22 noviembre 2014

Todo estará bien...

Estamos ya en otoño. Las hojas ocres de los árboles van cayendo a nuestro alrededor y nos recuerdan la cercanía del invierno. Los árboles se preparan para "morir" a sí mismos, para donar todo lo que tienen y todo lo que son. Para despojarse de su belleza exterior y recogerse en su interior. Y pronto, muy pronto, vendrá de nuevo la primavera con su salvaje y cautivadora belleza, llena de vida y de fuerza... una vida que brotó del letargo invernal.

El otoño es tiempo de recogerse, de profundizar en nuestro interior. De despojarnos de todo lo que nos sobra y dejar que nazca en nosotros una vida nueva. El tiempo litúrgico nos ayuda a ello: pronto llegará el Adviento, después la Navidad, luego la Cuaresma y finalmente, con su belleza salvaje y llena de vida, la Pascua.

Pero para poder vivir esa vida nueva, es necesario antes morir...

Y morir nos da pánico. Porque implica una absoluta confianza y un absoluto abandono. Porque muchas cosas parece que nos superan: lo que nos descoloca, lo que no nos gusta, lo que esperamos pero nunca se realiza... enfermedades, necesidades económicas y afectivas... Porque hay muchas cosas en nuestra vida que nos hieren pero sin embargo no somos capaces de soltarlas y abandonarlas en sus manos...

...aunque "sabemos que en todas las cosas interviene el Señor para bien de los que le aman" (Rom 8, 28)

Ahí, en medio de todo eso, está el Señor.

Cuando la noche está más oscura, es que va a amanecer... Todo estará bien...


Tema: Todo estará bien.
Intérprete: Son by four
https://www.youtube.com/watch?v=PQf6KhG9Qyo



15 noviembre 2014

Si el grano...

Cuando leemos la vida de los santos, vemos que una de las muchas cosas que tienen en común es la persecución. Si ya lo decía el Señor:

<<Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo". 
Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán>> (Jn 15, 20)

Y esta persecución es muy actual. Soy testigo de ello: personas que intentan hacerte pasar "por el aro" (por el suyo, por supuesto) y cuando te niegas te juzgan y etiquetan, expandiendo las lindezas de su juicio por doquier y olvidando que no somos posesión de nadie, que para ser libres Cristo nos ha liberado (cfr. Gál 5, 1) y que nuestra vida únicamente le pertenece a Él; personas que están empeñadas en poner en ti una paja que no te corresponde, porque no son capaces de asumir y corregir la viga que ellos llevan (Mt 7, 3-5); personas que no son capaces de bajarse del trono donde se han puesto a sí mismas para compartir la vida de aquellos que miran por encima del hombro y que ya han asumido "que son así y no van a cambiar" (cfr. Jn 8, 1-11); personas que, por envidia, "matan" a otras personas hundiendo públicamente su buena fama, pero a las espaldas y sin hablar directamente con aquellos a los que enjuician (cfr. Lc 12, 1-3); personas cobardes e incoherentes que, por no enfrentarse al resto y seguir la corriente, dejan que sus hermanos queden heridos y apartados (cfr. Mt 26, 69-75)... y tantos otros ejemplos...

Con toda su pobreza, los santos intentaban vivir todo esto desde el amor y el perdón. Abrazaban la cruz de Cristo, sabiendo que ahí estaba su salvación y la de toda la humanidad. Comprendían que debían morir a sí mismos para dar frutos de vida eterna. Porque:

"En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, 
queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, 
y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna" 
(Jn 12, 24-25)

Todos los días debemos ventilar nuestras casas. Los expertos dicen que con 10 minutos basta. Estos días de viento frío, lo que más apetece es cerrar cuanto antes las ventanas y mirar a través del cristal cómo la naturaleza va muriendo a sí misma, con la promesa de una vida nueva en primavera.

También debemos ventilar nuestras almas. Dejar que el viento purificador del Espíritu nos invada y nos renueve. Que aparte todas esas insidias y maldades, y nos empuje a una vida en santidad. Y después cerrar las ventanas de nuestras almas, porque nuestro "castillo interior" (en palabras de Santa Teresa de Jesús) sólo le pertenece a Cristo.

Pero no estamos llamados a encerrarnos en nosotros mismos. Al contrario: nuestro cristal debe permanecer limpio. Debemos ser transparencia de Cristo, como los santos. Que en nosotros le vean, que nuestras vidas sean transparencia de su Gloria. Que en nosotros sólo vean servidores de Cristo (cfr. 1 Co 4, 1).

Como los santos, debemos morir a nosotros mismos para que Cristo SEA en nosotros. Sabiendo que donde quiera que vayamos y en cualquier situación que estemos viviendo, Jesucristo está. Ven, Espíritu Santo, y elévanos siempre más y más alto...


Canción: Far Away
Intérprete: Libera
https://www.youtube.com/watch?v=kCpszpAZcA0



12 noviembre 2014

Eras Tú...

Hay veces que en nuestra vida nos despistamos. Parece que el Señor ha retirado su mano de nosotros y densas tinieblas invaden nuestra alma. Perdemos el rumbo, nos alejamos del Amor, nos alejamos del Señor...

O al menos eso parece...

... porque, en el fondo, es sólo apariencia. Y, en el fondo, LO SABEMOS. Sabemos que esto pasará, que Él jamás nos deja. Que siempre, SIEMPRE, está a nuestro lado. Él nos levanta, continuamente, de allí donde estamos postrados. Él siempre nos muestra otro camino allí donde parece que todas las puertas se han cerrado. Él siempre nos da nueva vida allí donde parece que el pasado y sus heridas nos ahogan...

Pero hay que hacer una apuesta: PONER A CRISTO EN EL CENTRO. Dejar que realmente Él reine y sea el Señor de nuestra vida. Sólo así todo estará en su sitio y volverá la paz...

¿A qué estás dispuesto a renunciar y dejar morir en tu vida para que Cristo reine? ¿Cuán pequeño estás dispuesto a ser? ¿Cuánta humildad hay realmente en ti?

Porque "Dios es... y eso basta..." (San Francisco de Asís)


"Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. 
Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; 
y todo esto se os dará por añadidura" (Mt 6, 32-33)


Canción: Eras Tú
Autor: Jesús Adrián Romero



02 noviembre 2014

Y ahora...qué?

"Dios, rico en Misericordia, por el gran Amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo - estáis salvados por pura Gracia -; nos ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el Cielo con Él, para revelar en los tiempos venideros la inmensa riqueza de su Gracia mediante su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe. Y esto no viene de vosotros: es don de Dios. Tampoco viene de las obras, para que nadie pueda presumir" (Efesios 2, 4-9)


Por pura Gracia ya hemos sido salvados... Si nos paramos a pensarlo, esto es algo tremendo... Por pura Gracia, por pura Misericordia, ya hemos sido salvados. Cristo ha muerto y ha resucitado por nuestra Salvación. Ha derramado hasta la última gota de su preciosa Sangre por Amor, por puro Amor gratuito.

Y ahora... ¿qué vamos a hacer con esta Salvación? 

Al igual que si fuéramos invitados a asistir al concierto de Año Nuevo en Viena, se nos invita a prepararnos. Tal vez para asistir al concierto no compraríamos ropa nueva, pero sí procuraríamos vestir del modo más elegante que pudiéramos con la ropa que tengamos. Porque es un acontecimiento hermoso en un lugar hermoso... y encima salimos por la TV.

Así mismo, pero MUCHO MÁS, para entrar en el Cielo. No tenemos que "ganárnoslo" porque ya nos ha sido regalado. La Salvación de Cristo está completa, no hay que añadirla nada. Pero hay que engalanarse, con un traje mucho más hermoso que para ir a Viena, porque el lugar al que vamos es con mucho lo mejor.

Y el Señor pone sencillos instrumentos (los sacramentos, la oración, el rosario...) a nuestro alcance para engalanar nuestra alma e interceder por aquellos hermanos que no tienen la dicha de saberse profundamente amados y salvados, o aquellos que, aun sabiéndolo, viven angustiados pensando que se lo tienen que ganar.

Pero hay un camino incluso mejor... DEJARSE HACER. Sencillamente dejarse hacer por el Espíritu Santo. Él sabe mejor que nosotros cómo ponernos "guapos", por dentro y por fuera. Porque cuando uno vive en la voluntad del Señor, dejándose inundar por su Amor y su paz, te empuja a transparentar a los que nos rodean y aquellos con los que nos encontramos ese mismo Amor... y eso nos pone hasta más hermosos, con un rostro que irradia a Cristo.

Es que su Amor no tiene medida...

Canción: Amado Dios
Autor: Jonatan Narvaez
https://www.youtube.com/watch?v=4JF-nnxEB0g&index=3&list=PLobDvZUt8mZ1JKgvZ883IYqr_aR26_JkV