30 marzo 2019

A ganar o morir... (IV Domingo de Cuaresma)

"...y nadie le daba de comer" (cfr. Lucas 15, 16)

Nadie le daba de comer... Al hijo pródigo, que contemplamos en el evangelio de hoy (Lucas 15, 1-3. 11-32), nadie le daba de comer. En otra versión, el evangelio dice "nadie le daba nada" (Lucas 15, 1-3.11-32)

Nadie. El hombre de hoy, lejos de Dios, tiene hambre y sed. Pero no encuentra en este mundo nada ni nadie que le colme esa hambre y esa sed. Nada ni nadie. 

¿Y nosotros? ¿Nos encuentra a nosotros? ¿Encuentra en nosotros ese "ministerio de la reconciliación" del que habla San Pablo en la segunda lectura?

 "Todo esto proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo 
y que nos confirió el ministerio de la reconciliación." (2 Corintios 5, 18)

El Señor, una vez más, en su infinita Misericordia, nos hace partícipes de su plan de Amor y Redención de la humanidad. Quiere contar con nosotros, no quiere hacer nada sin nosotros. Nos invita a dejarnos hacer por el Espíritu Santo a imagen de su Corazón y, como Él (cfr. Lucas 15, 20), salir al encuentro del hijo de sus entrañas que está perdido en medio de este mundo que no puede llenar el corazón del hombre.

Nosotros hemos encontrado en su Corazón aquello que nos colma, aquello que nos convierte en criaturas nuevas:

 "El que vive según Cristo es una criatura nueva. Para él todo lo viejo ha pasado, 
ya todo es nuevo" (cfr. 2 Corintios 5, 17)

Yo hoy miro mi vida y me pregunto: ¿me lo creo? ¿Me creo que soy una criatura nueva en Cristo? Y si me lo creo... ¿se me nota? Y si me lo creo... ¿lo comparto con este mundo que muere de hambre y sed como lo que es, el mayor tesoro que he encontrado, aquello que da sentido a mi vida? ¿Ejerzo el ministerio de la reconciliación, como embajadora suya (cfr. 2 Corintios 5), a imagen de Cristo, dejando que por mi medio Dios exhorte a aquellos que realmente no le conocen, aquellos que vagan buscando aquello que sólo Cristo puede darles? ¿Tengo compasión del Corazón herido de Dios, que sigue esperando cada día la vuelta de sus hijos, y colaboro con Él para que sus hijos vuelvan a casa? ¿Soy consciente de que esto es una guerra sin tregua, en el "campo de juego" del mundo, contra el mal y por la salvación de las almas?

"Somos embajadores de Cristo, como si Dios mismo os exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!" (cfr. 2 Corintios 5, 20)

¿O me estoy reservando la vida...? 

Canción: A ganar o morir
Autor: Kiki Troia

 

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