03 julio 2018

Pequeñas ideas para la oración (3ª parte)

Ya llevamos unos días sonriendo a Jesús y dejando que nos envuelva en su sonrisa; y mirando a Jesús y dejándonos mirar por Él.

En ello estaba, gozándome, cuando María me susurró: "Dile que le quieres. A Jesús. DILE QUE LE QUIERES".

Cuántas veces acudimos a la oración con el corazón cargado. Y eso es maravilloso, porque no hay mejor lugar que su Divino Corazón para descansar el nuestro.

Pero acuérdate de que el Corazón de Jesús es un Corazón de hombre. Le encanta que le compartas tus cosas y te desahogues con Él. Pero si después queda ahí todo... le duele. El Corazón de Cristo es profundamente sensible para el amor...

Dile a Jesús que le quieres. Dale las gracias, sí. Pero sobre todo dile que le quieres. Porque el Corazón de Cristo desborda de Amor por ti y desea profundamente ser correspondido a ese Amor por ti.

Santa Teresita del Niño Jesús lo dice con palabras aún más bellas: "He aquí todo aquello que Jesús espera de nosotros: no tiene necesidad de nuestras obras, sino sólo de nuestro amor. Tenía sed, pero diciendo: Dame de beber, el Creador del universo pedía amor a su criatura. Tenía sed de amor."

Y el mismo Corazón de Jesús compartió su dolor con Santa Margarita de Alacoque: "He aquí este Corazón, que ha amado tanto a los hombres, que no se ha reservado nada hasta agotarse y consumirse para demostrarles su Amor, y en respuesta no recibo de la mayor parte sino ingratitud, ya por sus irreverencias y sacrilegios, ya por su frialdad y desprecio con que me tratan en este Sacramento de Amor (...) Al menos tú ámame."

Dile que le amas. Consuela su Divino Corazón herido de Amor y que tan pocos corazones corresponden a ese Amor. Que Jesús de verdad pueda encontrar consoladores... (cfr. Salmo 69, 21)

Al menos tú ámale...


Canción: Nadie te ama como Yo
Autor: Martín Valverde
https://youtu.be/EmsjHnEBrc0