17 abril 2017

TESTIMONIO - Mi encuentro fue en una mirada

Hoy nos comparte su testimonio Pablo Fernández-Martos. Un viejo y muy querido amigo del que aprendí sobre todo el amor a la Virgen. Debo reconocer que cuando le conocí, aún seminarista, me chocó mucho ver a alguien que rezaba el rosario completo todos los días. ¡Incluso en las marchas de los campamentos! Fue todo un testimonio silencioso y orante de amor a la Madre que me caló profundamente y que aún recuerdo con cariño.

MI ENCUENTRO FUE EN UNA MIRADA

Hola

Mi nombre es Pablo, soy sacerdote y desde hace 4 años trabajo en el Sur de Chile como director espiritual del Seminario más austral del mundo, en Villarrica.

Me han pedido un breve testimonio de mi encuentro con Cristo, y aquí van unas letras para compartirlo. La verdad es que es bien sencillo.

Hace ya muchos años, siendo yo un niño de 12 años, tuvimos una convivencia con la parroquia en la que yo participaba en Madrid. Yo siempre fui un niño piadoso de una familia muy religiosa, con unos padres que siempre me inculcaron la fe como lo primero y más importante en mi vida. Por una serie de carambolas de la vida, pude hacer mi primera comunión con 6 años y sin duda ese encuentro con Jesús marcó mucho mi vida, porque desde entonces me acercaba con mucha frecuencia a comulgar, siguiendo los buenos ejemplos de mi casa.

En aquella ocasión fuimos con el grupo juvenil de la parroquia y un sacerdote nos ofreció su testimonio vocacional. Yo no recuerdo quién es, ni tampoco muy bien lo que dijo, pero sí recuerdo que me miraba, y que en aquella mirada yo lo entendí todo de una vez. Cuando salí de aquella misa, dije: Yo quiero mirar así, tengo que ser sacerdote. Fue así, muy simple. Me fui a mi casa y se lo dije a mi madre, que me dio buenos consejos y me ayudó a mantener viva esa llamada, al tiempo que me recordaba sus exigencias. Después busqué un director espiritual que me fue educando el corazón y avivando la llama que esa mirada había puesto en mí.

Fundamental fue también la Virgen María, que siempre ha estado muy presente en mi vocación, a la que consagré mi vida desde el primer momento y que siempre con suavidad me ha enseñado a mirar siempre a su Hijo.

Esa mirada ha quedado muy grabada en mi corazón y en la memoria, y de cuando en cuando el Señor me la vuelve a mostrar, en enfermos, sacerdotes, religiosos y en San Juan Pablo II, al que pude saludar en alguna ocasión. Y muchas veces con los ojos cerrados ante el Santísimo Sacramento... ahí está siempre esa mirada, que me recuerda que soy amado y que debo mirar así, como Él mira. Recostado en el Pecho del Señor, escuchando su Corazón, siempre reconozco esa mirada que me recuerda: por encima de tus debilidades, de tus pecados, de tus torpezas, de tus complejos, de tus capacidades y éxitos, de tus alegrías y penas, ¡eres amado!

Así que mi encuentro fue en una mirada. Así de simple, así de grande. No dejes de mirar como te mira el Señor y de pedir que te dé un corazón como el suyo, del que brota una mirada como la suya, llena de bondad y Misericordia.

Dios os bendiga.

Pablo

Canción: Nadie me ha mirado así
Autor: Carlos Dorado
https://youtu.be/_JPCj4QvnTg