02 noviembre 2020

Canción "Nómadas del Espíritu"

Mi muy querido amigo y hermano en Cristo Javier Salvado ha compuesto esta preciosa canción inspirada en este blog y en el carisma de San Francisco Javier. 

Y no ha podido poner mejor y más amado fondo para mí en su vídeo...

Mil gracias, Javier, es muy hermosa. Me emociona... Tu padre, a quien se la dedicas, la estará gozando, seguro. Que Dios te bendiga abundantemente.
 
Os comparto esta hermosa canción que seguro vais a disfrutar.
 
Canción: Nómadas del Espíritu.
Autor: Javier Salvado (de Chiclana, Cádiz)
 
 

 

¿Cuál es mi excusa?

Ayer fue un día hermoso para nosotros, los cristianos. Celebrábamos la fiesta de todos aquellos hermanos nuestros que ya están en el seno de la Trinidad. Y hoy es un día igualmente hermoso, al recordar a todos aquellos seres queridos que partieron de nuestro lado camino a esa eternidad en el Amor sin fin de Dios, aunque aún no tengamos la certeza de si culminaron ya su camino...

Ayer, durante la homilía, nuestro párroco nos leyó un texto que luego generosamente me envió. Os lo transcribo:

"Jacob era tramposo, Pedro tenía temperamento fuerte,

David fue adúltero, Noé se embriagó, Jonás huyó de Dios,

Pablo era asesino, Miriam era una chismosa, Marta se angustiaba,

Tomás dudaba, Sara era impaciente, Moisés tartamudeaba,

Zaqueo era pequeño, Abraham era viejo y Lázaro estaba muerto.

 Ahora, ¿cuál es tu excusa?

¿Dios te puede usar o no?"

Impresionante repaso a algunos de nuestros antepasados en la fe, ¿verdad? E impactantes preguntas...

Todos los días 2 de noviembre no puedo evitar recordar, creo que como todos, a personas concretas cuya presencia física ya no puedo disfrutar (aunque este tipo de presencia no sea la única, gracias a la comunión de los santos). Y hoy, teniendo de fondo estas preguntas, me acuerdo especialmente de mi abuela materna. Ella fue un pilar en mi comienzo en la fe, arrastrándome los Domingos a misa (casi literalmente muchos días, porque en ocasiones "me tiraba" más irme con la bici y mis amigos, que no iban a la misa) en los largos veranos que pasábamos con ellos mi hermano y yo, mientras mis padres trabajaban. Cuando ella murió, siendo yo muy joven, sentí que me seguía invitando con insistencia a continuar en el camino de la fe. Y así lo hice, yendo a mi primera Pascua juvenil con personas a las que no conocía de nada. Sin mi abuela yo no viviría hoy todo lo que vivo con el Señor.

Años después de su muerte, en una conversación con mi abuelo, a quien pedí me contara cosas de ella, me dijo que mi abuela era muy generosa y hacía caridad "escondida": siempre llenaba alguna bolsa de comida para vecinos que tuvieran necesidades, acompañaba y cuidaba a los enfermos, siempre estaba pendiente de servir a todos... 

Es decir, mi abuela era una "santa de la puerta de al lado" (cfr. Papa Francisco, exhortación apostólica Gaudete et exultate: http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20180319_gaudete-et-exsultate.html)

Y mi abuela podría haber tenido suficientes "excusas" para no hacerlo: criando a 5 hijos, con mi abuelo en 2 trabajos (y uno "extra") para poder subsistir... 

No, ella no ponía excusas. Y yo pongo tantas... 

De nuevo, Señor, vuelvo mi ser hacia Ti y te digo: aquí estoy, con todo lo que tengo, con todo lo que soy. Con toda mi pobreza, debilidad y limitaciones, que son enormes... pero con mi anhelo más enorme aún de decirte que sí. Úsame, Señor. Hágase tu voluntad, sin condiciones.


Canción: Vuelvo a Ti.

Autores: P. Enrique da Fonseca y P. Pedro Pablo Celis (Padres de Schoenstatt)

https://youtu.be/kDDfK2q8Uw4

 


 

19 octubre 2020

Solo 24 horas...

El evangelio de hoy me ha recordado mucho a una reflexión que escuché a un sacerdote hace unos días. 

Nos invitaba a los oyentes a pensar sobre qué es lo importante en nuestra vida, las cosas que tenemos que cuidar. A imaginarnos que nos quedan 24 horas de vida y escribir lo que haríamos en esas 24 horas. Así veríamos las cosas realmente importantes de nuestra vida, aquellas que nos urgiría hacer, dejando fuera aquellas otras menos importantes (como acumular dinero o fama) al no quedarnos tiempo para ello.

La verdad es que es impresionante cuando Jesús se pone serio en el evangelio. Siempre pienso en el dolor que para Él supondría tener que hacerlo por el Amor que nos tiene. Pero, ¿qué padre no corrige a sus hijos? (cfr. Proverbios 3, 12; 13, 24). Y Dios es Padre, muy Padre...

Me impresiona mucho esta frase de la parábola de hoy: 

"Necio, esta noche te van a reclamar el alma"  

(puedes leer el texto completo - Lucas 12, 13-21 - aquí: https://conferenciaepiscopal.es/biblia/)

Es impresionante, ¿verdad? Y me invita a reflexionar sobre lo que el sacerdote decía: "si solo me quedaran 24 horas de vida, ¿qué haría?".

Si esta noche me reclamaran el alma, si fuera al encuentro de Dios Padre, ¿qué haría...?

............................

Y si lo tengo tan claro... ¿por qué no lo vivo ya, sin esperar a que el tiempo se me acabe? Porque, realmente, no sé cuándo se va a acabar... ¿Esperaré a que urja y puede que pierda la oportunidad?

El tiempo que se me concede es un tiempo de Misericordia de Dios, es un kayros... ¿Lo voy a aprovechar?

¿Qué es lo realmente importante en mi vida, aquello o aquellos que quiero cuidar de verdad, aquello que tiene valor de eternidad...?

No esperemos.

 

Canción: Teu proceder

Autor: P. Francys Adao, sj (traducido e interpretado por el P. Cristóbal Fones, sj)

https://youtu.be/5wXCLdnOQj4

 

 

18 octubre 2020

Tu Gracia me sostiene

No soy experta en Biblia y es muy posible que me equivoque, pero hoy al orar con el evangelio me he quedado con una frase distinta a otras veces. Y es una frase que me ha "rechinado" mucho.

 "Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias" (cfr. Mateo 22, 15-21)

¿Habéis visto a qué me refiero, dónde está el "tufillo" a rancio? Exacto: "sin que te importe nadie".

Creo que todas las demás frases se mueven en la verdad de cómo es nuestro Señor: es sincero (Él es la Verdad), enseña el camino de Dios conforme a la verdad (Él es el Camino, el rostro de Dios entre nosotros), no se fija en apariencias (pues conoce bien nuestro corazón, que Él ha creado, y no se queda en lo exterior)

Pero lo de que no le importe nadie.... Cierto que podemos verlo desde el punto de vista de que es profundamente libre y vive en la verdad de Dios por encima de componendas, sin acepción de personas, sin importarle jugarse la vida por presentar la verdad sin tapujos.

Pero me ha "rechinado" la frase porque le importamos tanto ¡que dio la vida por nosotros! Nos ama tanto que no dudó en entregarse a la terrible muerte de cruz... 

Y le importamos tanto que no puede dejarnos vivir en la mentira ni en una mediocridad que nos hace vivir una vida arrastrada mientras ponemos "caretas" delante de los demás. Me impresionó muchísimo el evangelio de hace unos días donde Jesús afirmaba:

"¡Ay de vosotros, que sois como tumbas no señaladas, que la gente pisa sin saberlo!" (cfr. Lucas 11, 42-46)

No puedo dejar de pensar en tantas ocasiones que escucho alabanzas y pienso por dentro "si tú supieras la verdad de cómo soy y cómo vivo"... Cuántas veces vivo un evangelio hecho a mi medida, donde justifico constantemente mis decisiones basándome en excusas y autojustificaciones, y no en la realidad del evangelio hecha vida. Donde olvido que, aunque eres Misericordia, también eres justo y me invitas a vivir en la verdad. En tu Verdad, no en la mía.

Señor, no me dejes vivir como tumba no señalada que la gente pisa sin saberlo... No me dejes vivir en apariencias y con caretas... Que tu Espíritu abrase de tal modo mi vida que solo pueda vivir en tu Verdad, siguiéndote a ti fielmente que eres el único Camino- Que mi Corazón sea semejante al tuyo para que vivas tu Vida en mí y a través de mí. Que de verdad el evangelio sea mi mas profunda regla de vida, hasta que se haga totalmente vida en mí. Jesús, confío en Ti, en tu Gracia que me sostiene y en la fuerza de tu Resurrección que puede transformar totalmente cualquier vida. Amén+


Canción: Tu Gracia me sostiene

Autor: Marcos Witt

https://youtu.be/zV6d0ez5OdY



13 octubre 2020

"Peazo" mes de octubre

Sí, "peazo" mes, aunque la verdad es que podríamos decir lo mismo de cualquier mes del año sabiendo a qué me refiero: los santos.

Sí, es increíble lo "plagadito" que está este mes de octubre. ¡Rebosa santidad por los cuatro costados! Para empezar, es un mes dedicado al rosario, oración que ama y nos ha recomendado "la Santa" por excelencia: nuestra Madre, la Virgen María. Ya eso dice mucho de este mes...

Casi todos los días celebramos algún santo de esos "grandes", de los más conocidos, y que han movido a millones de corazones a ser más de Dios. 

Y, casi empezando el mes, el Señor nos ha regalado la beatificación de un chaval que está llamado a cosas grandes desde el Cielo y que ya ha comenzado a remover mucho: Carlo Acutis. Él, que no conseguía entender por qué los estadios estaban llenos de gente y las iglesias vacías, repetía: "tienen que ver, tienen que entender", nos cuenta su madre. Gracias, Carlo, porque muchos verán y entenderán gracias a ti...

Me encanta leer vidas de santos. Es un impulso para crecer, para mirar siempre hacia arriba. Para tirar cada vez más alto, más alto...

Estos días no puedo evitar pensar que si un chico de 15 años ya es beato, yo estoy perdiendo el tiempo. Se me escapa la vida y aquí ando, con mis mediocridades. 

El Domingo pasado invitaba a los seminaristas de mi parroquia a que cada día que les viera y les preguntara "¿qué tal?" me respondieran: "creciendo en santidad". Porque solo eso vale la pena al final. 

Para vivirlo tenemos la abundante Gracia derramada en los sacramentos; el inmenso regalo del encuentro con Dios en la oración, donde podemos dialogar con Él corazón a Corazón; tenemos la Palabra de Dios, y los textos del Magisterio, y la Tradición, tantas cosas...

Y tenemos muchos testigos que nos ha dejado nuestra madre Iglesia para seguir sus pasos. Cada día más de uno: los santos. Podemos leer sus testimonios de vida, encomendarnos a ellos, dejar que sean los "hermanos mayores" que nos amen y guíen como ellos anhelan, crecer en la esperanza de que si el Señor pudo con su "materia prima" hacer grandes cosas también lo logrará con nosotros si le dejamos obrar... 

Santa Teresita del Niño Jesús (que también celebramos este mes) decía: "No me arrepiento de haberme entregado al Amor". Si nos entregamos a Dios por entero, Él se entregará a nosotros. Sin reservas. Y nos conducirá por caminos de santidad.

Con nuestras virtudes y defectos, no hacen falta grandes heroicidades. Vivir en un proceso de conversión continua, donde demos cada día un poquito más de lo mejor de nosotros mismos en Cristo. Luchar, como los santos, por poner a Dios en el primer lugar en lo sencillo y cotidiano, con un amor apasionado por Él. Y que al final en nuestro corazón encuentren eco las palabras de Santa Teresa de Jesús (otra santa de octubre) y de tantos santos: solo Dios, "solo Dios basta"...

"La tristeza es dirigir la mirada hacia uno mismo, la felicidad es dirigir la mirada hacia Dios. La conversión no es otra cosa que desviar la mirada desde abajo hacia lo alto. Basta un simple movimiento de ojos" (Beato Carlo Acutis)

Lo tenemos todo. ¿A qué estamos esperando? La Gracia está dada. Podemos ser santos, lo importante es quererlo y dejar a Dios ser Dios. Caminemos.

 

Canción: Tuyo soy

Intérprete: Estación Cero, junto con Ana Bolivar.

https://youtu.be/pCT_49mCgAo


09 octubre 2020

¿Acción de gracias en el 2020? Pues sí. Y alabanza, por Inés

Llevaba varios días pensando en retomar el blog bajo el título "¿Acción de gracias en el 2020?". Acabo de saber que una hermana en Cristo ha fallecido por COVID. Y, a pesar del dolor, me lanzo a esta acción de gracias. Y sí, también, a la alabanza al Señor.

Conocí a Inés cuando me incorporé por primera vez a un grupo de oración de la Renovación Carismática. De ella aprendí cómo es una persona carismática de pura cepa, cómo vivir anclada en la alabanza y en la Palabra de Dios. Aprendí de su ejemplo el servicio entregado, sin mirarse a uno mismo, y mantener la alabanza en todo momento a pesar del cansancio. Pude poner en práctica los conocimientos que tenía de liturgia sirviendo a su lado en las asambleas, pero el amor que tenía por todo lo que "tocaba" al Señor es algo que no se aprende en las clases. Su amor por el Señor Eucaristía era... tan grande... 

Y aprendí a interceder a base de orar con ella. Recuerdo nuestras largas charlas telefónicas que siempre acababan con Inés orando por mí y abriendo la Biblia para darme una Palabra. Otro de sus grandes amores: la Palabra se hacía vida en sus manos y en sus labios en todo momento. Me encantaba ver aquella Biblia viejita, super usada y subrayada suya. Y pensaba: yo quiero estar tan enamorada como ella de tu Palabra, Señor. Y orar tanto con ella que sea parte de mi lenguaje. Porque lo suyo no era fruto de estudios, sino de vida y oración.

Hace unos días celebramos las Témporas de acción de gracias y de petición, un regalo como todo lo que nos propone nuestra Madre Iglesia (si quieres conocer un poco más sobre el origen y sentido, puedes consultar este enlace: Las Témporas)

Con todo lo que estamos viviendo, para muchos puede ser difícil encontrar motivos para dar gracias. Tal vez sí para pedir, ¿pero dar gracias también, con la que está cayendo...? 

Creo que todos, de un modo u otro, hemos sufrido (y algunos mucho) en este 2020. Y aún no ha acabado, dirán algunos... Pero no puedo evitar que algo se "revuelva" en mí cada vez que veo un mensaje en el que se dicen cosas como:

"Querido Dios, ¿podrías, por favor, desinstalar y volver a instalar el 2020? ¡Tiene un virus!"

"Yo del 2020 quiero ver el trailer primero"

"Una cosa buena que me ha pasado en el 2020... no recuerdo ninguna..."

Cierto que algunos son graciosos, pero cuando los veo me pregunto: si soy cristiana, ¿dónde está mi fe en Dios y su mano providente en todo lo que ocurre? Porque en ellos no veo más que queja por lo que llevamos vivido este año. 

¿Y la acción de gracias? Porque el Señor no ha dejado de obrar en nosotros y en los que nos rodean (si le hemos dejado)

Estamos en octubre. Aún quedan unos meses para acabar este 2020. ¿Cómo los vamos a vivir: desde la queja o desde la acción de gracias viendo la mano de Dios sosteniéndonos en todo momento?

Yo me quedo con lo segundo. Inés me enseñó a vivirlo así y quiero ser digna de las enseñanzas de mi maestra y madre en la Renovación. Porque ella "me dio a luz" para la Renovación. Con su ejemplo vivo y con todos los retiros a los que me mandaba ir cuando era mi servidora para que me formase, de cara a servir yo también algún día.

Gracias, Señor, por la vida de Inés. Para todos los que la hemos conocido, sabemos que ha sido un regalo de tu Misericordia. Te alabo y te bendigo por ella, por su vida, por sus enseñanzas, por su servicio, por su testimonio, por su anhelo de evangelizar para que todos te conocieran, por su apasionado amor por Ti, Señor... y por su alabanza, siempre su alabanza, y ahora por toda la eternidad.

Gracias, Inés, por tanto. El Amado te ha llevado con Él. Qué feliz estarás...




22 julio 2020

Toda una aventura....

Me gusta mucho María de Magdala. O María Magdalena, como también la llamamos. Y cada año que pasa, un poco más. La siento más hermana, más amiga, más compañera de camino.

Y, al hilo del evangelio del Domingo pasado, me voy a aventurar a hacer una pequeña reflexión sobre ella que tal vez sea más mía que suya. ¿O tal vez me la haya inspirado esta hermana del Cielo?

Creo que ella llegó a ser lo que llegó a ser porque abrazó, e incluso llegó a amar, su trigo y su cizaña. Ambos al mismo tiempo. Lo que ella era, sus luces y sus sombras, aprendió a conocerlos...en Cristo... y en Él fue donde también aprendió y pudo abrazarlos y amarlos. En su Corazón, donde los descubrió también abrazados y amados.

Parece un poco trabalenguas, ¿verdad? Pero al final es la verdad más absoluta de nuestras vidas: somos frágiles criaturas inmensamente amadas y redimidas en ese inmenso Amor. 

María abrazó su cizaña redimida y la entregó junto con el don de su trigo a Cristo. Y ahí... brotó con gozo el don de una vida nueva en Él cuyo resplandor llega a nuestros días. 

Por eso me encanta su vida...

Mirando el mar, cuya infinitud me recuerda la infinita Misericordia de Dios, siento que trigo y cizaña se hacen uno con Él y en Él si me sumerjo en esta infinita Misericordia y me dejo llevar por Él a sus profundidades. 

Y una vez ahí... ¿quién sabe a dónde llegaré?

Es toda una aventura de Amor de Dios... ¿Te apuntas?

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19 junio 2020

18 junio 2020

Volviendo al corazón de la Iglesia

Os comparto un artículo en formato carta que me han pedido para la página de Misioneros Digitales Católicos sobre la experiencia de volver a las Eucaristías públicas en nuestros templos. 

Volviendo al corazón de la Iglesia

Querida Filotea (la que ama a Dios):

Hace mucho tiempo que no te escribo. Ya sabes que esto del “confinamiento” nos está alterando el ritmo natural a todos y a veces no sé ni en qué día vivo. Se pasan los días tan rápidos y tan extraños... Pero no quería esperar más para contarte un regalo muy grande que el Señor, en su infinita Misericordia, nos ha concedido de nuevo.

Sí, sí, ya me imagino que tu corazón, tan amante de Dios, ha saltado de alegría al imaginarse la noticia… Efectivamente, ¡de nuevo hemos podido gozar del corazón de la Iglesia! ¡De nuevo hemos podido asistir a la Eucaristía de forma presencial! Guau… qué inmenso regalo, ¿verdad? Porque es un regalo impresionante, infinito, que no cabe en nuestras pequeñas mentes, que el Señor haya querido quedarse entre nosotros en algo tan asequible como un pedazo de pan y un poco de vino, y solo por las palabras de unos pobres hombrecillos elegidos por Él para una vocación altísima: ser otro Cristo en medio de nosotros. Sí… contigo vuelvo a exclamar: ¡qué inmenso regalo!

Nuestro obispo fue uno de los primeros en cerrar las iglesias al comenzar la pandemia. Su gran prudencia le hizo obrar así, ya que en la Diócesis hemos tenido algunos de los focos más importantes. Sin embargo, las “iglesias digitales” se abrieron casi al instante por doquier, llenando las redes de iniciativas donde podíamos seguir celebrando unidos a nuestros pastores.

Fueron unos días muy especiales donde me sentí muy unida a Él, que se hizo más cercano que nunca, y a tantos hermanos nuestros que, por la zona donde habitan o las circunstancias que viven, no pueden acceder tan fácilmente como nosotros a los sacramentos. ¿Sabes?, a veces sentía que la Iglesia en mi corazón era más universal que nunca…

Pero el alma ansía más y más… y solo el que es Infinito puede saciar su sed de infinito… Así que cuando nos dijeron que se abrían las iglesias para, primeramente, poder tener la posibilidad de orar, confesar y recibir la comunión… nuestro corazón saltó de alegría como sé que salta el tuyo al leer mis palabras. Ese gran acontecimiento tuvo lugar el pasado 11 de mayo… Sí, sí, ya sé que he tardado en escribirte para contártelo… pero déjame seguir que hay más.

Yo pude ir ese mismo día. Pero, si te digo la verdad, solo pude orar. Es cierto que me creía preparada para comulgar, pues me preparé a conciencia cuando el Papa nos dio la posibilidad de ganar indulgencia plenaria. Los días previos fueron para mí realmente días penitenciales y recibí el don de la indulgencia con un gozo tan… creo que no hay palabras humanas para expresarlo…

Pero, no sé por qué, el día 11 me sentía totalmente indigna y muy débil. Creo que estos días de confinamiento me han hecho valorar aún más el Misterio tan grande que suponen los sacramentos. Y estoy segura, querida Filotea, que a ti te pasa igual, pues tu alma también vibra con las cosas de Dios.

Ese día y el siguiente solo podía estar ante Él en silencio. En absoluto silencio… Y creo que eso hizo que tuviera aún más hambre de su Presencia en lo más íntimo de mi ser. Así que el día 13, ¡día de la Virgen de Fátima!, y de la mano de la Madre (¿cómo no hacerlo en su día y con Ella?), me lancé a confesarme y recibir la comunión después. ¿Sabes, amiga? De nuevo hubo silencio… pero lleno esta vez de Él en medio de mi pobreza y debilidad. Solo Él… ¿hacía falta algo más? Tal vez solo el frágil y asombrado por tanta Misericordia “gracias” que surgió después…

Así estuvimos unos días. Y dos semanas después… ¡se abrió el culto público! Un lunes, un sencillo lunes, donde el Señor se derramaba de nuevo a través de las palabras del sacerdote, como cada día del confinamiento, pero esta vez estábamos allí delante para escucharlas entre las gafas empañadas por las mascarillas. Hubiera saltado y gritado si no fuera porque había que mantener una cierta compostura… pero la emoción era tan grande… El sacerdote sí que nos hizo llegar la suya, compartiéndonos el gozo que sentía al vernos delante y no bancos vacíos. ¡Y yo le entendía tan bien! Hasta las lágrimas…

Y no solo el culto público… también la capilla de adoración perpetua de mi parroquia ha vuelto a abrir. Esta vez más tiempo en el templo grande que en la capilla en sí, por aquello del espacio de seguridad. De nuevo Jesús está en su casa con las puertas abiertas, esperando con su Corazón de puertas siempre abiertas, a que vayamos a estar un ratito con Él… Jesús vino a nuestras casas durante las semanas más duras de confinamiento y devolverle la visita es un regalo… más para mí que para Él, desde luego. Pero… sé que me entiendes… estoy segura de que vernos allí a todos es también un regalo para Él…

Te mando ya esta misiva, con ánimo de que te llegue pronto. La buena noticia de Jesús siempre hay ganas de compartirla con rapidez.

Pronto, muy pronto, nos volveremos a ver e iremos juntas a los pies de Jesús, como tantas veces.

Cuídate mucho. Un abrazote en Cristo.

Te quiere, tu amiga Elena+

Novena al Sagrado Corazón de Jesús - día 9º

Novena al Sagrado Corazón de Jesús, basada en textos de Sta. Margarita Mª de Alacoque.

Mañana día 19 podremos renovar juntos la Consagración a su Sagrado Corazón en el día de su fiesta. AMOR DEL CORAZÓN DE JESÚS, ABRASA MI CORAZÓN. JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.




17 junio 2020

Novena al Sagrado Corazón de Jesús - día 8º

Novena al Sagrado Corazón de Jesús, basada en textos de Sta. Margarita Mª de Alacoque. AMOR DEL CORAZÓN DE JESÚS, ABRASA MI CORAZÓN. JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.




16 junio 2020

Novena al Sagrado Corazón de Jesús - día 7º

Novena al Sagrado Corazón de Jesús, basada en textos de Sta. Margarita Mª de Alacoque. AMOR DEL CORAZÓN DE JESÚS, ABRASA MI CORAZÓN. JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.




15 junio 2020

Novena al Sagrado Corazón de Jesús - día 6º

Novena al Sagrado Corazón de Jesús, basada en textos de Sta. Margarita Mª de Alacoque. AMOR DEL CORAZÓN DE JESÚS, ABRASA MI CORAZÓN. JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.




14 junio 2020

Novena al Sagrado Corazón de Jesús - día 5º

Novena al Sagrado Corazón de Jesús, basada en textos de Sta. Margarita Mª de Alacoque. AMOR DEL CORAZÓN DE JESÚS, ABRASA MI CORAZÓN. JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.



13 junio 2020

Novena al Sagrado Corazón de Jesús - día 4º

Novena al Sagrado Corazón de Jesús, basada en textos de Sta. Margarita Mª de Alacoque.

AMOR DEL CORAZÓN DE JESÚS, ABRASA MI CORAZÓN.
JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.



12 junio 2020

Novena al Sagrado Corazón de Jesús - Día 3º

Novena al Sagrado Corazón de Jesús, basada en textos de Sta. Margarita Mª de Alacoque.

AMOR DEL CORAZÓN DE JESÚS, ABRASA MI CORAZÓN.
JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.




11 junio 2020

Novena al Sagrado Corazón de Jesús - Día 2º

Novena al Sagrado Corazón de Jesús, basada en textos de Sta. Margarita Mª de Alacoque.

AMOR DEL CORAZÓN DE JESÚS, ABRASA MI CORAZÓN.
JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.




Novena al Sagrado Corazón de Jesús - Día1º

Os comparto la novena que me han solicitado desde el equipo de voluntarios del Cerro de los Ángeles.

Es una novena al Sagrado Corazón de Jesús, basada en textos de Sta. Margarita Mª de Alacoque. Tiene la siguiente estructura:

*Frase de Sta. Margarita.
*Breve reflexión.
*Gracia a pedir en el día.
*Jaculatoria diaria.
*Canción al Corazón de Jesús.

Espero que nos ayude a todos a dejarnos amar aún más por su amante Corazón.

AMOR DEL CORAZÓN DE JESÚS, ABRASA MI CORAZÓN.
JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.




03 mayo 2020

Pastores frágiles... pero elegidos

Hoy celebramos el Domingo del Buen Pastor.

Hace un par de días, como todos estos días de confinamiento, estaba de rodillas ante mi ordenador viendo cómo uno de los sacerdotes de mi parroquia exponía el Santísimo online. El Señor me ha concedido la Gracia de tener una mirada que ve la belleza de lo sagrado de un modo en que otros no siempre lo ven. Y este día fue un momento muy especial, más que otros.

Había una belleza extraordinaria en lo que estaba viendo en la pantalla. Una canción hermosa de adoración y entrega al Señor, un sacerdote-pastor arrodillado ante el Santísimo, el humo del incienso subiendo las oraciones de todos nosotros a la presencia del Padre...

Había tanta, tanta belleza... En seguida vino a mi memoria la celebración del Buen Pastor de hoy. Y miré al sacerdote.

Por pura Misericordia, he tenido el regalo de conocer personalmente a muchos. Algunos con cierta profundidad. En ese sacerdote veía a todos, en especial a los que llevo con más cariño en el corazón, y en todos veo siempre lo mismo: una excelsa vocación en una inmensa fragilidad. 

Siempre tienen mucha necesidad de nuestra oración y de la entrega generosa de nuestra vida por la suya y por su vocación. Y doy muchas gracias a nuestra Madre Iglesia por ponernos distintos momentos en el año donde se nos recuerda de forma especial esta necesidad. Hoy es uno de ellos.

Oremos por nuestros pastores. Malos tiempos son estos para ellos. Hay demasiada relatividad en todo, que lleva a algunos hasta a llegar a vivir con una profunda mediocridad su ministerio. Y el problema es que los que viven así muchas veces no lo ven, no son conscientes de ello... La ceguera ha entrado de tal modo que ya no ven y creen que van bien... Quizá han olvidado la exhortación del apóstol Pablo: "Cuida de ti mismo y de la enseñanza" (1 Timoteo 4, 16)

Solo son hombres, frágiles como tú y yo, que han escuchado una hermosa llamada en su corazón. Han visto la mirada de Jesús que se posaba sobre sus ojos.... y se aventuraron a decirle que sí enamorados por esa mirada.

Oremos por nuestros pastores. Por todos, por los que nos parecen buenos y por los que ahora no lo son tanto. Todos necesitan nuestra oración, la oveja perdida aún más. No los juzguemos. Solo oremos, en el silencio. "Ama hasta que duela", nos invitaba la Madre Teresa de Calcuta. Que nos duela su vida, que nos duela su santidad. 

Ofrezcamos nuestras vidas por ellos y que el Señor les conceda la inmensa Gracia de dejarse hacer imagen y semejanza del Buen Pastor que los eligió, que los llamó, que anhela completar la obra buena en ellos, hasta hacer su corazón a imagen del Suyo.

Canción: Y tú, ¿no has pensado alguna vez?
Autor: P. Gonzalo Mazarrasa


01 mayo 2020

¿Cómo conocer la voluntad de Dios?

Una alumna me preguntó hace unos días cómo saber cuál es la voluntad de Dios por una decisión que tenía que tomar en su vida. Con mucha pobreza me animé a escribirle esto que hoy os comparto también, por si ayuda:

Es cierto que a veces no es fácil conocer la voluntad de Dios. Justo por lo que decías: ¿cómo saber si es cosa mía o de Él? Pero es importante que en el fondo de nuestro corazón esté esta certeza: Dios no juega con nosotros al escondite. Él SIEMPRE quiere lo mejor para nosotros y se busca las maneras para salir a nuestro encuentro. Y nunca deja de responder a aquellos que buscan hacer su voluntad de todo corazón.

Hay algunas claves que se pueden aplicar:

* La más importante: cuando tienes que tomar una decisión, ¿te pones en oración e invocas al Espíritu Santo para que te ilumine? ¿Pides con humildad a Dios su luz y sabiduría para hacer lo más acorde a su voluntad? Cuando acabas la oración, ¿le das gracias por ese momento y le dices que te ayude para que esa decisión, sea o no equivocada, sea siempre para su Gloria?

* La segunda más importante: imagínate que tienes un colador y vuelvas en él un líquido con "grumitos" que tienes en un vaso. Los grumitos se quedarían en el colador, ¿verdad? Vale. Pues ahora imagínate que vuelcas tu decisión sobre el colador del Amor de Dios. ¿Eso que estás pensando pasaría o se quedaría "enganchado"? Es decir, ¿has pasado tu decisión por el filtro del amor? ¿La decisión pasa por el filtro de intentar que sea lo más bueno posible, lo más honrado posible, lo más justo posible... siempre desde el amor? Si presentas tu decisión delante de Dios, ¿Él qué pensaría? ¿La miraría con agrado o no? Esa decisión, ¿me hace más parecido a Jesús o a la Virgen? ¿Qué harían Jesús o María en mi lugar?

* Imagínate que tomas esa decisión en firme. ¿Te da paz? ¿Qué consecuencias se producen? ¿Ves que son buenas? Imagínate que tomas la decisión contraria y hazte las mismas preguntas. ¿Ves si cada una de esas opciones es factible, es decir, que realmente se pueden llevar a cabo?

* La voluntad de Dios pasa por nuestras obligaciones "de estado". Es decir, mis obligaciones del presente, lo que ahora me toca vivir. Esa decisión que tienes que tomar, ¿te separa de tus obligaciones y responsabilidades? ¿Te hace mejor o peor persona?
También es importante tener en cuenta otras cosillas:

* Preguntar a muchas personas al final te va a dar muchas soluciones. Es mejor confiar en el criterio de una, dos o tres como sumo. Eso sí, intenta no buscar a personas de tu "mismo nivel". Es decir, que si necesitas claridad sobre una situación no busques ayuda en alguien de tu misma edad que pueda estar pasando por lo mismo. Es mejor buscar consejo en alguien más maduro, que ya lo haya vivido... que te pueda dar otras perspectivas a las que recibirías de personas que lo miran con tus mismos ojos. Ya hemos hablado de la figura del director o acompañante espiritual. Es bueno buscar uno en quien confiar y a quien abrir el corazón y pedir consejo.

* A veces es bueno preguntar a alguien que esté "metido en el ajo" como tú, pero también a alguien que no, para que te dé un punto de vista desde fuera, algo más imparcial y no tan influenciado por la situación que sea.

* Y, por último... a veces solo toca esperar con paciencia. Dios tiene sus tiempos, que no siempre coinciden con nuestras prisas. Hay que presentarle al Señor las cosas, dejarlas en sus manos y esperar con confianza a que hable. Eso no quiere decir olvidar el tema sin más (aunque a veces es lo más recomendable: confiarlo a las manos de Dios o a las manos de la Virgen y dejarlo estar, porque si le damos demasiadas vueltas podemos emborronarlo todo), sino que hay que dejarlo con confianza en sus manos y, de vez en cuando, decirle: "Señor, te recuerdo que tenemos este tema pendiente. Y si ya me estás dando una respuesta, por favor, hazlo más claro que no me entero, porque quiero cumplir tu voluntad". Pero hacerlo sin agobios, sin prisas... con confianza y descansando en el saber que Él quiere lo mejor para nosotros.

Y si ves que lleva mucho tiempo sin contestar... la opción de la "puerta trasera" que han usado muchos santos: "¿¡a que se lo digo a tu Madre!?", jeje.

Pero nunca, nunca, nunca olvides la cita de Romanos 8, 28: "Todo sucede para bien de los que ama el Señor". Y si es todo, es todo. Incluso si al final tomas una decisión que después se considera equivocada, Dios proveerá para que al final se pueda sacar algo bueno desde su Amor. Además, a veces equivocarnos nos puede venir bien, para crecer en humildad y en la certeza de que no somos perfectos. No hay nada como darse cuenta de un error y disculparse para crecer en madurez y sabiduría de vida. No hay que tener miedo a equivocarse. Es peor quedarse estancado por no intentarlo, porque así no sabemos lo que realmente nos estamos perdiendo (lo que vendría después) y no crecemos.

Así que... tomes la decisión que tomes... tómala y deja de darle vueltas. Descansa y deja que Él se haga cargo si te has equivocado. Y si no, descansa en saber que lo has hecho bien. Sea como sea... ¡las "ralladas" no son buenas!

Espero haber sido capaz de dar un poco más de luz...


Canción: Quiero hacer tu voluntad
Autor: Nana Angarita



26 abril 2020

Tarde te amé...

Hoy Domingo, al exponer el Santísimo, mi párroco ha puesto la canción que pongo más abajo en el enlace y después ha leído, como siempre hace, el evangelio del día (Lucas 24, 13-35)

Y yo no he podido evitar unir el versículo "Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo" (v.16) con el estribillo de la canción (basada en un texto de san Agustín): "Tarde te amé"...

Sí, Señor, tarde te amé. Tantas y tantas veces mi corazón se queda enganchado a las cosas de este mundo y olvido levantar la mirada a Ti. 

Creo que a veces nos puede ocurrir como a los discípulos de Emaús: que no sabemos reconocer a Jesús que pasa a nuestro lado.

Como decía mi párroco, cuando el sufrimiento llega a nuestra vida, cuando nos cuesta mucho entender alguna situación, nos puede ocurrir que nuestro corazón y nuestra mente se queden ahí enganchados. Como a ellos, que solo eran capaces de ver con tristeza ese momento de su historia: "Nosotros esperábamos..." (v.21). 

Es como si solo viéramos un trocito de una película.

Jesús ayudó a los discípulos de Emaús a mirar la vida desde los ojos de Dios. Él conoce toda la "película" de nuestra vida, desde el principio hasta el final. Y sabe que, incluso esos momentos que no entendemos y nos hacen sufrir, forman parte de una historia de Amor mucho más grande.

Necesitamos levantar la mirada más a menudo para ver nuestra vida, los acontecimientos que nos rodean, nuestra historia, con los ojos de Dios. Recordar una y otra vez que Él es Amor y Misericordia, que todo está en sus manos amorosas y que algún día entenderemos el por qué de lo que acontece, pero que ya desde ahora lo podemos vivir con fe y esperanza. 

Oremos con el texto de san Agustín hecho canción. Yo hoy le pido a este santo que me ayude a recorrer el camino de conversión que Él recorrió. Que me enseñe a no quedarme solo con las cosas de fuera, con lo meramente humano, sino a tener una mirada de fe sobrenatural sobre mi historia y la historia de los demás. 

Canción: Tarde te amé
Texto: san Agustín
Música: Antonio Valdoni
Intérprete: Ana Moya
https://youtu.be/_pkCCIEuQEY

21 abril 2020

Decálogo sobre el amor

A raíz de la cercana celebración del Domingo de la Divina Misericordia, quiero compartiros un resumen del Decálogo sobre el Amor del difunto padre Carlos Valverde, sj, del que tuve el regalo de ser alumna en las últimas clases que dio antes de fallecer. 

Con estas DIEZ PALABRAS, el p. Valverde expresaba en qué consiste amar. Pueden ayudarnos a hacer un examen de conciencia para ver si de veras amamos a los demás:

1. RESPETAR: cuando uno quiere a otra persona, la respeta. Y si no la respeta, es que no la quiere. Es preferible molestarme a mí mismo antes que molestar a otros. Es preferible ser prudente con las cosas que uno hace o dice, antes que faltar al respeto o herir a otra persona.

2. ACOMPAÑAR: ser cercano y no distante. Si digo que quiero mucho a los demás pero estoy situado como en una tribuna, como en una tarima que me hace mirar a los demás por encima del hombro, y a los demás los asusta, es que no los quiero suficientemente. Porque el que ama se aproxima, se hace cercano a los demás.

3. CALLAR: cuando uno ama mucho a los demás, no dice siempre lo primero que se le pasa por la cabeza. Querer mucho a los demás requiere muchas veces morderse la lengua, aceptar, olvidar. Requiere muchas veces callar, en una palabra. Requiere muchas veces no ser tan espontáneo que terminas siendo un maleducado, un insolente. Querer a los demás es saber callar.

4. ACORDARME DE LOS DEMÁS: en latín, corazón se dice cor, cordis. De ahí la palabra recordar, que es volver a pasar por el corazón. Cuando se quiere a los demás te acuerdas de ellos, les llevas en el corazón. Cuando quieres de verdad a alguien, te acuerdas de felicitar, de dar el pésame, de preguntar por su salud y sus cosas... En el fondo, los llevas en el corazón, no dejas que pase mucho tiempo sin "darles un toque".

5. SERVIR: como dice el Papa Francisco, "Quien no vive para servir, no sirve para vivir". Es decir, que una persona que está aprovechando bien la vida, que sabe vivir, es una persona que se acostumbra a servir, a echar una mano, a colaborar, a estar disponible.

6. ACEPTAR A LOS DEMÁS COMO SON: es muy difícil porque nos hacemos un patrón mental de cómo deben ser los demás. Nos cuesta mucho acoger a los demás como son, respetarles como son, aceptarles como son. Querer a alguien es no pretender que el otro sea como a mí me gustaría que fuera, sino aceptarle como es. Y aceptarle es quererle y llevarle en el corazón tal y como es, sin pretender y sin exigir que él sea como a mí me gustaría.

7. SONREÍR: el lenguaje no verbal, el lenguaje corporal, expresa muchas cosas. Aunque no lo pretendamos, con nuestro cuerpo estamos diciendo a la gente si les apreciamos sinceramente o si, por el contrario, les estamos juzgando. Tratar de ser agradable, ayudar y colaborar, no herir con mi cuerpo, con mis gestos, con mi mirada. Una persona que quiere mucho a los demás, es una persona que también corporalmente trata de ser agradable, y trata de ayudar y colaborar. Y que la sonrisa no sea una mueca forzada, sino que exprese lo que llevo en lo profundo del corazón, esa paz y alegría en el trato con el otro.

8. CUIDAR ESPECIALMENTE A LOS QUE ME NECESITAN MÁS: no buscar solo a los que me hacen estar bien y me proporcionan un beneficio, porque realmente no les estoy amando, sino que me acerco porque me interesan. Realmente me estaría amando a mí mismo, buscando estar yo bien y pasarlo bien con personas que me proporcionen un beneficio. Uno sabe amar cuando sabe dar, no solo pedir. Sabes amar si te haces cercano a aquellos que no te pueden aportar nada. ¿Con quiénes te juntas y de quiénes huyes porque te resultan más pesados? Una persona que tiene un corazón capaz de amar, es una persona que no huye de nadie. Que quiere a todos y especialmente a aquellos que le necesitan más.

9. PERDONAR: no quiere decir que no te duelan las cosas que te han hecho, que han significado una herida en tu corazón. Perdonar quiere decir que esa herida no sea para siempre, que estás dispuesto a pasar página. A superarlo, a olvidarlo, a hablar de otro asunto, a dar el tema por zanjado. Uno es capaz de perdonar cuando no guarda rencor. Cuando, a pesar de las cosas que le han podido hacer, no conserva amargura en el corazón, sino paz y alegría.

10. NO HABLAR NUNCA MAL DE NADIE: de todas las personas podemos alabar algunas cosas. Por ejemplo, de unos podemos decir que son muy buenos deportistas; de otros, que tienen muy buena voz, que han tenido mucho éxito en los negocios, que tienen unos hijos preciosos... Procura siempre hablar bien de los demás y contar esas cosas buenas que tienen. Y de las cosas malas, es mejor no hablar. De modo que todo lo que digamos de los demás sea siempre constructivo y positivo. Como decía san José María Escrivá, "De quien no se puede alabar, es mejor callar"

Menudo repasito, ¿verdad? 


Canción: Si yo no tengo amor
Interpretada por: Verónica Sanfilippo y Jonatan Narvaez


*Tomado parcialmente de las charlas de Ejercicios Espirituales personalizados de la Vicaría para el Cerro de la Diócesis de Getafe.

12 abril 2020

DOMINGO DE RESURRECCIÓN - ¡Cristo Vive!

 ¡Cristo ha resucitado, aleluya, aleluya! 🕯🎉
¡Verdaderamente ha resucitado, aleluya, aleluya! 🕯🎉

¡Que toda la creación alabe al Padre porque Cristo ha resucitado! 

¡Que todas las familias se unan para entonar un canto de alabanza 
a Aquel que ha vencido a la muerte! 

¡Cristo ha muerto y resucitado para nuestra salvación!

Que nadie calle ante tan gran noticia, 
que todos anuncien que el Cordero ha vencido. 
Que ya la muerte no tiene poder, 
que se nos han abierto las puertas eternas del Cielo.

Déjale vivir en ti, déjale que fluya esa vida nueva que tiene para ti.

¡Muestra que Cristo vive en tu corazón! 
¡Anúncialo!  
¡Él vive hoy!


Canción: Cristo Vive
Autor: Verbum Dei


11 abril 2020

SÁBADO SANTO - Como en Nazaret… he aquí a tu esclava

Se ha ido, Madre. Se ha ido.
Un silencio cubre la Tierra.
María, Madre, te acompañamos en este día y aprendemos de tu Inmaculado Corazón a esperar como tú.
Recorremos contigo esta preciosa historia de amor que comenzó cuando le dijiste sí al Padre. Aprendemos de ti a preguntar aquello que no entendemos y después a entregarnos sin miedo, sin medida, hasta el final.
Aprendemos de tu Corazón a hacer silencio ante los designios del Padre, a buscar la voluntad de Dios por encima de todo. Viéndote vivir comprendemos por qué Dios te eligió para ser su Madre. Nadie más hermosa que tú, Madre.
Tus hijos acudimos a ti, Madre. Enséñanos a esperar y amar en el silencio como tú. Prepara nuestros corazones para esa vida nueva que ya llega desde nuestros sepulcros.
Enséñanos a escuchar al Padre como tú, a acoger el Espíritu como tú, para que demos a Cristo a luz en el mundo... como tú.

Canción: El Diario de María.
Autor: anónimo, interpretado por Mónica Arroyo con Martín Valverde Rojas.

10 abril 2020

VIERNES SANTO - Crucificado

¿A quién buscas? ¿A Jesús? Mírale ahí, crucificado, por Amor a ti. Sin apariencia, sin presencia, desfigurado que no parece hombre, “sin aspecto humano, sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado”. 
Él carga sobre sí tus sufrimientos, tus dolores; ha sido traspasado por tus rebeliones, triturado por tus crímenes. Aceptó ser triturado con el sufrimiento, entregar su vida como expiación, por ti. 
Por ti, por ti…
Y sus cicatrices te han curado...

Canción: Crucificado
Intérprete: Ana María Moya.

 

09 abril 2020

Qué celebramos el Jueves Santo (2ª parte)

Teniendo presente lo que reflexionábamos ayer del dolor profundo que tenía Jesús en su Corazón, vamos a ver los gestos que realiza y que celebramos en la liturgia de este día.
 
Es importante no quedarnos como simples espectadores. Jesús nos ha invitado a sentarnos a la mesa con Él. Quiere que compartamos con Él el peso que lleva su Corazón, escuchando de sus labios su testamento vital (Juan 14-17). Quiere que nos dejemos amar hasta el extremo, lavándonos los pies, porque es el único modo en que aprenderemos a amar. Quiere que le acompañemos durante su oración estremecedora en el Huerto de los Olivos, clamando, suplicando al Padre.
 
En esta eterna noche pascual, Jesús se entrega a nosotros hasta hacerse sacramento permanente quedando instituida la Eucaristía. Celebramos la Cena del Señor en la cual Jesús, un día como hoy, la víspera de su Pasión, “mientras cenaba con sus discípulos tomó pan…” (Mateo 28, 26). Antes de ser entregado, Cristo se entrega como alimento, como anuncio profético y ofrecimiento anticipado y real de su muerte antes de su Pasión. Por eso “cuando comemos de ese pan y bebemos de esa copa, proclamamos la muerte del Señor hasta que vuelva” (1 Corintios 11, 26). De aquí que podamos decir que la Eucaristía es memorial no tanto de la Última Cena, sino de la Muerte y Resurrección de Cristo que es Señor y “Señor de la Muerte”, es decir, el Resucitado cuyo regreso esperamos según lo prometió Él mismo en su despedida: “un poco y ya no me veréis y otro poco y me volveréis a ver” (Juan 16, 16). 
 
Para poder celebrar la Eucaristía es necesario el sacramento del Orden, para que in persona Christi el pan y el vino se conviertan, por la acción del Espíritu Santo, en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Jesús les otorga el gran don del sacerdocio a los apóstoles y la potestad de continuarlo por la imposición de manos y la oración.
 
Este mismo día (salvo cambio por razones pastorales), los obispos celebran la Misa Crismal. En ella los sacerdotes renuevan las promesas realizadas el día de su ordenación, el día que, como María, dijeron para ser otro Cristo en este mundo, colaborando con Él en la salvación de los hombres. Crito Ungido renueva su llamada y su Amor para con sus ungidos. Oremos especialmente por ellos en este día: por su fidelidad a esta llamada y a este Amor preferencial de Cristo por ellos; porque se dejen hacer verdaderamente otros Cristos a semejanza de su Esposo.
 
Hoy celebramos la alegría de saber que esa muerte del Señor, que no terminó en el fracaso sino en el éxito, tuvo un por qué y un para qué: fue una entrega, un darse por “nosotros y por nuestra salvación” (Credo). “Nadie me quita la vida - había dicho Jesús -, sino que Yo la entrego libremente. Yo tengo poder para entregarla.” (Juan 10,16). Hoy se inicia la lucha entre la muerte y la vida de Aquel que lleva la victoria porque su arma es el amor.
 
Porque el amor es lo tercero que celebramos este día: con el gesto del lavatorio de los pies, que Jesús realizó a los discípulos, nos deja el mandato del amor y nos recuerda que el servicio y el amor entregado a los hermanos es la mejor manera de servirle y de ser hijos de Dios, pues Él no ha venido a ser servido sino a servir siendo Dios hecho hombre. La humildad, el servicio y el amor se entrelazan y nos invitan a amar como Él nos ama, con su mismo Amor.
 
Tras la Última Cena Jesús va a Getsemaní a orar junto con los 11 (Judas había abandonado el Cenáculo para ir a entregarlo). Allí reza para pedir fuerzas al Padre y poder cumplir su voluntad, que exigirá su entrega total. Aquella noche Jesús sintió el abandono de sus discípulos, que no pudieron estar en vela ni una sola hora. Esta noche se nos invita a unirnos profundamente a Él en el Monumento, durante la Hora Santa o durante toda la noche, acompañándole en su agonía y oración en Getsemaní y el posterior encarcelamiento.
 
Cristo se nos entrega todo y del todo. ¿Qué haremos nosotros? ¿Nos seguiremos reservando la vida? ¿Seguiremos midiendo nuestro amor?
 
Canción: Milagro de Amor
Autor: Betsaida 
 

 

JUEVES SANTO - Amar hasta el extremo

“Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo (…) «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «el Maestro» y «el Señor», y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis» (Juan 13,1-15)

Mi Jesús, mi Amado… ya no queda más que decir… solo aprender a amar como Tú, viendo cómo me amas Tú… Amar con tu mismo Amor, actualizando tu entrega por mí, por tus sacerdotes, por todos.

Canción: Amando hasta el extremo
Autora: Maite López
https://youtu.be/hxCelg9G4h8


08 abril 2020

Qué celebramos el Jueves Santo (1ª parte)

La liturgia del Jueves Santo es una invitación a profundizar en el misterio de la Pasión que comenzó en el Corazón de Cristo. Porque todo lo que vendrá después (los latigazos, los clavos, los golpes…) ya los vivió Cristo en su Corazón durante los acontecimientos que celebramos el Jueves Santo, enmarcados en la Última Cena y en el Huerto de Getsemaní. 

Para poder comprenderlo es importante conocer algunos detalles de la cena pascual de los judíos: aunque en occidente tendemos a imaginarnos la Última Cena como el cuadro de Miguel Ángel, realmente los judíos se sentaban en forma de U. Y no sentados en sillas, sino acostados, reclinados, sobre triclinios (como divanes). El invitado de honor no se sentaba en el centro, sino el segundo empezando por la izquierda, sobre un triclinio un poco más alto. Y, a ambos lados, tenía siempre a las personas a las que él deseaba mostrar más afecto y cercanía durante esa cena.

Si Juan se reclinó en su Corazón, significa que estaría recostado al lado derecho de Jesús, es decir, en la esquina. Y Judas se encontraría en el otro lado de Jesús, pues el evangelio nos dice que Jesús le dio a comer un trozo de pan untado, gesto también de las comidas de los judíos que hablaba de deferencia. Es decir, que Jesús mostró hasta el final a Judas su cariño y predilección. 

Pedro no sabemos con certeza dónde estaba, pero es muy probable que estuviera justo al otro lado, en la esquina contraria, pues el texto nos indica que le hizo gestos a Juan para que preguntara a Jesús quién le iba a negar. Y, conociendo el fuerte carácter de Pedro, es muy probable que le hubiera molestado que Jesús hubiera escogido a Juan y a Judas, en lugar de a él, para estar a su derecha y a su izquierda. Así que, enfadado, se iría al último lugar. Ese lugar era el más cercano a la puerta para ayudar a ir a por agua o vino si hacía falta. Y, por lo tanto, Pedro estaría al lado de la jofaina con la que se lavaron los pies. Por eso Pedro se negó, porque era algo que debía hacer por estar él en el último lugar.  

Y entre Pedro, Judas y los demás apóstoles, que cenaban sin darse cuenta de lo que ocurría en el interior del Maestro, tenemos a Juan, el discípulo amado, reclinado, apoyándose en su pecho. Él, quizá, podía intuir, por esa sintonía con el Señor, lo que estaba pasando en lo recóndito de su Corazón. 

“En aquel tiempo, Jesús profundamente conmovido, dijo: «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar». Releer el momento de la Última Cena en el capítulo 13 de San Juan nos ayuda a entender la conciencia con la que Jesús iba luego a consumar el sacrificio en la cruz. Él anticipa en sus gestos, de alguna forma, de un modo incruento, lo que luego sucederá cruentamente. A veces nos quedamos, en los relatos de la Pasión, en aquello que es externamente más cruel: el prendimiento, la flagelación, la corona de espinas, la crucifixión… y es verdad que todo esto produce un gran dolor al Señor. Pero este dolor físico viene precedido por un dolor espiritual, de su Corazón. Así como en la tormenta el relámpago precede al trueno, en la vida de Jesús todo aquello que sufrió físicamente vino precedido por un sufrimiento del Corazón que no se ve, pero que se puede intuir. Es un signo de todo lo que Él estaba viviendo internamente. 

Juan comienza diciendo que Jesús estaba profundamente conmovido. Es decir, estaba revuelto, estaba mal interiormente, no podía más. Y la razón por la que se encontraba así es porque, de aquellos que Él había elegido con amor, con cariño, uno de los más cercanos le iba a entregar; y a aquel que había nombrado como “príncipe de los apóstoles”, como “piedra” de su Iglesia, le anuncia que le va a negar; que, al final, todos le iban a dejar solo… y que iba a cargar sobre sí todo el pecado de la humanidad esa noche. Tu pecado y el mío. Todo ello produce en el Corazón de Jesús estar profundamente conmovido. Al Señor le duele que los más cercanos le dejen, y le duelen nuestras negaciones y nuestras traiciones. Porque, aunque desearíamos ser ese Juan que esté cerca del Señor, sintonizando con su Corazón, intentando consolarle… tantas veces somos Pedro, tantas veces somos Judas… 

Señor, te pido tu Gracia porque quisiera ser siempre como Juan, pero a veces te traiciono como Judas y me voy con otros ídolos. O soy Pedro y, por pudor, por respetos humanos, te niego. Te pido, Señor, la Gracia de la intimidad contigo. Que viva estos días santos tan unida a tu Corazón que sienta tu conmoción interna en mí. Que quiera corresponder a tu Amor entregado, como hicieron María de Betania y el apóstol Juan los días previos a tu Pasión, con gestos sencillos, pero llenos de intimidad, amor y ternura hacia Ti, Jesús. 

Canción: Graba en mi corazón
Autor: Miguel Horacio
https://youtu.be/csqRMutx30Y