismo día y mes en que murió su discípula Gemma Galgani, también en un Sábado Santo), habiendo convivido con 4 Papas: Gregorio XVI (1831-1846), Pío IX (1846-1878), León XIII (1878-1903) y Pío X (1903-1914).

En la siguiente entrada veremos la vinculación de la Beata Elena Guerra con el Papa Juan XXIII y la convocatoria del Concilio Vaticano II.

Canción: Dulce Huésped
Autor: Luis Mauricio
Intérprete: Celines & Luis Mauricio