26 noviembre 2016

Fidel Castro ha muerto. ¿Alegría o tristeza?

Desde esta mañana temprano he recibido mensajes donde había alegría por la muerte de Fidel Castro y se podían leer frases como "lástima de vida aquella que deja alegría cuando te mueres".

Y la verdad es que, como cristiana, este tipo de frases son las que me dan lástima. Y no sólo eso, me producen profundo dolor. Porque pienso en todo lo que conlleva algo así.

Ciertamente, puede que a lo ojos de algunas personas de nuestro mundo vidas como la de Fidel Castro era mejor que no hubieran existido. Incluso algunos ya piensan en que, por fin, se ha ido al infierno.

Pero yo me pregunto: ¿acaso cualquiera de nosotros se puede permitir el lujo de juzgar a otro ser humano? ¿Pero quiénes somos nosotros para condenarle? Yo no puedo. Porque miro mi vida a la luz de Cristo crucificado y sólo veo Misericordia y redención, nunca condenación.

Aún así, hagamos un ejercicio de ponernos en el lugar de Dios (en fin...) y afirmar que Fidel Castro está condenado. ¿Acaso podemos felicitarnos y alegrarnos por ello? Cristo derramó hasta la última gota de su preciosa Sangre para que ninguno, ninguno, se perdiera. No llego ni alcanzar a imaginar el profundo e inmenso dolor que debe sentir el Corazón de Cristo ante un hijo que se le escapa. Alegrarnos por algo así no es más que una victoria del enemigo, de ese que sí se alegra por la condenación de los hijos de Dios.

Estamos celebrando el centenario de las apariciones de la Virgen en Fátima. Creo que no nos vendría mal recordar en esta mañana (y casi cada día de nuestra vida, en medio de este mundo pobre y en tinieblas que nos rodea) lo que la Virgen les dijo a los pastorcillos: "Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues muchas almas van al infierno porque no hay quien se sacrifique y pida por ellas".

Voy a compartiros algunas de las palabras de la homilía del Papa Juan Pablo II en la beatificación de Francisco y Jacinta (podéis encontrar la homilía completa pinchando aquí. No tiene desperdicio, os animo a leerla completa):

"El mensaje de Fátima es una llamada a la conversión, alertando a la humanidad para que no siga el juego del "dragón", que, con su "cola", arrastró un tercio de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra (cf. Ap 12, 4). La meta última del hombre es el cielo, su verdadera casa, donde el Padre celestial, con su amor misericordioso, espera a todos.
Dios quiere que nadie se pierda; por eso, hace dos mil años, envió a la tierra a su Hijo, "a buscar y salvar lo que estaba perdido" (Lc 19, 10). Él nos ha salvado con su muerte en la cruz; ¡que nadie haga vana esa cruz!"

Una noche, el padre del pequeño pastorillo Francisco lo oyó sollozar y le preguntó por qué lloraba. El hijo le respondió: "Pensaba en Jesús, que está muy triste a causa de los pecados que se cometen contra Él".

Creo que el Señor está muy triste hoy. Triste por tantos que escogen el mal en lugar del bien. Triste por tantos que se están jugando la Salvación. Y triste porque los cristianos no siempre somos lo que tenemos que ser: luz en medio del mundo. Privilegiados pecadores llamados a poner su pequeño granito de arena en la construcción del Reino. Privilegiados que se nos ha concedido conocer y gozar del inmenso Amor de Dios y colaborar con Él para que ninguno se pierda con nuestra oración y sacrificios.

No le sigamos el juego al "dragón". ¡No hagamos vana la cruz de Cristo!


Hoy sábado, día de la Virgen, encomiendo en sus manos de amorosa Madre el alma de Fidel Castro y la de tantos que hoy llegarán a la meta a la que todos llegaremos. Que por su poderosa intercesión ninguno se pierda y que nos dé a nosotros un corazón misericordioso a imagen del de su Hijo. Amén+

Canción: Ave María
Autor: Robert Prizeman
Intérprete: Libera
https://www.youtube.com/watch?v=91ucurJ4yAw