Hace unos días tuve ocasión de ir a uno de los preestrenos de la película-documental "Madre ven".
Os voy a ser sincera: cuando surgió la peregrinación sobre la que se basa esta película, "algo" oí de ella. Pero no mucho porque no le presté demasiada atención en ese momento. Aún así, si sobre el tema me llegaba alguna noticia a través de las redes sociales la compartía (reconozco que sin profundizar en su contenido demasiado), pero tampoco andaba pendiente de buscarlo.
Y eso que, según escuché, la propuesta había nacido en el seno de mi Diócesis...
Lo que sí me llegó, como voluntaria del Cerro de los Ángeles, es información sobre la finalizacion de la peregrinación en este lugar y los actos programados vinculados a su acogida. Y pensé: "Bueno, Madre, al menos participaré en esta ocasión, aunque sea al final". Tampoco pudo ser...
Por aquellos días escuché que la imagen sería introducida en el convento de las Madres Carmelitas del Cerro, donde quedaría custodiada. Y ahí sí, en el último suspiro, me acerqué al Cerro y entré en la iglesia del convento.
En ese momento solo había una mujer rezando en semioscuridad en uno de los bancos de la derecha, frente a la imagen. Así que me acerqué y me puse de rodillas ante Ella. Y sí, he escrito bien "Ella" con mayúscula. Porque ante la oración de mi corazón ("Madre, perdóname por llegar tan tarde a verte, ya al final") y el cruce de nuestras miradas, experimenté una presencia poderosa de María a través de esta imagen. Era Ella, nuestra Madre del Cielo, la que me miraba y sonreía. Y estaba contenta de mi visita, tan pobre y desastrosa, como yo misma soy. No pude evitar que se me saltaran las lágrimas y aún ahora, al recordarlo, tampoco puedo evitarlo.
Cuando acudí al preestreno no llevaba ninguna expectativa concreta al desconocer en profundidad el tema, pero para mí Goya Producciones ya es sinómino de calidad. Y no me defraudó. Primero, por ver TODO lo que hay detrás de tan gran y hermosa peregrinación mariana como ha sido "Madre ven", tan maravillosamente plasmado en la pantalla (y de lo que no pienso adelantaros nada para que podáis descubirlo asombrados, como yo lo hice. Solo diré ¡qué grande nuestra madre Iglesia en sus pequeños hijos!). También por disfrutar de testimonios que me emocionaron profundamente y corroboraron que lo que yo había experimentado en su día en el Cerro no había sido un sueño sino una bella realidad, un inmenso regalo de nuestra Madre. Porque Ella ha venido a vernos, a todos, y ha cruzado su mirada con muchos, muchos... los que nos hemos puesto "a tiro".
Mañana se estrena en los cines de muchas ciudades españolas esta espléndida película-documental. No puedo más que recomendarte que vayas a verla. Porque el regalo no es solo para los que ya lo hemos experimentado. Te invito a que dejes a María tocar tu corazón como el de tantos y tantos ante su mirada. Te invito a dejarte sorprender por los regalos de la Madre.
Ahora la Virgen viene a verte a ti. ¿La recibirás?