08 enero 2015

Aquí está el Cordero

Casi casi hemos terminado el tiempo de Navidad. Un año más hemos recordado que Dios se hizo hombre por nosotros. Este Dios humilde y sencillo, mucho más de lo que somos nosotros, se abajó hasta nacer sobre el suelo. Y para contemplarle nos invita a bajar nuestra mirada.

Porque el Cordero está ahí, en el suelo. Porque Dios habita entre su pueblo, en medio de nosotros. Es el Cristo que vino a dar la vida por Amor. El que pone a un niño en medio de nosotros para mostrarnos cómo es el corazón del que construye verdaderamente el Reino. El que se pone de rodillas para lavarnos los pies, invitándonos a hacer lo mismo con nuestros semejantes, a acoger y limpiar las heridas del prójimo que viaja a nuestro lado hacia el Cielo, sus hermanos, nuestros hermanos.

Este es el Cordero de Dios. Y si quieres caminar a su lado, si quieres vivir con y como Él, no puedes mirar "desde lo alto". Porque Dios ha nacido en el suelo y porque tus hermanos están ahí también, abajo.

Y esto se vive en las pequeñas cosas, en los pequeños detalles. Con una simple mirada. En algo tan sencillo como cuando damos la paz en Misa o rezamos todos juntos el Padre Nuestro. Mi prójimo no me puede ser indiferente, porque en él, ahí, está el Cordero. En el hermano que está a mi lado y va a comulgar como yo al Señor. No puedo darle la paz de forma distraída, sin mirarle a los ojos y sonreírle, sin desearle de verdad de todo corazón que la paz de Dios habite en su vida y su alma. No puedo rezar a su lado el Padre Nuestro sin reconocer y vivir desde lo más profundo de mi ser que es "nuestro" y no sólo mío, pidiendo sólo por lo mío y para mí.

Si somos cristianos auténticos debemos marcar la diferencia en estas pequeñas cosas. Porque el que tiene hambre y debo darle de comer (hambre no sólo de pan, que también, sino de amor, de paz, de cariño, de escucha, de consuelo, de.........) es el que está a mi lado en el trabajo o en los estudios; porque el que está desnudo y debo vestirle (desnudo de comprensión, de Misericordia, de.......) es ese que está a mi lado en el autobús o el metro; porque el que está enfermo y necesita que le visitemos (enfermo de consumismo, de egoísmo, de rencor, de...........) es el que me cruzo en la calle o en el ascensor camino a mi casa (cfr. Mateo 25, 31-46)

Hoy os invito a rezar con una canción de nuevo, pero lanzándoos un desafío: llevarla en el corazón (al menos el estribillo) y cada vez que os encontréis con un hermano dejad que vuestro corazón os recuerde: aquí está el Cordero. Y cuando vayáis a la Eucaristía o a rezar ante el sagrario o el Santísimo, llevad en vuestros corazones a todos aquellos que os hayáis encontrado, los que viven y pasan a vuestro lado, los más cercanos y los desconocidos.

Porque en esto nos los jugamos todo.




Canción: Aquí está el Cordero
Autor: Son by Four
https://www.youtube.com/watch?v=REphyyL5XV4