27 marzo 2016

Domingo de Resurrección... Y CRISTO PASÓ

Quiero desearos a todos una ¡¡MUY FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!

He elegido esta imagen para un día tan hermoso como hoy porque espero que todos hayáis tenido el inmenso regalo de experimentar el paso de Cristo por vuestras vidas en estos días de Semana Santa, especialmente durante el Triduo Pascual.

Ahora tenemos cincuenta días gloriosos para seguir profundizando en esta VERDAD de que CRISTO ha bajado a nuestros infiernos y HA RESUCITADO, hasta que podamos realmente clamar desde lo profundo: ¡¡verdaderamente ha resucitado, aleluya!! Porque ya no hay oscuridad, ni pecado, ni tristeza, ni soledad, ni muerte... que Cristo no haya visitado e iluminado en nuestras vidas. Esa es su PROMESA y su anhelo. Por nuestra parte sólo queda abrirse, consentir a su acción y vivir con un constante y agradecido "hágase" en el corazón.

Gracias, Cristo, por haber pasado por mi vida :-)

Muy unida a vosotros en oración. Que Dios os bendiga+


Canción: Secuencia de Pascua
Intérpretes: Oblatas de Cristo Sacerdote
https://www.youtube.com/watch?v=p4gYSrGI2-E






26 marzo 2016

Sábado Santo... SILENCIO

“Es el día del silencio de Dios”. “Debemos hacer todo lo posible para que sea un día de silencio, como aquel Día, que fue el día del silencio de Dios”. “Jesús depuesto en el sepulcro comparte con toda la humanidad el drama de la muerte. Es un silencio que habla y expresa el amor como solidaridad con los abandonados desde siempre, que el Hijo de Dios reúne colmando el vacío que solo la misericordia infinita del Padre Dios puede llenar” (Papa Francisco)





25 marzo 2016

Viernes Santo... POR MÍ

Meditación sobre el VIERNES SANTO, ciclo C - 2016 (P. Alfonso Sánchez-Rey López de Pablo)

Hoy 25 de Marzo, se da una feliz coincidencia que no es nada frecuente: es Viernes Santo y es también la fecha en la que habitualmente se conmemora la Encarnación del Señor. Se cumple lo que se dice, con rigor, en algún villancico: que el Hijo de Dios vino al mundo para padecer. El Verbo de Dios que se ha hecho carne en las purísimas entrañas de María, no por el mundo, no por la humanidad, por cada uno de nosotros, viene para obedecer al Padre, viene para entregarse por nosotros en la Cruz.

Hoy es el Día del Gran Perdón: un día para mirar, dolerse y cambiar.

1. Mirar a Jesús. Hemos seguido a Jesús en su Pasión y nos preguntamos ¿cómo es posible? El hombre que pasa haciendo el bien, el hombre que habla como no ha hablado nadie, el hombre que brilla en su humanidad, es ahora un despojo más que un hombre. "No hay en Él parecer, no hay hermosura". Hemos de aprender a mirar a Jesús. Y mirarlo no de cualquier manera sino tal cual está ahora: Mirarlo en su soledad, mirarlo en su abandono. Mirarlo insultado, mirarlo ridiculizado. Mirarlo escupido, mirarlo herido hasta la extenuación. Sin nada en Él que esté sano. Lleno de oprobio. No apartes tu vista, no mires para otro lado. Es Jesús el que hace milagros, el que habla como nadie. ¿Puedes mantener la mirada? Perdón Señor, perdón, he sido yo. Gracias porque te entregas por mí.

2. Dolerme de Jesús. ¿No me conmueve? ¿Acaso puedo quedarme indiferente al verlo así? ¿Puedo quedarme acaso impasible ante tanto sufrimiento? ¿No siento en mi interior algo que hiere mi corazón en lo más profundo? Yo que me quejo con tanta facilidad, que cualquier cosa me cuesta tanto, ¿no me quedo parado ante tanto dolor? Hay falta de fe en el mundo, en muchos corazones que parecen secos y tristes, pero cuando veo la sequedad y la tristeza de todo un Dios que se ofrece por mí, ¿cómo puedo echárselo en cara? Solo puedo asociarme a María y, con ella, dejar que esa espada de dolor que atraviesa su corazón me recuerde que sus heridas son las que curan las mías. Y pedirle que las convierta en amor. Perdón, Señor, perdón, he sido yo. Dame fuerzas para convertir mi dolor en amor.

3. Cambiar por Jesús. Jesús mío, después de ver y dolerme ¿podré seguir igual? Yo que a veces estoy tan seguro de mí mismo... "Si rompe cercos y cuestiona seguridades es para abrir una brecha al torrente de la Misericordia que, con el Padre y el Espíritu, desea derramar sobre la tierra". Lo recordaba el Papa. No puedo seguir indiferente. ¿No habrá algo dentro de mí que me lleve a pensar que algo tengo que cambiar? Señor mío y Dios mío, que hay en mi interior mucha amargura, muchos resentimientos, muchos dolores, muchas decepciones, mucho desamparo y desesperanzas, y se van quedando ahí como enconados. No quiero quedarme a solas conmigo mismo. Mi soledad es solo vacío: quiero llenarla de tu amor y presencia entregada. Perdón, Señor, perdón. He sido yo. Hazme cambiar.

Que te mire, que no deje de mirarte, tengo tanto que aprender de Ti. Que me duela con tu dolor: es el único dolor que sana mis heridas, y me hará olvidarme de mi dolor tan pobre. Que cambie esa actitud interior tantas veces prepotente y egoísta, para llenarme de esa sencillez y humildad con la que te has entregado a la muerte por mí, para salvarme. Que mire, me duela y cambie de la mano de María Virgen Dolorosa.


Canción: Nadie te ama como Yo
Autor: Dios
Intérprete: Martín Valverde
https://www.youtube.com/watch?v=yymM1iZOgSk





24 marzo 2016

Jueves Santo... AMOR


Meditación sobre el JUEVES SANTO, ciclo C - 2016 (P. Alfonso Sánchez-Rey López de Pablo)

"Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo los amó hasta el extremo". Hasta el final, hasta las últimas consecuencias… El amor de Dios no es un amor ideal, no es un amor imposible, es un amor encarnado, para los que están en el mundo. Y desea que ese amor cale, hasta los “huesos” del alma. El Jueves Santo, Jesús quiere resumirlo todo. Todo su Evangelio, la Buena Noticia que ha traído a los hombres, es explicarnos las dimensiones del amor. Un amor real que se arrodilla, y se vuelca no sólo en palabras. Quería dejarlo claro: Que echáramos fuera de nosotros el egoísmo. Distinguir el amor verdadero de otras cosas que se llaman amor pero no lo son, por ejemplo el interés, el deseo, el dominio.

En esa tarde que está llena de confidencias y de cariño, Jesús se desborda mostrando lo que es amar:

1. Dejarnos amar por Dios. Hay una primera cosa de la que nos cuesta convencernos: Dios me ama, me ama con una singularidad tan arrolladora que resulta desconcertante. Dios es así, no puede dejar de querer, está en su esencia, lo lleva en las entrañas. Pero ese amor es tan limpio, es tan puro, que no quiere, por nada del mundo, imponerse, quiere darse por completo y para eso ha de ser aceptado en libertad. Si tú no lo aceptas, si no le abres las puertas de par en par, Dios estará a tu puerta, a la puerta de tu alma llamando, con la mano tendida mendigando tu amor. Tú puedes abrir las puertas y dejar que te llene. O cerrarlas. Está en ti.

2. Amar a Dios. Hay gente a la que no le sale amar a Dios. Y quizá tiene con Dios otras cosas: le tiene respeto, le tiene temor o incluso miedo porque lo ve estricto y justiciero. Unas veces lo ignora y otras lo evita, pero amarle de verdad y con cercanía, con sencillez, con naturalidad, les sale menos. Son como esos niños pequeños, cautelosos cuando están con un desconocido: saben que está allí delante, lo observan, les parece que en principio no les van a hacer daño, pero hay recelo. Que te quiera, Dios mío, que te ame sin reservas y de verdad, con toda el alma. Que sienta por Ti un amor real y práctico con detalles de cariño concretos, fiándome de Ti.

3. Amar a los demás. Cuando el Señor les dice a sus discípulos: "a vosotros os he llamado amigos" no lo dice por compromiso, sino comprometiéndose. Así he de querer yo a los demás. Decirle a alguien: "tu vida me importa" es una cosa muy grande. Cerrarse y no tener a nadie a quien decirle eso es muy triste. Necesitamos a los demás, incluso para ser más nosotros mismos necesitamos expresarles nuestro amor, porque estamos hechos a imagen y semejanza de Dios y también nuestra esencia es esa: querer. Una persona que no ama no es una persona completa. Lo que hiere más a una persona es no dejar espacio en el corazón para los demás.

4. Amarnos a nosotros mismos. Hay también una dimensión del amor que se va fraguando hacia adentro. Y no es menos importante, porque todo bien se forja en la intimidad del corazón y brota de ahí como una fuente que Dios alimenta porque enseña a quien se deja. No hay que confundirlo con el egoísmo. Y eso cómo se concreta: consiste en tratarse bien, sin hacerse la víctima, sin despreciarse, o anularse, porque somos queridos por Dios, instrumentos en sus manos para hacerlo presente. Sin juzgarse a uno mismo. Sin compararse con los demás. Sin mimarse a sí mismo. Dándolo todo, porque todo lo hemos recibido de Dios. Eso es quererse.
Jesús nos enseña a amar. Aprender a amar no es fácil. Pero es el gran secreto de nuestra vida, el secreto de la felicidad. Lo que más libera al hombre de sus pesos es el amor. El amor verdadero, auténtico, el amor que se recibe y se da como un don, como un regalo, de forma gratuita, sin esperar nada a cambio.

El amor se hace entonces tan ardiente que se entiende mejor a Dios que es Padre y es misericordia, que es Hijo y es entrega en la Cruz, es Espíritu Santo y es Consuelo y Paz y Alegría. Ese amor que sintió por Jesús, entrañablemente, Nuestra Madre la Virgen y ahora nos da a nosotros. Ojalá que aprendamos a amar con ese amor tan ardiente que quema todo lo que hay a su alrededor, convirtiéndolo en fuego.

Canción: Servidores sed
Autor: Agustín Sánchez
https://www.youtube.com/watch?v=Q7lv59VAlw8





20 marzo 2016

¿Tiene que cortarse la cabeza el Señor?

No, no se me "ha ido la pinza", no. Ahora lo entenderás. De momento, empieza leyendo este salmo:

SALMO 23
Entrada solemne de Dios en su templo
.

1Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe, y todos sus habitantes:
2él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
3-¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
4-El hombre de manos inocentes,
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
5Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
6-Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
7¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
8-¿Quién es ese Rey de la gloria?
-El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
9¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
10-¿Quién es ese Rey de la gloria?
-El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.


Este Domingo de Ramos nos abre las puertas a la Semana Santa. El Señor viene, una vez más, a morir y resucitar en el "Jerusalén" de nuestro corazón.

Sí, "mira a tu Rey que viene a ti justo y victorioso, modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica" (Zacarías 9, 9). Manso y humilde, con manos inocentes y puro corazón.

Y cuando llega a la puerta de tu corazón... ¡¡se golpea la frente!! Porque tenemos nuestros esquemas, juicios, ideas preconcebidas, etc., etc. etc... y un largo etcétera más... de lo que tiene que ser nuestra vida, de cómo vivir nuestra fe cristiana, de lo que el Señor tiene que traer o no, pedir o no a nuestra vida, de cómo ha de ser la Semana Santa, y la Pascua, y el Tiempo Ordinario y....

Vamos, que la puerta de nuestro corazón se ha quedado tan estrechuja que el Señor, con su buen 1,80 (según la Sábana Santa) no entra por mucho que se agache...

Y si el Señor no entra para llevar a la cruz y resucitar todo aquello que en nuestra vida debe morir y resucitar a una vida nueva, algo habrá que hacer, ¿¿no??

Pues eso... "¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas", que de puro antiguas ya se han quedado oxidadas... ¿O no...? Todavía puedes abrirlas. ¿Las abres?


Canción: Dos mil años de luz
Autor: Betania
https://www.youtube.com/watch?v=i5IUvMK1FCA






18 marzo 2016

Hoy es mi cumpleaños

Sí, hoy es mi cumpleaños. Un día menos para irme al Cielo. Al menos estadísticamente hablando, jeje.

Ayer recibí de una amiga esta imagen:


Hoy miro hacia atrás mi vida. Y con admiración veo la melodía que el Señor está tocando en ella.

Es cierto que hay ocasiones en que parece que le faltan notas y esos huecos se traducen en silencios, a veces dolorosos, a veces incomprensibles, a veces llenos de esperanza. A veces va demasiado lenta para lo que mi corazón desearía (esas eternas redondas...), a veces tan rápida que se me pasa como un suspiro, al ritmo de fusas y semifusas.

Muchas veces, más de las que me gustaría, suena desafinada una nota suelta... o toda una frase. Y en estos casos reconozco que es por mi pobreza y pecado, por la impaciencia de querer ser yo la que elija tecla negra o tecla blanca y el ritmo en lugar de dejar que el Maestro marque el compás...

Sea como sea, me admiro de la obra que el Señor está haciendo con la melodía de mi vida. No sé si al final será una ópera o una zarzuela, tal vez un vals o un allegro. Lo importante es que Él es quien, al final, pone armonía... Y algún día, a la vuelta de la esquina, formaré parte de ese coro celestial que cantará eternamente sus alabanzas.

Con mi madre Santa Clara hoy te digo: "¡Gracias, Señor, por haberme creado!" y por el plan precioso que tienes para mi vida. Que sea siempre un dulce sonar para ti.


Canción: Te amo, Rey
Autor: Maranatha
https://www.youtube.com/watch?v=XGJV42d8TOI



09 marzo 2016

¿Esperas que el mundo te felicite por ser mujer?

Así ha sido la pregunta que un buen amigo me ha dirigido en un mensaje a eso de las 8.30 de la mañana de hoy.

Y durante el resto del día hemos ido recibiendo (supongo que las mujeres de medio planeta) mensajitos llenos de flores, felicitaciones, frases alabando nuestras bondades y fortalezas... Porque hoy, 8 de marzo, por si alguien no se había enterado aún, hemos celebrado el Día Internacional de la Mujer. Y supongo que muchos ni siquiera sabrán que su origen está en un grupo de mujeres de la fábrica Triangle Shirtwaist que perdieron la vida por exigir unas condiciones laborales dignas, para que se las reconociera como seres humanos de pleno derecho.

Personalmente, este tipo de jornadas o "días internacionales" me dan bastante igual, excepto cuando sirven para denunciar y hacer visibles circunstancias que muchas veces pasamos de largo, como las enfermedades raras, la hambruna, la falta de agua...

Como yo intento ver a todos los seres humanos desde la igualdad de la mirada de Dios y desde sus propias diferencias que enriquecen a la humanidad, no celebro especialmente un día como el de hoy, pues la sociedad debería ser igualitaria de por sí, no discriminadora.

Por desgracia es aún así, y tal vez una jornada como esta sirva para llamar la atención sobre ello. Pero, ¿realmente es coherente que sigamos distinguiendo que haya mujeres que trabajen? ¿No debería ser algo tan incluido de forma natural en nuestra sociedad que no se celebre específicamente? ¿A veces no sirven este tipo de jornadas para que cierto feminismo radical intente hacer iguales dos formas de ser tan distintas y complementarias, como son el hombre y la mujer, anulando la especificidad de la mujer? Iguales en derechos y como seres humanos sí, pero no somos iguales en formas de vivir, sentir, de enfrentarnos a la realidad, etc. No sé...

Y respecto a lo de agradecer ser mujer... me ha venido dado. No he hecho nada para que se me agradezca.

Durante este día he considerado que esta reflexión la podría plasmar, como estoy haciendo, en el blog. Y como siempre pongo una imagen relacionada, he estado pensando cuál podría ser, y me quedo con esta:


La pecadora perdonada. La mujer levantada y repuesta en su dignidad como hija de Dios. Porque esa es la más alta dignidad que tenemos todos los seres humanos: que Dios ha enviado a su Hijo al mundo para reconciliarnos con Él, y hacernos hermanos entre nosotros y ser hijos en el Hijo.

Hoy día en el mundo hay muchas mujeres que aún viven postradas y aplastadas por miles de injusticias. Hoy, desde la oración, grito en vuestros corazones: "¡Levantad la cabeza, se acerca vuestra liberación!" (Lucas 21, 28). ¡Salta de gozo, alégrate! Miremos a nuestro Rey y Redentor, justo y triunfador, que viene pobre y montado en un borrico, en un pollino de asna" (cfr. Ezequiel 9, 9), que se acerca a Jerusalén para dar la vida por toda la humanidad. Sin diferencias, por todos, porque Cristo es nuestra Paz y nuestra Justicia (cfr. 2 Corintios 5, 21)

Canción: Hoy se levanta nuestra Luz
Autor: Comunidad Emmanuel
https://soundcloud.com/comunidad-de-emmanuel/hoy-se-levanta-nuestra-luz