19 octubre 2020

Solo 24 horas...

El evangelio de hoy me ha recordado mucho a una reflexión que escuché a un sacerdote hace unos días. 

Nos invitaba a los oyentes a pensar sobre qué es lo importante en nuestra vida, las cosas que tenemos que cuidar. A imaginarnos que nos quedan 24 horas de vida y escribir lo que haríamos en esas 24 horas. Así veríamos las cosas realmente importantes de nuestra vida, aquellas que nos urgiría hacer, dejando fuera aquellas otras menos importantes (como acumular dinero o fama) al no quedarnos tiempo para ello.

La verdad es que es impresionante cuando Jesús se pone serio en el evangelio. Siempre pienso en el dolor que para Él supondría tener que hacerlo por el Amor que nos tiene. Pero, ¿qué padre no corrige a sus hijos? (cfr. Proverbios 3, 12; 13, 24). Y Dios es Padre, muy Padre...

Me impresiona mucho esta frase de la parábola de hoy: 

"Necio, esta noche te van a reclamar el alma"  

(puedes leer el texto completo - Lucas 12, 13-21 - aquí: https://conferenciaepiscopal.es/biblia/)

Es impresionante, ¿verdad? Y me invita a reflexionar sobre lo que el sacerdote decía: "si solo me quedaran 24 horas de vida, ¿qué haría?".

Si esta noche me reclamaran el alma, si fuera al encuentro de Dios Padre, ¿qué haría...?

............................

Y si lo tengo tan claro... ¿por qué no lo vivo ya, sin esperar a que el tiempo se me acabe? Porque, realmente, no sé cuándo se va a acabar... ¿Esperaré a que urja y puede que pierda la oportunidad?

El tiempo que se me concede es un tiempo de Misericordia de Dios, es un kayros... ¿Lo voy a aprovechar?

¿Qué es lo realmente importante en mi vida, aquello o aquellos que quiero cuidar de verdad, aquello que tiene valor de eternidad...?

No esperemos.

 

Canción: Teu proceder

Autor: P. Francys Adao, sj (traducido e interpretado por el P. Cristóbal Fones, sj)

https://youtu.be/5wXCLdnOQj4

 

 

18 octubre 2020

Tu Gracia me sostiene

No soy experta en Biblia y es muy posible que me equivoque, pero hoy al orar con el evangelio me he quedado con una frase distinta a otras veces. Y es una frase que me ha "rechinado" mucho.

 "Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias" (cfr. Mateo 22, 15-21)

¿Habéis visto a qué me refiero, dónde está el "tufillo" a rancio? Exacto: "sin que te importe nadie".

Creo que todas las demás frases se mueven en la verdad de cómo es nuestro Señor: es sincero (Él es la Verdad), enseña el camino de Dios conforme a la verdad (Él es el Camino, el rostro de Dios entre nosotros), no se fija en apariencias (pues conoce bien nuestro corazón, que Él ha creado, y no se queda en lo exterior)

Pero lo de que no le importe nadie.... Cierto que podemos verlo desde el punto de vista de que es profundamente libre y vive en la verdad de Dios por encima de componendas, sin acepción de personas, sin importarle jugarse la vida por presentar la verdad sin tapujos.

Pero me ha "rechinado" la frase porque le importamos tanto ¡que dio la vida por nosotros! Nos ama tanto que no dudó en entregarse a la terrible muerte de cruz... 

Y le importamos tanto que no puede dejarnos vivir en la mentira ni en una mediocridad que nos hace vivir una vida arrastrada mientras ponemos "caretas" delante de los demás. Me impresionó muchísimo el evangelio de hace unos días donde Jesús afirmaba:

"¡Ay de vosotros, que sois como tumbas no señaladas, que la gente pisa sin saberlo!" (cfr. Lucas 11, 42-46)

No puedo dejar de pensar en tantas ocasiones que escucho alabanzas y pienso por dentro "si tú supieras la verdad de cómo soy y cómo vivo"... Cuántas veces vivo un evangelio hecho a mi medida, donde justifico constantemente mis decisiones basándome en excusas y autojustificaciones, y no en la realidad del evangelio hecha vida. Donde olvido que, aunque eres Misericordia, también eres justo y me invitas a vivir en la verdad. En tu Verdad, no en la mía.

Señor, no me dejes vivir como tumba no señalada que la gente pisa sin saberlo... No me dejes vivir en apariencias y con caretas... Que tu Espíritu abrase de tal modo mi vida que solo pueda vivir en tu Verdad, siguiéndote a ti fielmente que eres el único Camino- Que mi Corazón sea semejante al tuyo para que vivas tu Vida en mí y a través de mí. Que de verdad el evangelio sea mi mas profunda regla de vida, hasta que se haga totalmente vida en mí. Jesús, confío en Ti, en tu Gracia que me sostiene y en la fuerza de tu Resurrección que puede transformar totalmente cualquier vida. Amén+


Canción: Tu Gracia me sostiene

Autor: Marcos Witt

https://youtu.be/zV6d0ez5OdY



13 octubre 2020

"Peazo" mes de octubre

Sí, "peazo" mes, aunque la verdad es que podríamos decir lo mismo de cualquier mes del año sabiendo a qué me refiero: los santos.

Sí, es increíble lo "plagadito" que está este mes de octubre. ¡Rebosa santidad por los cuatro costados! Para empezar, es un mes dedicado al rosario, oración que ama y nos ha recomendado "la Santa" por excelencia: nuestra Madre, la Virgen María. Ya eso dice mucho de este mes...

Casi todos los días celebramos algún santo de esos "grandes", de los más conocidos, y que han movido a millones de corazones a ser más de Dios. 

Y, casi empezando el mes, el Señor nos ha regalado la beatificación de un chaval que está llamado a cosas grandes desde el Cielo y que ya ha comenzado a remover mucho: Carlo Acutis. Él, que no conseguía entender por qué los estadios estaban llenos de gente y las iglesias vacías, repetía: "tienen que ver, tienen que entender", nos cuenta su madre. Gracias, Carlo, porque muchos verán y entenderán gracias a ti...

Me encanta leer vidas de santos. Es un impulso para crecer, para mirar siempre hacia arriba. Para tirar cada vez más alto, más alto...

Estos días no puedo evitar pensar que si un chico de 15 años ya es beato, yo estoy perdiendo el tiempo. Se me escapa la vida y aquí ando, con mis mediocridades. 

El Domingo pasado invitaba a los seminaristas de mi parroquia a que cada día que les viera y les preguntara "¿qué tal?" me respondieran: "creciendo en santidad". Porque solo eso vale la pena al final. 

Para vivirlo tenemos la abundante Gracia derramada en los sacramentos; el inmenso regalo del encuentro con Dios en la oración, donde podemos dialogar con Él corazón a Corazón; tenemos la Palabra de Dios, y los textos del Magisterio, y la Tradición, tantas cosas...

Y tenemos muchos testigos que nos ha dejado nuestra madre Iglesia para seguir sus pasos. Cada día más de uno: los santos. Podemos leer sus testimonios de vida, encomendarnos a ellos, dejar que sean los "hermanos mayores" que nos amen y guíen como ellos anhelan, crecer en la esperanza de que si el Señor pudo con su "materia prima" hacer grandes cosas también lo logrará con nosotros si le dejamos obrar... 

Santa Teresita del Niño Jesús (que también celebramos este mes) decía: "No me arrepiento de haberme entregado al Amor". Si nos entregamos a Dios por entero, Él se entregará a nosotros. Sin reservas. Y nos conducirá por caminos de santidad.

Con nuestras virtudes y defectos, no hacen falta grandes heroicidades. Vivir en un proceso de conversión continua, donde demos cada día un poquito más de lo mejor de nosotros mismos en Cristo. Luchar, como los santos, por poner a Dios en el primer lugar en lo sencillo y cotidiano, con un amor apasionado por Él. Y que al final en nuestro corazón encuentren eco las palabras de Santa Teresa de Jesús (otra santa de octubre) y de tantos santos: solo Dios, "solo Dios basta"...

"La tristeza es dirigir la mirada hacia uno mismo, la felicidad es dirigir la mirada hacia Dios. La conversión no es otra cosa que desviar la mirada desde abajo hacia lo alto. Basta un simple movimiento de ojos" (Beato Carlo Acutis)

Lo tenemos todo. ¿A qué estamos esperando? La Gracia está dada. Podemos ser santos, lo importante es quererlo y dejar a Dios ser Dios. Caminemos.

 

Canción: Tuyo soy

Intérprete: Estación Cero, junto con Ana Bolivar.

https://youtu.be/pCT_49mCgAo


09 octubre 2020

¿Acción de gracias en el 2020? Pues sí. Y alabanza, por Inés

Llevaba varios días pensando en retomar el blog bajo el título "¿Acción de gracias en el 2020?". Acabo de saber que una hermana en Cristo ha fallecido por COVID. Y, a pesar del dolor, me lanzo a esta acción de gracias. Y sí, también, a la alabanza al Señor.

Conocí a Inés cuando me incorporé por primera vez a un grupo de oración de la Renovación Carismática. De ella aprendí cómo es una persona carismática de pura cepa, cómo vivir anclada en la alabanza y en la Palabra de Dios. Aprendí de su ejemplo el servicio entregado, sin mirarse a uno mismo, y mantener la alabanza en todo momento a pesar del cansancio. Pude poner en práctica los conocimientos que tenía de liturgia sirviendo a su lado en las asambleas, pero el amor que tenía por todo lo que "tocaba" al Señor es algo que no se aprende en las clases. Su amor por el Señor Eucaristía era... tan grande... 

Y aprendí a interceder a base de orar con ella. Recuerdo nuestras largas charlas telefónicas que siempre acababan con Inés orando por mí y abriendo la Biblia para darme una Palabra. Otro de sus grandes amores: la Palabra se hacía vida en sus manos y en sus labios en todo momento. Me encantaba ver aquella Biblia viejita, super usada y subrayada suya. Y pensaba: yo quiero estar tan enamorada como ella de tu Palabra, Señor. Y orar tanto con ella que sea parte de mi lenguaje. Porque lo suyo no era fruto de estudios, sino de vida y oración.

Hace unos días celebramos las Témporas de acción de gracias y de petición, un regalo como todo lo que nos propone nuestra Madre Iglesia (si quieres conocer un poco más sobre el origen y sentido, puedes consultar este enlace: Las Témporas)

Con todo lo que estamos viviendo, para muchos puede ser difícil encontrar motivos para dar gracias. Tal vez sí para pedir, ¿pero dar gracias también, con la que está cayendo...? 

Creo que todos, de un modo u otro, hemos sufrido (y algunos mucho) en este 2020. Y aún no ha acabado, dirán algunos... Pero no puedo evitar que algo se "revuelva" en mí cada vez que veo un mensaje en el que se dicen cosas como:

"Querido Dios, ¿podrías, por favor, desinstalar y volver a instalar el 2020? ¡Tiene un virus!"

"Yo del 2020 quiero ver el trailer primero"

"Una cosa buena que me ha pasado en el 2020... no recuerdo ninguna..."

Cierto que algunos son graciosos, pero cuando los veo me pregunto: si soy cristiana, ¿dónde está mi fe en Dios y su mano providente en todo lo que ocurre? Porque en ellos no veo más que queja por lo que llevamos vivido este año. 

¿Y la acción de gracias? Porque el Señor no ha dejado de obrar en nosotros y en los que nos rodean (si le hemos dejado)

Estamos en octubre. Aún quedan unos meses para acabar este 2020. ¿Cómo los vamos a vivir: desde la queja o desde la acción de gracias viendo la mano de Dios sosteniéndonos en todo momento?

Yo me quedo con lo segundo. Inés me enseñó a vivirlo así y quiero ser digna de las enseñanzas de mi maestra y madre en la Renovación. Porque ella "me dio a luz" para la Renovación. Con su ejemplo vivo y con todos los retiros a los que me mandaba ir cuando era mi servidora para que me formase, de cara a servir yo también algún día.

Gracias, Señor, por la vida de Inés. Para todos los que la hemos conocido, sabemos que ha sido un regalo de tu Misericordia. Te alabo y te bendigo por ella, por su vida, por sus enseñanzas, por su servicio, por su testimonio, por su anhelo de evangelizar para que todos te conocieran, por su apasionado amor por Ti, Señor... y por su alabanza, siempre su alabanza, y ahora por toda la eternidad.

Gracias, Inés, por tanto. El Amado te ha llevado con Él. Qué feliz estarás...