30 noviembre 2019

Jesús, yo confío en Ti

Hay veces que la vida nos zarandea. O tal vez es el Señor el que aprovecha los acontecimientos para "menearnos" un poco y sacarnos de nuestra comodidad, de ese "ir tirando".

La cosa es que hay veces que toca elegir: apostar por el Señor y la santidad, o mirar a otro lado. 

Y a veces esa elección implica rompernos un poco. O tal vez eso es lo que nos parece. Creo que la verdad profunda es que estamos creciendo y el Señor nos está construyendo, aunque no siempre lo veamos así de claro. Aunque duela. Cuando somos pequeños y pegamos el estirón, a menudo nos duelen los huesos de las rodillas. Algo así sucede cuando crecemos en el Espíritu: parece que todo se nos descoyunta por dentro, pero en el fondo estamos dando un estirón.

Y lo que es más importante: toca preguntarse si nuestra mirada está en nosotros o en el Señor. Hace poco le pregunté, en oración ante el Santísimo: "¿Cuántas veces se puede romper un corazón, Señor?". Y oí con una gran claridad: "Tantas como mi Corazón se rompe por tus pecados". 

Cuando la vida me zarandea me doy cuenta de mi mediocridad. De la pobreza de mi vida cristiana. De lo apegado que tengo el corazón a este mundo. Es hermoso, la creación es hermosa, sus gentes son profundamente hermosas. Pero si no amo todo y a todos en Él... 

Cuando la vida nos zarandea, cuando parece que nuestra barca se va a hundir por las olas y Jesús duerme a nuestro lado, ¿qué podemos hacer?  Desde mi pobreza sólo puedo mirar el camino de los santos e intentar aprender de ellos: confianza y abandono en su Misericordia, procurando descansar en el saber que Él jamás nos deja de su mano. 

Ojalá algún día viva que eso es lo único importante: el Corazón de Cristo. Amarle con locura y abandonarme total y confiadamente en el Amor de Aquel para el cual somos lo más valioso. Hasta dar la vida por nosotros.

Mañana comienza el Adviento. Tiempo precioso que nos regala el Señor a través de la Iglesia para preparar el pequeño pesebre de nuestro corazón donde Él quiere volver a nacer. Tiempo de silencio, oración, contemplación admirada de la Virgen que se deja hacer Madre... Tiempo de dejarnos hacer por el Espíritu para seguir creciendo. Un poco más. Hasta ese día hermoso en que ya podamos descansar contemplando eternamente el Corazón del que tanto nos ama, el único Santo.


Canción: Jesús, yo confío en Ti.
Autor: Padre Juan Andrés Barrera