28 junio 2017

TESTIMONIO - Me gusta ser misionero, consagrado, sacerdote, servidor...

Hoy nos comparte su testimonio el padre Abel, sacerdote claretiano, padre espiritual y amigo. Ya nos escribió hace un tiempito la preciosa "Historia de una bufanda". Hoy el testimonio es más personal aún, vinculado a la hermosa historia de Amor de Dios en su vida. 


ME GUSTA SER MISIONERO, CONSAGRADO, SACERDOTE, SERVIDOR...


He venido a la playa para iniciar la escritura del testimonio de mi vida, asumiendo la invitación de Elena. Al observar el horizonte mi primera constatación es que mi vida es un continuo encuentro de mundos que no desean ser conquistados sino amados y, muchas veces, también sanados y/o reconciliados. Soy misionero y vivo en España, soy bautizado y ejerzo como presbítero en la Congregación de Misioneros Claretianos, me siento lleno de vitalidad y a la vez muy necesitado de mis hermanos y hermanas.

Me encontré con Dios antes de nacer, ya que desde el vientre materno mi madre me ha tenido que proteger tanto de personas como de acontecimientos que me podían haber privado de la vida que hoy gozo. Mi madre me ha enseñado a decir que sí a Dios y a la vida. Por gracia del Altísimo, nací en Colombia, en donde he aprendido a buscarle en todo tipo de personas y situaciones: en mi familia, en el colegio Claret de la ciudad de Cali, en los amigos de infancia, en los de la adolescencia y en los de la juventud. Con los scouts aprendí a encontrar a Dios en la naturaleza; en la parroquia de mi barrio aprendí a encontrarlo en la fe de la comunidad; en los pobres aprendí a encontrarlo en los sufrientes y necesitados; en la Vida Consagrada y en mi Congregación Claretiana he aprendido a encontrarlo en infinidad de respuestas (“Sí”, “hágase”)… Pero donde más siento que se hace presente es en la familia, la de sangre y la carismática, la humana, la que sufre y se acompaña mutuamente, la que lucha y se supera, la que cada día tiene que volver a levantarse y perdonarse, la de la comunidad, la de los que se aman siendo distintos.

Fui bautizado con 9 meses de vida, hice la primera comunión con 8 años, hice mi primera profesión como Misionero Claretiano con 21 años y fui ordenado presbítero con 27. A lo largo de este proceso, el Dios con el que me he ido encontrando nunca ha sido estático, ni ha estado encerrado, ni es unipersonal ni mucho menos separatista, siempre se deja reconocer en comunión con otros. El Dios con el que me he ido encontrando no se deja atrapar, encerrar o manipular, aunque por amor se conmueve en sus entrañas y lo da todo para que tengamos vida abundante (Cf. Jn 10, 10b)

El Dios con el que me he ido encontrando es más grande y profundo que el mismo océano que contemplan mis ojos, pero por amor se hace pequeño y resalta su sencillez dejándose reconocer en los que son como niños. Su palabra se escucha en todos los idiomas y en todos los rincones del mundo, así que todos Le podemos escuchar. Esto me anima a ser misionero, pues sé que quiere hablar, ser escuchado y acogido en el corazón de todo hombre y mujer. El Dios con el que me he ido encontrando va a la escuela con los estudiantes, al trabajo con los currantes, a la playa con los de espíritu libre, a la montaña con los que se esfuerzan, al desierto con los que buscan intimidad, al parque con los que se relacionan… y a la vez no le gusta salir de casa si hay alguien enfermo, en prisión o se ha encerrado en sí mismo, pues es en nuestro corazón donde quiere habitar por siempre.

Delante del sagrario también te digo que el Dios con el que me voy encontrado es misericordia, compasión, silencio, escucha, luz, abrazo, caricia, beso, amor sin límites, cuenco que recoge las lágrimas de los corazones afligidos...
El Dios con el que me voy encontrando es muy relacional, cercano, de todos los colores, condición social, nacionalidad, edad, religión…
El Dios con el que me voy encontrando y que cada vez me cautiva más, es sobre todo Corazón traspasado, herido de amor, entregado, hecho pobre y en total obediencia el Padre. Es un Dios de brazos abiertos y manos con callos de tanto trabajar trayendo la paz. Es un Dios con los pies llenos de polvo al salir a los caminos para acoger a los peregrinos e inmigrantes. Es un Dios comunidad (común-unidad), de personas distintas y ninguna se consigue sentir ni más ni menos que los demás, porque los une el amor y el reconocimiento de que sin los otros desaparecemos.

Me gusta ser misionero, consagrado, sacerdote, servidor de los que buscan a Dios y con sencillez de corazón se dejan encontrar, sorprender, animar, se dejan ayudar a vivir. Y por ello mismo me duele la indiferencia y el estar acomodados “en lo de siempre” y “con los de siempre”, que no siempre son los más necesitados, los que desde las periferias estiran sus manos anhelando sentir nuestras manos de hermanos y convencidos creyentes.

Del Dios con el que me voy encontrando aún me queda mucho por conocer, amar, servir, y alabar… Confío que con su gracia pueda seguir en el camino que me lleve a llegar, de la mano de otros, a su Reino, que quiere hacerse presente aquí en la Tierra. Amén.


18 comentarios:

  1. Mil gracias padre Abel por su testimonio! En sus Eucaristías nos da homilías que nos hacen reflexionar en lo que somos como cristianos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario, Manuel :-) Que Dtb+

      Eliminar
  2. Hermoso testimonio!... Padre Abel, Dios te siga bendiciendo y llenando de gracias para que sigas llegando al corazón de tu pueblo con tus homilías.

    ResponderEliminar
  3. Gracias P Abel por tu testimonio . Le doy gracias a Dios por ese alma misionera que Él ha puesto en ti . Soy testigo de cómo tl Señor te usa y te disfruta , sí , él disfruta escuchándote , observándote, viéndote crecer ....eres un instrumento agradable y a su gusto .
    Un abrazo ,en la CSCV ya empezamos a añorarte .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por compartir, Pepy. Y gracias a toda la CSCV por vuestra acogida y cariño al padre. Sí, ya empezamos a añorarle :-) Dtb+

      Eliminar
  4. Muchas gracias por tu testimonio y por todo lo q trasmites !!
    Espero poder volver a disfrutar y meditar tus homilias .
    Q el Señor te siga utilizando mucho allí donde estés

    ResponderEliminar
  5. Gracias por este precioso y entrañable testimonio Padre Abel.
    Vayas donde vayas encontrarás motivos para alabar a Dios y ser inmensamente feliz pues tienes a Dios contigo.
    Cuenta con mi oración para que tu misión sea conforme a la voluntad de Dios. Dios te bendiga siempre

    ResponderEliminar
  6. Te he visto crecer como persona , como amigo y hermano, me siento afortunado de poder compartir contigo unas experiencias que nos han hecho mas humanos y misericordiosos. Espero seguir teniendo el privilegio de compartir contigo el amor de Dios y poder transmitir esa felicidad que tu también sabes hacerlo. Gracias por tu vida y adelante te espera nuevas y satisfactorias experiencias en cada día de tu vida

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días, Julián, muchas gracias por tu comentario y tu compartir :-) Dtb+

      Eliminar
  7. Maria Elena Trujillo Cardona1 de julio de 2017, 10:33

    Hermoso testimonio padre Abel Mauricio. Es linda la vida que escogiste. Cuando Dios está con uno nada falta. Abrazos. Saludos a tu mamá.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. María Elena, muchas gracias por tu comentario :-) Dtb+

      Eliminar
  8. Padre Abel me alegro conocerte. Eres todo testimonio. El Señor está contigo y tu con él y con cariño lo llevas a cada uno nosotros. Nuestro Señor te seguirá colmando de dones allí donde te encuentres. Enhorabuena. Gracias.

    ResponderEliminar
  9. Padre Abel, como me alegro saber de ti y de todo lo que ha hecho el Señor contigo!!! Qué maravilla!!! Un gusto haberte conocido. Un abrazo

    ResponderEliminar