¿Cómo ha sido nuestra experiencia al “exportar” Familias Invencibles (FFII) fuera de España?
Hace cinco años, cuando nuestros
hijos tenían 15, 13 y 11 años la vida nos llevó a Alemania por circunstancias
laborales. Estábamos muy bien en España pero muy estresados. En Alemania vimos
una clara oportunidad de mejora laboral. Yo, además, podría permitirme dejar un
trabajo y mejorar con ello mi salud que ya se resentía y los niños aprenderían
alemán y perfeccionarían su inglés y francés. Todo encajaba como un puzle,
porque Dios en Su Providencia divina tiene un plan precioso para cada persona y
cada familia, solo hay que escucharle en oración. Y todo nos cuadró muy bien y
nos fuimos muy seguros y contentos. Los niños se adaptaron muy bien. La vida en
Alemania es genial en muchos aspectos y como encima teníamos más ingresos
podíamos mantener nuestra casa de España y venir a menudo. Todo iba perfecto en
todos los aspectos: profesional, personal y familiar.
Al ir allí nos relajamos mucho
como familia, pues la vida en Alemania es más tranquila y los niños se han
hecho trilingües, pero echábamos de menos una cosa: los grupos de oración, esos
ambientes únicos e insustituibles. Pues todo lo demás lo pudimos suplir: el
aceite de oliva virgen extra y el jamón ibérico venían por Internet de una
cooperativa, todo lo que un español pueda echar de menos allí lo suplimos y
mejoramos con creces. La familia venía a vernos a menudo y nosotros también íbamos
mucho a España. Aprendimos a esquiar y nos encanta, pero esos grupos de
Cruzados de la Virgen…, esos ratos preciosos de oración en familia con las FFII… Esos ratos de tocar la batería y la guitarra en la
iglesia (en Alemania imposible meter una batería en nuestra iglesia). Pasamos
de tener bastantes actividades religiosas muy buenas a no tener nada… Teníamos
miedo de que nuestros hijos se enfriaran en la fe y en los valores cristianos.
La fe en Alemania, además, es bastante fría…
Un día hablé con una amiga de la
carrera con la que me había reencontrado en Frankfurt. La vi en misa con sus
hijos y le dije: -“Tengo miedo de que mis hijos se enfríen en la fe, podríamos
hacer oración juntas con los niños una vez al mes; echamos tanto de menos un
grupo de oración en familia que teníamos en España…”. Le hablé del grupo de
FFII de Madrid, al que llevábamos yendo 13 años. Ella me contestó literalmente:
-“Teresa, te envía Dios, porque mis hijos, especialmente la de 14 está muy
rebelde, esto es justo lo que yo buscaba… Mis hijos
necesitan hacer ambiente con otros niños, pero a ver cómo convencemos a mi
marido…”.

Esta mujer, S., ha dado todo
su apoyo con una gran generosidad y entrega, y ha sido clave para la
constitución de este grupo de FFII en Frankfurt. Su marido ha
tenido una conversión muy bonita y profunda y se nos han ido acercando muchas
otras familias del colegio, del trabajo, vecinos… Nuestros hijos han invitado a
niños de su colegio que ahora vienen con sus familias. Tenemos una familia que
no pisaba la iglesia, el padre era muy reacio a hacer oración, pero mi hijo
invitó al suyo y decidieron probar… Están encantados, los niños han aprendido a
rezar el Padre Nuestro en nuestro grupo y ¡este padre no falla a una sola
reunión!. Le gusta mucho. Hemos celebrado ya el tercer curso juntos reuniéndonos
todos los meses y somos unas 50 personas (14 familias).
El esquema que seguimos es el
siguiente: nos reunimos en las casas, ponemos una imagen de María en el centro,
unas velas y unos cojines en el suelo donde los niños se sientan muy contentos.
Primero hacemos un rato de oración juntos: los niños comienzan leyendo unos
párrafos de una oración que nos regaló la abuela de mi amiga, que
estuvo en la primera reunión, y después cada uno, de cualquier edad, le dice
cosas libre y espontáneamente a Dios (oración de alabanza, de acción de
gracias, de adoración, de entrega, de invocación al Espíritu Santo…). Después
de una media hora hacemos peticiones u oración por alguien que lo necesite:
exámenes, temas de salud… y rezamos juntos el Padre Nuestro. Posteriormente
contamos un cuento relacionado con el tema que vamos a ver y después un padre o
madre expone un tema relativo a un valor cristiano: la solidaridad, el perdón,
la oración, la perseverancia, la comunicación, la escucha activa a nuestros
hermanos, hijos, esposos, a Dios…, la fuerza de voluntad, el uso de móvil y
redes sociales, la humildad (este tema lo dieron dos adolescentes, mis hijos, y
ese día la sala estaba llena hasta los topes de adolescentes...). Tras explicar
el tema hacemos un pequeño coloquio o debate y nos ponemos deberes para mejorar
en ese aspecto durante el mes. Después cenamos juntos de lo que llevamos cada
uno. Siempre hacemos también una excursión o salida al año. Este curso nos
hemos propuesto hacer juntos el Camino de Santiago con los hijos: caminaremos 5
etapas, 5 días, y tenemos previsto llegar el Viernes Santo a Santiago de
Compostela.

Nuestra experiencia exportando
FFII fuera es, por tanto, muy positiva. Hemos visto que hay mucha sed e
inquietud religiosa, que es muy importante darles valores e ideales altos a los
hijos, que a los hijos les gusta participar en los coloquios y ver que sus
padres también intentan ser mejores personas. Los hijos se abren bastante,
están receptivos y hacen muchas preguntas. Hemos visto también que hay que
volver a lo fundamental, a ser conscientes de la importancia de la oración, del
sacramento del matrimonio, de trabajar los valores, de nuestra misión como
familias, de mejorar como personas. Este formato es muy interesante porque
permite llegar a muchas personas, es muy libre y abierto y atrae a otras
familias, aunque no sean creyentes, con los temas de valores y educación de los
hijos. Hemos visto a tres padres que han empezado a ir a misa y orar. Es muy
bonito verlo y ver que Dios te usa como instrumento. Muchas madres nos dicen
que esta oración y reflexión juntos les da el “oxígeno necesario” al mes y que
lo notan mucho en sus hijos. Igual que nosotros lo notamos en su día en el
grupo de Madrid…
Nosotros acudíamos básicamente
porque notábamos el efecto de profundización en la fe en nuestros hijos. FFII
nos ha permitido evangelizar y hacerlo juntos como familia, y esto nos ha unido
mucho y nos ha traído muchas bendiciones como familia. También hemos visto que
es muy importante tener una vida comunitaria, no estar solos. Las familias
necesitan de otras familias para escucharse, apoyarse, salir de sí mismas,
escuchar a otras y ayudarse entre ellas a superar los retos y crecer
espiritualmente. Todos crecemos juntos, aislados nos encerramos en nuestros
problemas y nos debilitamos. Aislados y separados los hijos acaban dejando la
fe… En FFII nuestros jóvenes y adolescentes trabajan su fe y sus valores cada
mes, y dicen que disfrutan más la misa porque ahora la entienden.
Nos llamamos Familias Invencibles
de Alemania para el Tercer Milenio (FIAT) y decimos que somos “Invencibles” no
porque seamos más listos ni más fuertes, sino porque hemos puesto a Dios y los
valores en el centro y a María, que nos ayuda muchísimo, y ninguna enfermedad,
paro o división nos apartará de nuestro objetivo que es cumplir la Voluntad de
Dios.
No todo es bonito y de color de
rosa, por supuesto nos enfrentamos también a muchos retos y desafíos. Por
ejemplo, el grupo crece y ya no cabemos en las casas… Un día nos fuimos a la
parroquia porque nos dio la charla el Padre Tobías, un sacerdote alemán
encantador, pero este año los bajos se han inundado y lo están renovando todo,
van a tirar el edificio entero y no podremos usarlo en muchos meses… Y además
este sacerdote está únicamente de paso, no lo destinan de forma permanente…
También el idioma es un desafío, pues tenemos familias de varias
nacionalidades. Si continuamos en español nos cerramos a crecer, si pasamos a
alemán o inglés se nos irían muchas familias que están ahí precisamente porque
el grupo es en español y quieren que sus hijos hablen español…
Un buen día se nos unieron dos
familias protestantes: mis vecinos alemanes, los cuales no saben español pero les encantó el grupo. Les pareció una idea genial, dijeron que crearían su propio grupo algún día. En Alemania hay muchos
protestantes y pocos católicos, pero bueno, estas cosas no nos tienen que
inquietar porque Dios sabe más y Él provee, nosotros únicamente tenemos que
orar, ponernos en manos del Señor y de María y ellos nos indican lo que debemos
hacer y nos dan la fuerza para cumplirlo. Además, hemos notado que trabajar por
el Señor desde FFII, aunque a veces nos agota, nos ha traído innumerables
bendiciones para nosotros y nuestros hijos.

Hay grupos de FFII prácticamente
en toda España y en Frankfurt Os animo a probarlos si tenéis hijos, son una
maravilla y un bien muy necesario para esos años en que los niños son menores y
apenas tenemos tiempo de acudir a otros grupos y actividades. De jóvenes y
adultos ya elegirán ellos dónde desean implicarse e irán donde Dios les ponga,
si es que les hemos enseñado a escucharle y les hemos dado una formación
religiosa sólida y alegre. Nuestros hijos son nuestra primera responsabilidad,
es de lo primero de lo que se nos va a pedir cuentas y hemos de formarlos muy
bien y darles ejemplo y en FFII se nos da la posibilidad de crear esos entornos
únicos y originales, alegres y variados, creados por los propios padres, donde
el Señor actúa para su Gloria. ¡Todo sea para su Gloria! Amén.